Saturday, July 27, 2019

CORRESPONDENCIA DE SABINO ARANA GOIRI CON NICOLASA



CORRESPONDENCIA DE SABINO ARANA CON NICOASA ACHICALLENDE.


CARTA DE SABINO A NIKOLE, AL COLEGIO DE LAS CARMELITAS, 30-9-1899


El jueves pasado llevé á ésa intenciones de preguntar y pagar á la buena Madre Superiora que tienes la mensualidad de Octubre, pero mi mala memoria, bien conocida por tí, no me permitió cumplir mis deseos. Apenas llegué á casa escribí á la Superiora. Debes salir de paseo lo más á menudo posible, cuando menos dos veces por semana. Ya sé que á tí no te gustará mucho por tu genio retraído y corto. Pero te es, no sólo conveniente, sino necesaria. Tú has vivido toda tu vida en el campo, como un pajarito, respirando el libre y poco aire de la costa, y el brusco cambio de esta vida de la costa, y el brusco cambio de esta vida á la vida de población sería muy pernicioso á tu salud, si, en vez de tomar las precauciones necesarias, hicieras una vida contemplativa sedentaria y casera. Te basta con soportar, sin menoscabo de tu salud, el cambio de alimentos y de agua y la natural sujeción del espíritu, y no cometas la imprudencia de querer sustituir de repente el puro aire de la aldea con la atmósfera siempre viciada de una habitación. No te resistas pues salir al aire libre, cuando la Superiora te lo mande ó aconseje. ar estudiando toda la vida) y en las labores de costura y plancha. El mes siguiente Noviembre, En este mes de octubre que acaba de empezar sólo te ocuparás de aprender á leer y á escribir, y instruirte bien en Doctrina Cristiana (cosa que el cristiano debe estestudiarás además cuentas, un poco de Geografía y otro poco de solfeo. Aplícate mucho, sin dañar á la salud, cuanto más te apliques, más pronto estarás en disposición de ser una chica capaz de alternar con las mejor instruidas. Según eres ahora, yo no te cambiaría por ninguna otra mujer del mundo, porque en tu corazón ha hallado el mío reposo y satisfación: un consuelo semejante al que perdí cuando murió mi madre. A mi madre no la hubiera yo cambiado por ninguna madre del mundo: muchas veces
te he hablado de ella. Tampoco á tí, Nikole, te cambiaría por ninguna esposa del mundo. Mi espíritu no buscaba ni honores ni riquezas, ni hermosura material, sólo rendía culto al candor, á la modestia, á la bondad, á la hermosura del alma. Mi corazón estaba sediento de amor puro y sencillo, y lo halló en el tuyo. No nos cansamos de repetir Nikole mía, la oración que tantas veces hemos repetido en nuestra ermita de Dios Nuestro Señor: que encienda cada día más nuestro amor y cada día más lo purifi que en el fuego de amor del Corazón Divino de Jesús, y que en Este se encierren y vivan nuestros corazones confundidos en uno solo. Unámonos así en la oración, unamos nuestros corazones dentro del Corazón de Jesús, y seremos felices. Así te amo, Nikole, tal como eres ahora, sin añadirle ni quitarte nada. Tal como hoy eres me agradas más que otra mujer ninguna. ¿Qué no me agradarás cuando salgas del Colegio instruida y capaz de alternar con mi familia? Comprendo el sacrifi cio que haces ¿crees que no he de agradecertelo? Ese sacrificio, Nikole, te hace más hermosa á mis ojos. Además: en esto ambos nos sacrificamos por cumplir un deber: ¿no es verdad que nuestro mucho amor aumentará más aún después al ver que mutuamente nos hemos acompañado en el cumplimiento del deber. Es claro que sí: el amor verdadero se funda en el cumplimiento de los deberes: cuando más me acompañes á cumplir los míos, tanto más crecerá el verdadero amor que te profeso, y cuanto más te ayude yo á cumplir los tuyos, tanto más aumentará el puro amor que me tienes. Aplícate pues; pero ordenadamente, es decir, estudiando en las horas de estudio que te señale la Superiora. Ofrezcamos al Corazón de Jesús este sacrifi cio que hacemos y El nos bendecirá. Ya que estamos separados, debemos unirnos en la oración: siempre que eleves tu espíritu á Dios, acuérdate de mí; yo siempre que rezo te tengo

