Monday, August 5, 2019

EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO DE SABINO ARANA

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   (DE JUAN CARLOS RUIZ FRANCO)                                                   En 1899, Sabino Arana , eligió a una joven aldeana de Pedernales, ya que en aquel momento seguía creyendo que en el campesino vasco están intactas las virtudes de la raza, aún no corrompidas por la invasión maketa. Además, había nacido en Busturia, supuesto lugar de nacimiento de Jaun Zuría, el héroe vizcaíno que venció a los españoles en Arrigorriaga. En cuanto a su pureza vasca, del nombre, Nicolasa Achicallende Iturri, Sabino duda del primer apellido, pero pronto se queda tranquilo al saber que procede de la unión de “Achica” y “Allende”, y que es un apellido único en Vizcaya. Tras mucho pensarlo, decide que Allende no es suficientemente vasco y que se lo suprimirá, quedándose sólo con “Achica”. Y queda totalmente reconfortado cuando logra localizar ciento veintiséis apellidos de su futura esposa, en forma de árbol genealógico, todos ellos vascos. Me ha dado bastante que pensar el apellido de mi amada, con ser aldeana y todo. Es un apellido único en Vizcaya, que sólo allí existe: Achica-Allende. Aparecía mixto, y acordado estaba en el partido nacionalista de acá que los mixtos se han de tener como puros euskéricos para los efectos de la clasificación de los individuos; pero, asi y todo, estaba yo muy intranquilo. Me propuse recorrer los libros de bautizados antes de que trascendieran al público nuestras relaciones, y así lo hice. De esta manera pude llegar a hallar la incógnita y tranquilizarme: pues resulta que el apellido no es así, sino simplemente Achica; el allende lo adoptó, por vez primera, un tío de su padre, y sólo porque ya entonces (dentro de este siglo) le llamaban al caserío Achica, en Rigoitia, ya Achica de abajo, ya Achica-allende, para distinguirle de otro Achica contiguo. Pero el padre de ese primer Achica-allende se apellidó simplemente Achica, y lo mismo sus antepasados. Con este motivo son ya 126 los apellidos de mi futura esposa que tengo hallados y puestos en cuadro sinóptico o árbol genealógico: todos ellos son euskéricos. Procuraré suprimir el allende ".                                                                                                       Como era de esperar, el compromiso no es bien visto por su familia. Pero tampoco los de Busturia están muy tranquilos, ya que creían que se trataba del típico devaneo de un jauncho, o señorito, con una aldeana, para aprovecharse de su diferencia de condición. Pero no había nada que temer, porque el propósito de Sabino no era abusar de la chica; de hecho, él mismo reconocía que no era nada hermosa ni de cara ni de cuerpo. Por el contrario, en lo moral era un dechado de virtudes para un vascongado como Sabino: “humilde, obediente, sencilla y modesta, amantísima de sus padres, caritativa, despejada, sufrida, laboriosa, económica”. Además, la había conocido mientras ella trabajaba en la huerta, con la azada, y mientras destripaba terrones tal vez reconociera a la “varonil mujer bizcaína” de Arrigorriaga. Lo que más le incomodaba era que se murmurase que había bailado con ella al son de la pianola, en lo que en la época se llamaba “baile agarrao”. Si hay algo que detestara Sabino es el organillo, que consideraba un símbolo maketo típico, además del hecho de poner en práctica ese tipo de baile inmoral, cáncer de la raza vasca, en el que el cuerpo del hombre y la mujer permanecen muy juntos. Su hermana Paulina, en sus memorias, narra una anécdota muy ilustrativa del carácter de Sabino: Sucedió que en un almacén que teníamos arrendado en cuatro mil pesetas, el arrendatario, sin ningún permiso, dio bailes de máscaras los tres días de carnaval, sin saberlo nosotros, puesto que al ir yo con mis amigas a la función de desagravios de la universidad y pasar por la calle Barroeta Aldamar, que era donde estaba el almacén, vi el rótulo “El Edén”, y extrañada dije a mis amigas: “¿Qué es esto?”. Y me contestaron: “¿No sabes que dan aquí bailes de máscaras?”