CARTA DE SABINO A NIKOLE, AL COLEGIO DE LAS CARMELITAS, HACIENDO PLANES DE BODA (6-12-1899)




Bilbao 6-XII-(18)99 Amada esposa mía: No he estado aún en Sukaŕieta. Seguramente no ocurre novedad por allí, pues encargué á Gregori me escribiera si la madre seguía enferma, y no he tenido carta. Paulina ha escrito de mi parte á Dimasa que vea si hay en Mundaka ó Gernika comprador para las patatas. Si no lo hay por allá y es conveniente, las haré traer á Bilbao. Luis vino el sábado á la noche. En cuanto recibas alguna carta ó factura de París, me avisas para que yo me haga cargo de ello. Te envío adjuntas las 60 pesetas de la pensión de cada mes, para que se las entregues á la M. Aspiazu, á quien das las gracias por todo. Creo que antes de concluir el año te hablará Paulina. Con Luis hablo ya de tí con entera confi anza. He formado ya mi plan, que hemos de llevar á cabo si tú estás conforme y Dios nos ayuda. Es el siguiente: Saldrás de ahí el 23 é irás á casa á pasar las fi estas de Navidad con tus padres. En el mes de Enero tendremos tiempo sobrado para arreglar y preparar todo. En la última decena de ese mes iremos á Loyola y haremos los dos allí á un tiempo tres días de Ejercicios Espirituales, con confesión general. El 2 de Febrero, fi esta de la Purifi cación de la Virgen, nos casaremos modestamente y sin ruido ninguno en la ermita de San Antonio, sin otro acompañamiento que algunos parientes. Saldremos en el tren de las nueve, é iremos directamente á Lourdes, donde haremos una novena en la gruta de la Inmaculada. Los demás detalles, ya tenemos tiempo de pensarlos. Hasta tener nuestra casita viviremos en la habitación que ahora ocupo yo. Las sesiones en la Diputación no empezarán hasta mediados de Abril. Ahora todo lo sabes, Nikotxu, tú verás, si Dios nos ayuda, como cumplo todo esto que me propongo. Pero tú no te distraigas ahora con txoritxus. Aplícate más que nunca en escribir, leer y cuentas. En Doctrina ya sé que estás adelantada; y en costura, ya he visto que lo estás.

Aplícate, aplícate mucho, corona. Obras son amores.

DARTA DEL

Anteayer salí de tu visita, no sólo satisfecho, sino con el alma llena de júbilo. Te hallé completamente cambiada: no tenías ya aquella cara del jueves último, que expresaba inquietud y como que te hallabas asustada y fuera de centro. Anteayer revelaba tu rostro una satisfacción perfecta, una alegría plácida y tranquila que se comunicaba á mi espíritu y lo inundaba de gozo. El mismo cambio observé en la Superiora y en la otra Hermana, y todo ello me demostró que tú te habías ya familiarizado con la nueva vida y que las Hermanas, por su parte, habían ya llegado á conocerte. Puedes, por tanto, fi gurarte lo contento que saldría yo de la visita. Me gustó también mucho el saber cuánto habías sentido la separación de alguna Hermana que fué trasladada á Deusto. Sin duda que antes no hubieras creído que habrías de llegar á querer tanto á las Hermanas. Y es que , habiendo vivido tú siempre la apartada vida del caserío, ignorabas que esas buenas Hermanas, consagradas totalmente por amor de Dios al bien de sus prójimos, se hacen apreciar muy pronto por todo el que, con espíritu cristiano, exento de preocupaciones mundanas, llega á tratarlas. ¿Te fi jaste en lo que habló la Superiora acerca de la educación de la mujer? Ten muy presentes esas hermosas enseñanzas, amada Nikole, y que toda tu aspiración sea la de hacerte una esposa y madre perfectamente cristiana. Una compañera virtuosa es el don más precioso que Dios puede conceder al hombre que vive en sociedad; es el cielo en este mundo. Yo no la merezco; pero si el Señor me la da en tí, yo bendeciré su bondad mientras me dure la vida, y tú también la bendecirás conmigo. Pero que ni á tí ni á mí nos sirva este favor de Dios de motivo de envanecimiento : pues en el punto en que la vanidad hallara asiento en
nuestros corazones, ni tú, serías buena compañera mía, ni yo fi el siervo del Señor. Así Eva, la primera mujer, envanecida por lo que era y por lo que era capaz de ser, se olvidó de que sólo se lo debía á Dios, y perdió á su marido; y así éste, por desordenado amor, por falso amor á su mujer, se apartó de la obediencia á Dios y dejóse caer en el pecado. De manera que, en vez de servirles las excelentes gracias que poseían sólo de motivo de gratitud hacia el Creador, del cual las habían recibido, en vez de aferrarse más por ello en el servicio del Señor y de bendecir y alabar su bondad, pretendieron consagrarse á su propio servicio y ensalzarse á sí mismos, y cayeron al abismo del pecado, arrastrando consigo á todos sus hijos y descendientes. No nos distraigan, pues, Nikole de mi alma, las vanidades del mundo, y no olvidemos nunca que, si algo de bueno hallamos en nosotros, se lo debemos todo á Dios nuestro Señor; que siempre es mucho lo que tenemos de malo, y que esto es totalmente obra exclusiva de nosotros mismos. Esto malo sírvanos siempre para reconocer nuestra debilidad y miseria; mas aquello, lo bueno que en nosotros haya, nunca nos sirva sino para bendecir al Señor que nos lo da sin nosotros pedirlo, y para movernos á servirle á servirle con más esmero cada día. Con la presente van la alfombra y el paquete que me entregó Dolores. A las siete voy á Sukaŕieta. Me han detenido aquí algunos quehaceres. Betiko zeuria da Sabin