. Me quedé asustada, y en cuanto llegué a casa escribí a mis hermanos lo que pasaba. Volvieron a Bilbao enseguida y Sabino llamó al arrendatario, que era un tal González. Se incomodó con él, porque nosotros dimos el almacén para tienda de ultramarinos y no para bailes. Como estaba anunciado para el domingo el baile de piñata, también de máscaras, Sabino le dijo que de ninguna manera permitiríamos el escándalo, y que, si insistía, antes daría fuego al almacén. Por fin, después de tanto altercado, el baile no se efectuó, dejando de pagar la renta del año, y nosotros, contentos, perdimos el dinero 92 . Una vez calmada su conciencia, podía hacer público su noviazgo, pero había que desbastar un poco a su querida, puesto que hasta entonces se había limitado a trabajar en el campo.                                                                                       Juaristi comenta con ironía que Sabino se entregó a tareas dignas del Pygmalion de Shaw:     "Hoy viste y se peina aún como entonces: hasta hace poco no ha dejado el atxur ni la cesta de la plaza [es decir, que seguía trabajando en la huerta y llevando la vendeja al mercado de Guernica, los lunes], y sólo lo ha hecho por prohibírselo yo y muy a su pesar. Hoy no hace más que las labores de la casa, hasta ir al colegio. En todo el tiempo de nuestras relaciones, he hecho con ella el oficio de catequista; pero debe ir al colegio para aprender algunas materias y adquirir la educación exterior necesaria para alternar con mi familia "  .                                                            En cuanto a su nombre, Sabino la llamaría Nikole, aunque Luis y el resto de la familia siempre se referirían a ella como “la Nicolasa”. Con el objetivo de que aprenda a leer y escribir en castellano, además de recibir clases de doctrina cristiana, el 23 de septiembre Sabino la manda ingresar en el colegio de las monjas carmelitas de Bilbao, donde sólo permanece tres meses. Lo que más dolía a Sabino era la incomprensión de los nacionalistas ante su futuro matrimonio:     "Juzgaban y me decían que desprestigiaba al partido con mi acto y daba un golpe de muerte al nacionalismo. Yo estaba pasmado por esta manera de discurrir. ¡Qué argumentos me exponían! Todos los que nacen de un mal espíritu. Yo contestaba sin que nadie me oyera: es una bizcaína originaria; todas las familias originarias eran en Bizkaia nobles; todos los baskos descendemos de aldeanos, de caseríos; nuestras doctrinas son esencialmente democráticas y se fundan en el amor al pueblo, y mi casamiento sería ejemplo en vez de ser mengua; lo que podrían decir nuestros enemigos es que en nosotros no hay ambiciones, y que nuestro amor patrio es sincero "(…) Un enviado, Zabala, recorrió aquellos pueblos a informarse del juicio de las gentes;   "algunos nacionalistas de aquí pensaron en escribirme una carta de protesta; se deliberó si habría de juzgárseme por el Consejo Supremo."
De viaje de novios salieron ese mismo día hacia Lourdes, pero ya en Amorebieta, a pocos kilómetros de Pedernales, se sienten enfermos (disentería). A duras penas llegan a Lourdes, donde el 7 de febrero comprueban que no tienen fuerzas ni para levantarse de la cama, y lo que podía haber sido una luna de miel, se transformó en una “luna de mierda”, como él mismo reconoce. A su regreso, la pareja se instala en Pedernales, y Sabino no volverá a Bilbao excepto en contadas ocasiones. Nunca perdonará a sus correligionarios que se opusieran a sus planes de matrimonio. Pero el desastroso viaje de novios preludia otras desgracias: Nicolasa, embarazada de cuatro meses, pierde en agosto el hijo que      esperaba.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     En esta época se observa la progresiva desaparición de sus tesis xenófobas e integristas, a la vez que modera el mensaje político, con la sustitución del independentismo por un marco que permitiese al PNV actuar dentro de la legalidad. Sabino es consciente de que su proyecto debía hacerse más elástico, si quería que la sociedad de su tiempo lo aceptara y se expandiera. Esto se expresa en su propuesta de crear un consejo regional a modo de organismo asesor de las diputaciones vasco-navarras, una mancomunidad de diputaciones con menos funciones que un estatuto de autonomía. En este contexto, se queda en una simple anécdota que intentara enviar un telegrama al president Theodore Roosevelt, felicitándole por la independencia concedida a Cuba. La oficina de telégrafos no transmite el telegrama y denuncian a Sabino, que a finales de mayo ingresa en la prisión de Larrínaga, momento que aprovecha para componer el Euzko Abendearen Ereserkija, el himno nacional vasco. El 10 de junio de 1902 hace depositar en la oficina de telégrafos un nuevo telegrama, en