CARTA DEL 8-10-1899



Sukarrieta 8-X-(18)99 Mi amada Nikole: Son las diez de la noche y no quiero acostarme sin antes charlar un rato contigo. He pasado la mañana trasladando al papel el gran número de fotografías que tenía coleccionado. Muchas de ellas, malas. Mi poca paciencia no me permite sacarlas mejor. Pero malas y todo ¡qué hermosos recuerdos despiertan muchas de ellas! ¿Te acuerdas de aquel paseo que dimos en Mayo por los pintorescos caminos de Altamira? ¿Te acuerdas de aquel otro que dimos por los
juncales de Kortezubi? ¿Te acuerdas de nuestros paseitos por la playa, por el terreno y á la isla? ¿Te acuerdas de cuando, sentados á la sombra frente á tu casa, no acertabas tú á proseguir la labor que tenías entre manos? Pues todos estos recuerdos me traen á la memoria esas fotografías. Quisiera tener escritas al detalle mis memorias desde que por vez primera te ví. ¡Cuántas dichas y cuántas penas! Es que el amor en este miserable mundo va siempre acompañado de dolores y amarguras, y tanto más se padece cuanto más se ame. El amar y ser amado sin padecer sólo puede existir en la plena posesión del Sumo é Infi nito Amor, esto es, en el Cielo. Aquí abajo, aún los Santos que más se han encendido en el amor directo á Dios Nuestro Señor y que más confi anza han tenido en ser amados por Él, han padecido terribles tribulaciones por causa de ese mismo amor. Aun en el amor á Dios en este mundo es aplicable, pues, lo que he dicho de que tanto más se llora cuanto más se ama. Si es horriblemente doloroso en el amor humano sospechar siquiera tibieza en la persona amada, fi gúrate cuánto lo sería para un San Ignacio ó para una Santa Teresa, por ejemplo, que tan infl amados estaban en el amor á Dios, el creerse alguna vez desatendidos y desairados por el sumo Bien. Si nos amamos, pues, Nikole mía, ten por cierto que hemos de sufrir, tú por mí y yo por tí. ¡Dios nos libre de que no padezcas tú cuando creas hallarme tibio; ni yo cuando sospeche que no me profesas entero amor! Porque entonces y sólo entonces podríamos estar seguros de que no nos amábamos. Aquellas dichas y aquellas penas que me recuerdan estas fotografías pasaron ya, pero vendrán otros sinsabores, y sabores y otros goces. Sí, Nikole, no te quepa la menor duda: vendrán otros disgustos, otras desdichas. Varias veces me has preguntado tú si, cuando estemos casados, sufriremos tanto como cuando novios. Sí, te repito; si nos amamos, sufriremos por este mismo amor. No pidamos, por tanto, á Dios que nos libre de esas penas del amor, porque valdría tanto como pedirle que nos dé el Cielo aquí en la tierra. lo que debemos pedirle es que nunca nos demos motivo razonable para apenarnos, es decir, que nunca nos faltemos mutuamente por tibieza, mucho menos por malicia; y que cuando uno de nosotros se contriste por la conducta del otro, averigüe y comprenda pronto que su dolor es infundado é inmotivado. En una palabra: lo que debemos rogar á Dios Nuestro Señor es que en nuestros corazones encienda un amor que en calidad sea santo, y en intensidad, tan grande, que no le haya otro mayor en nuestros pechos fuera del
que á Él mismo le debemos. Si así nos amamos, Nikole mía, nunca nos faltaremos, y no faltándonos nunca conscientemente, nunca tampoco podremos apenarnos motivadamente por amor. Yo debo amarte sí, sí con el amor con que Cristo Nuestro Señor ama á su Iglesia; tú me debes á mí la adhesión y sumisión que la Iglesia debe á su esposo Jesucristo. Amándonos así, uniéndonos así; siendo yo tu custodio y tu guía, y tú, fi el compañera mía que me ayudes á cumplir mis deberes, seremos felices en este mundo con la felicidad que estriba en la conciencia tranquila y satisfecha y es preludio y camino de la eterna; y cumpliendo nuestros deberes, no temas cuantas calamidades puedan sobrevenirnos, pues son trabajos que, todo lo más que duran, es lo que dura la vida y que, sufridos con paciencia y ofrecidos á Dios Nuestro Señor, tanto más nos acercan á Él cuanto más penosos y más tenaces sean. Bien recuerdas que, antes de que mi amor se trasluciera al público, te auguré una vida de sufrimientos como me recibieras por marido tú preferiste mi amor á librarte de ellos, y los aceptaste. ¡Benditas seas! Pero es también seguro que en medio de nuestros deberes tendremos verdaderos é inmensos goces. En primer lugar, el que nace de la satisfacción de cumplir los propios deberes; y además, las consolaciones que Dios siempre envía á los que procuran servirle. Y, después del ser amado de Dios, ¡qué mayor placer, Nikole de mi alma, que el de ser amado por tí, para este que te ama! Ya ves que me he alargado demasiado; pero no me extraña. Puesto que la lengua ha callado por unos meses, ha de sustituirle la pluma. Me falta darte algunas noticias. La madre está bien. Me parece que mientras tú estés fuera, se va á mantener más fuerte que nunca. Dios le quiere mucho, Nikole. Probablemente el jueves que viene te visitaré con la madre y Gregoria. El padre vino muy satisfecho de la visita. Sólo se queja de que tú hablaras poco, y tiene razón. Y, ¡eso que el jueves pasado hablaste cien veces más que el anterior! Esta tarde, á eso de las tres, he ido á Abiña; pero habiendo hallado cerradas las puertas, he subido á Ituŕburu, donde he pasado largo rato recordándote á tí. Desde las cinco hasta las siete he pasado en tu casa, hablando primero con tu madre, y después también con el padre. Los dos están muy contentos.
Ixil se ha hecho un ladrón de primera. Esta mañana, un empleado del ferrocarril tenía guardado un cacho de carne en un furgón. Va Ixil, de parranda por la estación, huele la tajada, salta al furgón y cogiendo bonitamente la carne con sus blancos dientes, se la lleva á sitio apartado para comerla á sus anchas. Los empleados le han visto cuando ya estaba fuera de alcance. Si adquiere ese vicio Ixil, será imposible corregirle. Algún día nos vendrá con la pata rota, como Pinto. Este cada vez tiene peor la pierna. si antes se la hubiésemos cortado hoy la tendría ya curada. Ahora sería más difícil hacerle la operación. Ixil, el tunante Ixil, sigue despachando huevos y gallinas, y mordiendo en las pantorrillas á todo el que pasa. Paulina y María siguen aquí. Hoy, después de comulgar en Forua, han ido á Gernika, á informarse de aquella criada que Josefa me propuso á mí. Han estado, pues, con Josefa, para ver si les conviene aquella criada; pero les ha parecido demasiado beata, y no les ha gustado. Han hablado también de criada para mí, y Josefa les ha dicho que cree que Gregoria la de Mundaka no va ya á Barcelona, y que le hablara porque sería muy buena para mí. Dimasa me tiene cada día más disgustado. Sin embargo, sigo como antes: todavía no le he reñido una vez. ¡Qué ganas tengo de tenerte en casa, de que seas la señora de mi casa! Dime si necesitas alguna cosa. ¿Te hace falta dinero? Escríbeme como quieras, en euskera o en español. No te mando memorias de nadie, porque no acostumbro. Zeuria da Sabin


CARTA DEL 9-10-1899

Sukarrieta 9-X-(18)99 (Ocho y media mañana) Nikole amada: En este momento me entregan tu carta de ayer: pero como ya tenía escrita yo una para tí desde anoche, te la he mandado sin contestar á la tuya. Voy ahora á contestarla. Tienes razón al decir que ayer hizo un mes que pasamos un día feliz. Por la debilidad de mi memoria, se me pasó sin recordarlo.

Verdaderamente fué día dichoso para nosotros el de la Navidad de la Virgen de este año. Nuestro amor hasta entonces mantenido ante Dios y revelado á tus padres, fué aquel día publicado y sellado ante los hombres. Si no hubiéramos celebrado los esponsales, ahora estaríamos ambos intranquilos, no por nosotros, sino por las gentes. Yo tengo plena confi anza en tí, y tú en mí; pero la gente que dudaba nos casemos, sólo por los esponsales ha callado el pico. Como yo te aseguraba, con los esponsales y con mandarte al colegio, lo que hace ahora la gente en vez de murmurar, es alabarnos y ponderarnos á tí y á mí. Debemos dar gracias á Dios y á su Bendita Madre por todo. Ya recuerdas que habían pasado ya nueve meses desde que pedimos tu ingreso en el Colegio de Durango y nos fué negado. Aquello me causó mucha pena: pero Dios nunca abandona. Pidámosle que, así como nos concedió celebráramos los esponsales, así también nos conceda el casarnos pronto y bendiga nuestra unión defi nitiva. El jueves pasado, después de visitarte, estuve con Paca. No le conté lo que me dijo la Superiora, sino que le anuncié que ya estabas en el Colegio y la dije en qué Colegio. Ella recibió muy bien la noticia, y enseguida me contó que su vecina bermeana le había dicho que su hija menor estaba ahí interna y que estaba también una joven de Munguía, preparándose para ir monja; y me dijo que ella, al oir esto, se fi guró serías tú, pero que no reveló nada. Sin duda la bermeana, sospechando lo mismo, le dijo aquello para averiguarlo. Después de estar hablando un rato de tí, recomendé á Paca guardar reserva. No tuve tiempo de invitarla á visitarte algo más tarde, porque entró su hija mayor y cambiamos de conversación. Á Paulina y María no les he dicho todavía que estás en el Colegio. Ellas ya lo saben sin duda, pero nada me dicen: sin embargo, se muestran muy conformes. Esto ya lo comprendo. Espero ocasión oportuna para hablarles de tí. Luis está ya enterado. El día pasado le encargué mandara de mi parte á la Superiora las 80 pesetas de tu pensión por Septiembre y Octubre. El jueves á las diez le dije que iba á visitarte. Pero todavía no le hablo de tí con confi anza. Es tanta la injusticia que con nosotros han cometido y tanto he sentido yo su comportamiento, que todavía no he tenido valor para hablarles de tí con entera franqueza, por temor de recordar los disgustos pasados. Y lo cierto es que con esto sufro yo: porque es doloroso no poder hablar de la persona á quien amo con aquellas á quienes también quiero de corazón. Si tú me dijeras que rompa de
una vez esta triste situación y que les hable de tí como si nada hubiera pasado, creo que sólo entonces, por complacerte, lo haría, es decir, tendría valor para hacerlo. Si tú sola has escrito esta última carta, veo con gusto que has adelantado mucho. Escríbeme las cartas tú sola, sea en euskera, sea en español: más quiero un renglón tuyo mal escrito que un pliego entero dictado por otra persona. Quiero verte en las cartas á ti misma, pues te amo tal como eres. No me llames Sabino, sino Sabin. Mi nombre en euskera tiene en tus labios una dulzura especial. El tuyo escribe siempre con k. Tuyo siempre Sabin