esta ocasión felicitando a la reina de Inglaterra por el final de la guerra de Sudáfrica. Unos días después, el gobernador civil suspende de sus funciones a los concejales bilbaínos del PNV, por felicitar a un país extranjero en nombre de un partido que se llama “nacionalista” sin añadir “español”. Juaristi se pregunta cuál es el motivo de estos gestos, por qué esos desplantes sabiendo que esos telegramas no se cursarían y que iría a parar a prisión. Responde con dos posibles hipótesis. La primera, que quisiera autoinmolarse para despertar la conciencia dormida de su gente y crear el mártir que necesitaba el nacionalismo. O bien por despecho hacia quienes decían ser sus discípulos.  El 22 de junio de 1902  aparece, en su número 35, sin firma, pero de su autoría, el artículo titulado “Grave y trascendental”, en el que, ante el acoso sufrido por el nacionalismo, propone fundar un nuevo partido que sea a la vez vasco y español, sin el objetivo de conseguir la independencia. Corre el rumor de que el señor Arana y Goiri, que proclamó el nacionalismo vasco y fundó el partido, viendo hoy que a éste no se le permite la vida legal, pues se impide a sus afiliados en uso de sus derechos constitucionales que a los anarquistas no se les niegan, y no se les permite ni consiente la mera profesión interna de las ideas; convencido ya de que continuar la campaña nacionalista sería gastar inútilmente preciosas energías que los vascos pudieran aplicar a la consecución de fines, como más asequibles, más prácticos, propónese desistir de continuar llamando a sus compatriotas al nacionalismo; recomendar a los que hasta el presente han acudido, reconozcan y acaten la soberanía española, y pedirles un último voto de confianza para redactar y exponerles el programa completo de un nuevo partido vasco que sea a la vez español, que aspire a la felicidad de este país dentro del Estado español, que camine hacia ella sin quebrantar la legalidad presente, que ofrezca bases generales para la constitución del Estado total y otras particulares para este país y adaptadas a su peculiar carácter, que aspire a restaurar del pasado vasco lo bueno y a la vez compatible con la unidad del Estado español y con las necesidades de los modernos tiempos, y fije soluciones claras y en lo posible concretas para los problemas que hoy tan seriamente preocupan a todas las naciones  . Según parece, Sabino no veía otra salida que rectificar sus planteamientos nacionalistas y sustituir el partido por otro de corte regionalista. Una vez realizado el sacrificio por amor a su patria, se retiraría a la vida privada y abandonaría la política. Se inicia así la tercera fase de su evolución, el llamado “giro españolista”, que ha sido objeto de disputas entre los expertos en lo referente a su significado real. Los más íntimos sospecharon que intentaba poner al partido a resguardo de la represión que hasta entonces habían sufrido. A la vez que el citado artículo, en una carta dirigida a su hermano Luis, le aconseja que “hay que hacerse españolistas”. El 29 de junio de 1902, La Patria reproduce una entrevista concedida al diario La Gaceta del Norte por Sabino; en ella defiende “una autonomía lo más radical posible dentro de la unidad del estado español”, como objetivo de la Liga de Vascos Españolista, el nombre del nuevo partido que quiere fundar, para sustituir al PNV. Euskalduna, periódico portavoz del sector euskalerríaco, dentro del PNV, apoya esa evolución en su editorial “Donde estábamos”. El 6 de julio, en unas “Aclaraciones” publicadas en La Patria, afirma que su evolución implica la renuncia a “la independencia del pueblo vasco” como fin último del nacionalismo. El 24 de agosto, un manifiesto publicado en el mismo periódico vuelve a mencionar la proyectada Liga de Vascos Españolista, que es fiel reflejo de la línea política de Euskalduna. Lógicamente, son los antiguos euskalerríacos quienes imponen al partido una línea cada día más acomodaticia, más transigente con el sistema político de la Restauración y con el capitalismo industrial. Para Corcuera, el abandono del purismo y de la intransigencia de sus inicios se entienden a la luz de su evolución desde 1898- 1899, sin tener que apelar a la Liga de Vascos Nacionalistas. Sin embargo, y a pesar del moderantismo de sus últimos años, aún tuvo que experimentar un nuevo ataque personal, en esta ocasión de los manifestantes de una manifestación liberal con