CARTA DEL 15-10-1899


Bilbao 1899-X-15 Amada Nikole: Con la tarjeta adjunta, entrega de nuestra parte á la Madre Aspiazu el pequeño obsequio que acompaña. Tengo prisa y no puedo extenderme. Si me escribes hoy, dirige la carta acá: Ibañez de Bilbao, 10, 1º. Tuyo siempre Sabin




CARTA DEL 16-10-1899

Bilbao 1899-X-16 Nikole amada: Te escribo la presente en cumplimiento de la palabra que te dí de hacerlo los sábados y lunes. El sábado no tuve tiempo de ponerme á escribirte. Ayer lo hice de prisa, pues me estaban esperando dos amigos. En la tuya de ayer hallé algunas cosas raras. La debiste de escribir con mucho apuro. Supongo que la mía te llegaría con mi tarjeta para la
Superiora, y el pastel con que creí oportuno la obsequiáramos por ser la fi esta de la Patrona del Colegio. ¿Te visitaron la madre y Gregoria? Nada me dices. Paulina y María vinieron el viernes á la tarde. Estuvieron ya con Gregori la de Mundaka y les dijo que hasta mediados del mes que viene no podrá saber si puede ó no venir á servirme, pues que ignora si el marido le vendrá á casa, ó ella tendrá que ir á Barcelona. Si no encuentro otra, ya tengo á Dimasa para rato. Me da pereza volver á casa para encontrarme con ella. Se me olvidó decirte el jueves que Dolores me manifestó que aún no estaba hecho el arreglo del abrigo. Los peinadores costaron 3 pesetas, que le pagaré juntamente con aquél. El jueves, como te dije, fuimos á Gorliz con Zabala, y volvimos al siguiente día por la tarde. No se si podré volver á Sukarrieta antes del jueves próximo. Probablemente comenzaré yo también los Trece Martes de San Antonio. Estamos ya á mediados de Octubre: en escritura has adelantado mucho, si es que no copias de algún libro las cartas. ¿Qué tal vas en lectura, labores y Doctrina Cristiana? ¿Cómo andas con el P. Gueregui? ¿Ya te gusta? He oído ponderarle mucho como confesor. ¿Le has dicho ya quién eres? Como te advertí, conviene que se lo digas, pues así podrá dirigirte mejor. Dime si te hace falta dinero ú otra cosa. ¿No necesitas algún libro? El jueves próximo me darás las tres medallas mayores para que les haga grabar la fecha de los esponsales. La de San Ignacio voy á encargar la hagan en París, tomándola de una fotografía que pasa por el retrato más aproximado. ¿Ya escribes en el librito de cuentas tus gastos? Te recomiendo que en otro cuadernito vayas anotando diariamente todo aquello que quieras conservar en la memoria: las visitas, los paseos que das; salidas que haces, en fi n, todo lo que, pasando el tiempo gusta recordar. Te servirá de ejercicio de escritura, y en el mismo cuaderno quedarán así manifi estos los adelantos que haces. Mi madre solía anotar todos los sucesos interesantes para la familia. Ayer encargué á Luis el proyecto de nuestra casita. Sabin