motivo del 2 de mayo (en 1902). Este cambio de pensamiento, en cierto modo, supone una vuelta al fuerismo pre-nacionalista. Es probable que Sabino estuviera pensando en convertir al PNV en un partido legal, abandonando la utopía independentista y dejando de pensar en guerras de liberación, sacando el máximo partido del marco de la constitución española. Esto supone el total abandono del nacionalismo, junto con la aspiración a la independencia. No se trata de negar la nación vasca, sino de afirmar la imposibilidad de llevarla a cabo -por la represión del gobierno central-, y de aprovechar las energías derrochadas en campañas de resultados más seguros y positivos. Hay que impulsar de verdad la nueva organización, y pide a los nacionalistas un voto de confianza. La Patria, órgano de prensa del partido por aquella época, se propone la tarea de convencer a sus lectores de la conveniencia de la nueva postura, mencionando la necesidad de “seguir el consejo de quien nos merece una confianza ilimitada” . Sabino puntualiza que el nuevo partido no pretenderá cambiar los medios utilizados por el PNV, sino los fines de éste: se rechaza la independencia para conseguir que los estados vascos, que de hecho son españoles, reconociendo y acatando en derecho esta anexión o agregación suya a España, alcancen dentro de esta situación de derecho, dentro de la unidad del estado España, la mayor felicidad moral y material que alcanzar puedan . Debido a la evolución que estamos describiendo, el PNV desaparecería y se sustituiría por la Liga de Vascos Españolista (sinónimo de regionalista para Sabino) Sabino se hizo españolista al considerar que la guerra era el único medio adecuado para lograr la independencia y no estar dispuesto a ello. De la Granja afirma que la controvertida evolución españolista demuestra que el último Arana fue no sólo un político pragmático, sino también oportunista, como él mismo reconoció: “seamos también nosotros oportunistas” . Arana se dio cuenta de que la independencia era una utopía políticamente inalcanzable e históricamente inexistente, En noviembre de 1902  sale absuelto en el proceso mantenido en su contra, pero, ante la noticia del recurso del fiscal a la sentencia absolutoria, temiendo un nuevo encarcelamiento, se refugia en San Juan de Luz, Francia, después de cruzar la frontera a pie. Al sufrir ya la enfermedad de Addison en fase avanzada, por entonces incurable, viaja a Vichy para tomar las aguas e intentar recuperar la salud.                                                                        Sobreseída la causa judicial, en enero de 1903 regresa a Pedernales, pero su salud ya está muy maltrecha. Va también a Cestona a tomar las aguas, ya gravemente enfermo, y permanece allí hasta la primera semana de julio, en que vuelve a Pedernales, muy débil: “Agravado en la dolencia que estos últimos años le aqueja, si bien no se le obliga a guardar cama, los médicos que le asisten le han prohibido en absoluto ocuparse en asuntos políticos, recibir visitas y seguir correspondencias” . En este momento Sabino sigue pensando en la citada “evolución”, y está probado que su decisión de crear una organización españolista no implicaba una ruptura radical con la política nacionalista mantenida hasta entonces. De hecho, en su manuscrito Mi pensamiento seguía soñando con la misma idea salvadora de siempre: “la independencia de Euzkadi, bajo la protección de Inglaterra, será un hecho en día no lejano” . Por otra parte, en el momento de ceder poderes seguía pensando en escribir el programa españolista. Zabala le solicitó la explicitación del mismo, Sabino le prometió hacerlo, pero el 12 de noviembre de 1903, trece días antes de su muerte, le pide dispensa de hacer lo que le prometió, añadiendo que cree que no es tan preciso como antes. Mientras empeora su salud prosigue la crisis interna, con la lucha entre las dos tendencias, agravada por la necesidad de cubrir las candidaturas para las elecciones municipales del 8 de noviembre. El 30 de septiembre, ya muy avanzada su enfermedad, abandona la dirección del PNV y elige definitivamente como sucesor a Ángel Zabala. Fallece el 25 de noviembre, a los 38 años de edad, tras haber recibido la buena noticia de que su partido obtuviera cinco concejalías en el ayuntamiento de Bilbao. Al día siguiente le entierran en el cementerio de Pedernales.
luis arana en abiña
EL PAPEL DE LA MUJER EN EL PENSAMIENTO DE SABINO ARANA

 Nicolasa Achica-Allende. era una joven aldeana del pueblecito vizcaíno de Busturia, pobre e iletrada, pero sus más de 100 apellidos vascos convencieron al burgués llamado a convertirse en el padre de la “patria vasca”. “Uno de tus deberes principales es el de estar sumisa a mis mandatos y obedecerme en todo lo que no vaya contra Dios”, le escribió Sabino Arana Goiri dos meses antes de la boda, que celebraron un frío 2 de febrero de 1900. “Si yo por servir a mi Patria te hago padecer, tú debes sufrirlo bien convencida de que así cumples tu deber”.

“Hoy he dejado de verte por servir a la Patria”, le decía en otra carta. “Antes es la Patria que la mujer y los hijos”.

Las misivas y documentos que el fundador del PNV dejó escritos lo retratan como a un hombre que en ningún caso era “defensor de los derechos de la mujer” y mucho menos “antirracista”, como lo describen hoy sus apologetas. El historiador experto en nacionalismo vasco José Luis de la Granja Sainz (Almadén, Ciudad Real, 1954) recopila un puñado de esos papeles en el libro Ángel o demonio: Sabino Arana. El patriarca del nacionalismo vasco, en el que desmitifica a este personaje controvertido al que el PNV aún venera.

“Nunca me enamoras más (…) que cuando veo que cumples tu deber a costa de algún sacrificio”. Su prometida lo leyó en el colegio de monjas carmelitas donde él la había internado para que aprendiera a contar, a coser y a escribir en castellano, y supiera tratar con la católica y burguesa familia Arana. “Toda tu felicidad en este mundo, Nikole de mi corazón, consistirá en estas dos cosas: en cumplir tus deberes y en ser mía”…

Las cartas prosiguieron mientras Arana estaba preso en Bilbao tras intentar enviar un telegrama a Theodore Roosevelt felicitándole por conceder la independencia a Cuba. En una misiva de aquel 1902, responde a las protestas de Nicolasa: “Estoy aquí injustamente. ¿Por qué me dices, pues, que he hecho mal en casarme, (…) que no me porto como marido, sino que te trato como a esclava?”.

“Sabino Arana tuvo una opinión muy negativa de las mujeres”, indica a Crónica José Luis de la Granja. Era más o menos habitual entre los hombres de la época; pero él, además, utilizó la religión para reforzar la sumisión de su esposa. El catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco cita otra carta, escrita a un amigo: “La mujer es vana, es superficial, es egoísta, tiene en sumo grado todas las debilidades propias de la naturaleza humana. (…) Es inferior al hombre en cabeza y en corazón. (…) ¿Qué sería de la mujer si el hombre no la amara? Bestia de carga, e instrumento de su bestial pasión: nada más”.

La temprana muerte de Sabino Arana a los 38 años ayudó a que sus seguidores lo encumbraran como “mártir”, como “santo” e incluso como el “Jesús vasco”. El historiador ha descubierto, sin embargo, que él mismo se comparó con Cristo: estaba convencido de que había venido al mundo “destinado por Dios” para “salvar al pueblo vasco” tanto política como religiosamente. “Si te reprendo”, advirtió a su mujer, “es porque te quiero (…) como Dios Nuestro Señor (y perdóneme Él la comparación) suele reprender a un alma”.

El nacionalista tuvo fobia a los inmigrantes que se estaban asentando en Vizcaya a causa de la revolución industrial, y a los españoles en su conjunto. “Maketania” (España) estaba llena de gente perezosa, torpe, corta, sucia, impía… y que osaba bailar “agarrao”. En los tiempos del darwinismo social, Arana va más allá haciendo de la raza vasca, identificada con los apellidos euskaldunes, “el elemento central de su concepción de nación”, junto con la religión católica. No sólo rechazó a los españoles; también a los judíos. De ese odio intenso dejó mucho escrito. Un ejemplo: “Si algún español se ahoga y pide socorro, contéstale: ”Niz eztakit erderaz” (no sé castellano)”.


Se moderaría más tarde. Tras su integrismo inicial, el inventor de la ikurriña suavizaría sus postulados y, en su último año de vida, propondría renunciar a la independencia. Es un episodio que su partido no suele rescatar. Arana murió con un plan inconcluso: sustituir al PNV por una nueva fuerza, la Liga de Vascos Españolistas, cuya meta no sería ya la secesión, sino “una autonomía lo más radical posible dentro de la unidad del Estado español”, como pretendían los fueristas antes que él. “El partido nacionalista morirá este mismo año y los nacionalistas se harán españolistas”, anunció a Nicolasa.

Pese a todas sus aristas, Sabino Arana es el único fundador de un partido en España que sigue siendo un mito para sus seguidores más de un siglo después. Tanto su figura como su doctrina, especialmente el rechazo a lo español, perduran en un PNV que aún hoy se declara “sabiniano”. Su larga vida política después de muerto tiene mucho de insólito. Los nacionalistas le rinden homenaje tres veces al año (en los aniversarios de su nacimiento, de su muerte y de la fundación del PNV); su casa natal es la sede del partido, que compró el solar durante la Transición; y el origen del Aberri Eguna (día de la patria) es la conmemoración de un hecho de su vida, cuando apenas tenía 17 años: su descubrimiento de que no es español sino “vizcaíno” en una conversación con su hermano Luis, “en un día indeterminado” de 1882. Medio siglo después, sus discípulos hicieron coincidir ese día con el Domingo de Resurrección, una fecha redonda para alimentar el mito.

Arana también se inventó la historia del País Vasco asegurando que sus territorios fueron independientes hasta 1839, cuando se reconocieron los fueros. Y eso que Historia de España fue de las pocas asignaturas que aprobó en la Universidad de Barcelona, según su inédito expediente académico, junto a Literatura Española y Metafísica. Eso en Letras. De la carrera de Derecho no aprobó nada.

Sabino y Nicolasa sólo vivieron tres años juntos. Ella, la aldeana de caserío que se sentía “esclava”, no tuvo ningún hijo suyo. Y su cuñado Luis Arana siempre la desdeñó. Desde que volvió a casarse con un marino unos años después, el poderoso hermano negó que Nikole fuese la entregada viuda del “mesías”







El político amortajado, tras su fallecimiento en Pedernales, Vizcaya


La parcela de Abinaberri, es la parcela residual de los pertenecidos del caserío Abinaga, desaparecido por la ampliación que se realizo en el año 1948 de la Colonia Infantil Nª Señora de Begoña, entonces propiedad de la Caja de ahorros Municipal de Bilbao, al objeto de construir las piscinas y ampliar las zonas deportivas de su obra social hacia el Sur. Esto supuso que los Herederos de la familia Atxikallende ocuparan la nueva casa que se situaba en un terreno ganado al mar – marismas en su anterioridad, como lo atestiguan en varios planos de época-- en el año 1893 con los vertidos de tierras provenientes de la ejecución de las trincheras cercanas realizadas con motivo de la construcción del Ferrocarril de vía estrecha de Amorebieta a Pedernales




Entre Sabino Arana y Ava Gardner

Las llaves del cementerio donde reposa el fundador del PNV están en el bar de Pili. Allí se guarda también la memoria del pueblo

Un 25 de noviembre, durante los años de la dictadura, don Andoni, el párroco de Pedernales, celebró una misa por Sabino Arana y, claro está, vinieron unos guardias civiles a llamarle la atención...

-Y don Andoni, que ahora tiene una edad importante y ya no se debe de acordar, les dijo "pues sí, señores, yo tengo la obligación de celebrar misa por el difunto que me lo pidan. Este día la he celebrado por Sabino Arana, pero el 20 de noviembre la celebré por José Antonio Primo de Rivera". Y por ahí se escapó don Andoni, fíjense ustedes qué ocurrencia.

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Quien habla es Pilar Arteta y quienes sonríen la ocurrencia del viejo don Andoni son los vecinos de Sukarrieta, antes Pedernales, que este jueves, como casi todos los días del año, se han acercado hasta el bar de la plazuela para comprar el periódico o una barra de pan, tomar un café o una cerveza con un pincho de chorizo. El bar, si no fuera porque los periódicos que se apilan junto a la barra tienen la fecha del día, parece una postal antigua. La única luz es la que entra por la ventana y allá al fondo está la cocina, prácticamente igual que en la fotografía de arriba, donde Felisa Echevarría, la madre de Pilar Arteta, posa con su delantal y alguno de sus guisos. El bar de la plazuela, además de lugar de encuentro de muchos de los 340 vecinos de Sukarrieta, tiene otra peculiaridad. Allí, entre anuncios de pisos y barcos que se venden, está colgada la llave del cementerio donde descansan los restos del fundador del PNV. Así que cuando algún viajero, "siempre sin avisar", recala por Sukarrieta y quiere visitar la tumba de Sabino Arana no tiene más remedio que acercarse a la plazuela y...


El bar, situado frente al Ayuntamiento y junto a la parroquia, es un continuo ir y venir de vecinos. Pilar Arteta -"Me puede llamar Pili, que yo sobre todo atiendo por Pili"- los saluda a todos sin apartarse de la conversación. Es más, con una habilidad asombrosa consigue meterlos en la cuestión, que hoy no es otra que el centenario de la muerte de Sabino Arana. Pero el debate que espontáneamente se suscita aquí nada tiene que ver con los que estos días salpican los periódicos o los programas de la ETB. No parece importar demasiado si Arana fue racista o no, si le gustaba o le disgustaba el baile agarrado. Lo que, 100 años después, los vecinos aún andan dirimiendo es el lugar exacto de la muerte del fundador del PNV.
-Desde los tiempos de mi padre, la llave está siempre aquí. Y todo el mundo en el pueblo lo sabe. Así que cuando los visitantes llegan, los mandan para acá. Algunos se piden un vino como de compromiso y luego, cuando vencen el reparo, te preguntan: ¿No tendría usted por ahí la llave del cementerio? Y claro, pues yo se la doy y luego me la devuelven.

Pilar Arteta va al fondo del bar y rescata dos libros de fotografías editados por un vecino del pueblo, Julio Ruiz de Velasco Tissier. Al abrir los libros sobre la mesa que hay junto a la ventana, el efecto es el mismo que si todas las viejas cajas de puros, las de galletas de lata ya oxidadas hubieran escapado de los armarios con toda su memoria dentro. Los vecinos se inclinan sobre ellas y un mundo ya casi olvidado, en blanco y negro, se hace presente de nuevo. La puerta del bar se abre justo cuando uno de los libros está abierto por una fotografía cuyo pie de foto dice: "Aquí vivió Sabino el último año antes de contraer matrimonio. Tenía en arriendo el primer piso de la parte izquierda, donde posteriormente se instaló el batzoki".

Un señor mayor, delgado, de buen porte, ha entrado en el bar y Pilar le pregunta: "Sabino, ¿tú sabes dónde murió Sabino Arana Goiri?".-Donde vive ahora Iñaki, donde está puesta la placa.

-¿Ves? El otro día, -continúa Pilar-, estaban aquí unos discutiendo de si nació aquí o allí y yo les dije que junto a la carretera. Al lado del batzoki hay una casa grande con una placa, y yo los animé, "oye, acercaros, a ver qué dice aquella placa", pero llovía y nadie fue a mirar lo que decía. Así que nos quedamos más liados que antes.

La puerta del bar se vuelve a abrir y es el frutero. Pilar le encarga: "Unas manzanitas, Ayuso, pero pequeñas".-Muy bien, una caja de pequeñas.-Y unas patatas y unas naranjas.

Ahora el libro está abierto por la foto del entierro de Sabino Arana. Por lo que se infiere de unas calles que ya no son las que eran en 1903, Pilar y Sabino, inclinados sobre el libro, tratan de poner en pie la historia.

-Esta es vuestra casa, esta es la carretera, entonces el cortejo vendría por aquí y se metería por donde Marcelina. Y ya por ahí bajarían al cementerio. Esta novela me la estoy haciendo yo por la foto, pero sería así, ¿no, Sabino?.

-No sé, supongo.

Pilar sigue pasando el libro de atrás para adelante y es entonces cuando la historia de Sabino Arana queda relegada a otra más importante. "Mire", enseña la fotografía de un hombre de espaldas, con las manos en la cintura, pensativo ante un mar que le acaba de arrebatar los amarres los amarres, "este es mi padre, Gregorio Arteta, y estos otros personas mayores de Pedernales, todas fallecidas. Este podría ser Juan Bilbao, el primer alcalde del PNV, y este es Gervasio, que recogía la basura con un carrito tirado por un burro... Y este otro era el más rico del pueblo por aquel entonces, Pedro Gandarias, dueño de la isla de Txatxarramendi y nieto de Pedro Pascual Gandarias, claro, este era el que dicen que venía aquí con Ava Gardner. ¿A que usted no sabía que Ava Gardner estuvo por aquí por Pedernales?".

Y el libro sigue abierto, y los vecinos entrando y saliendo. Ayuso y su ayudante, apoyados en la barra, esperan a que Pilar les pague o simplemente siguen la conversación. La puerta se abre de nuevo y es una mujer joven, empleada de Correos.

-Ahí te dejo las cartas, Pili.

-¿Me dejas muchas cosas?

-No, importante nada.

-Vale pues.

Y sigue hojeando el libro y uno tras otro van apareciendo personajes inolvidables de cuando Sukarrieta se llamaba Pedernales. Neftalí Echevarría, que salía de su casa al alba con un ramillete de plumas en el sombrero; y Ramón Betanzos, que cortaba el pelo debajo de la parra por un duro; y Roque el hojalatero, y Petra la cartera, y la casa de los Damborenea, y unos jóvenes bajando la cuesta en goitibera... Y Pilar, bajo la atenta mirada de Sabino, sigue pasando las fotografías del libro de Julio Ruiz de Velasco y aparece un retrato de Alfonso XIII bailando un aurresku en el tinglado de la punta de Txatxa, y el coche que trajo "al Paco", o sea a Franco, el 16 de agosto de 1955 para inaugurar la línea de ferrocarril desde Pedernales hasta Bermeo...

Y es entonces, cuando unos y otros, al calor de las fotografías de entonces, se olvidan de Sabino Arana y se concentran en los rostros que ya no están, en los paisajes que se perdieron, en las costumbres ya imposibles como la de tomar el chocolate bajo la parra del Palace.

-Me voy Pili, -se despide Sabino-, que me va subir la marea si no...

Y ella sigue dándole vueltas al libro: "Algunas de estas fotografías eran de mi padre. Estaban muy viejas. Se las estaban comiendo los caracoles".


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