CARTA DEL 17-10-1899


Bilbao 17-X-(18)99 Nikole de mi alma: Tengo ahora un buen rato libre y voy á aprovecharlo para conversar contigo. Luégo de ésta, voy á hacer otra para Gregoria, diciéndole que, si no vinieron el jueves pasado (pues yo lo ignoro) vengan pasado mañana y que yo les saldré á la estación. Mis ocupaciones no me han permitido empezar hoy los Trece Martes. Otra vez será. Casi no sé de qué hablarte: pues de aquí fuera, nada nuevo tengo que decirte, y de ahí dentro es decir, de tu vida, nada me cuentas tú. Al encargarle á Luis el proyecto de nuestra Itxaso-etxe le he dicho que ponga en la planta baja un buen portal, recibidor, gabinete pequeño, comedor grande, escritorio-biblioteca, cocina, cuarto de muchachas y excusado; y en el piso, una capillita, una hermosa galería, excusado y todo lo demás alcobas con un cuarto de baño. Luis tiene muchísimo gusto en su carrera, y nos hará un proyecto precioso dentro de los límites que le permita nuestro poco dinero. Te aseguro que dentro de ellos, será nuestra casita la más cómoda y á la vez la más bonita de cuantas hay en Bizkaya. ¡Si tuviéramos perras para levantarle á San Antonio una hermosa capilla gótica, en vez de la pobre ermita que ahora tiene en Abiña! Muy cerca de la casa y comunicada por ella por un paso cubierto, irá la cuadra, taller de carpintería, laboratorio del colmenar, otro químico, cuarto oscuro de fotografía, gallinero, palomar y pajar, y con éste la leñera y la carbonera. En el camarote de la casa se almacenarán los granos, y bajo la planta se abrirá un sufi ciente sótano para bodega. Con una casita así y con que tú y yo nos queramos mucho y muy de veras, según Dios manda, podrémos ser felices en lo que cabe en este valle de lágrimas. Allí, después de casados y de hacer nuestra proyectada visita á la Patrona de Bizkaya en la gruta de Lourdes, vendremos á ser un solo espíritu en dos cuerpos. Yo te cuidaré y querré por este miserable mundo; tú me acompañarás y ayudarás á cumplir mis deberes para con Dios, para con nuestros semejantes, para con nosotros mismos. Seremos dos en uno, de tal modo, que cuando interese á uno de los dos, interese y

afecte también al otro. Tú confi arás en mí tus penas y afl icciones, para que te ayude á sobrellevarlas; y me comunicarás tus alegrías para hacerme participante de ellas; me pedirás consejo para obrar, y tendrás toda tu dicha en obedecerme y complacerme. Yo te haré copartícipe de mis goces, me apoyaré en ti para soportar mis trabajos, buscaré y hallaré en tu pecho consuelo á mis tristezas, y uniré tu corazón con el mío, para que, compenetrados y formando uno solo, sea uno su latido y una su vida y como un solo corazón sufran las miserias de este mundo y sirvan á Dios y le bendigan su Voluntad, y como un solo corazón vivan y mueran: de modo que, aunque la muerte separe nuestros cuerpos, nuestros espíritus permanezcan unidos, y luégo, por fi n, vuelvan á reunirse en el Cielo para nunca jamás separarse. Sólo con un amor mutuo de esta manera ardiente y así sumisa á Dios pueden los esposos ser felices; y necesariamente lo han de ser con él, aunque la desgracia los persiga en todos los momentos de la vida y se vean privados de bienes, de amistades y de saludo y de cuanto haya de más inestimable precio de tejas abajo. Tú, Nikole, y yo así nos amamos. ¿No es cierto? Pero aunque así nos amemos, es posible que alguna vez, por la debilidad de nuestra naturaleza, no se vea en nuestras obras este amor: es decir, es posible que en alguna ocasión no atendamos lo debido á complacernos el uno al otro, sea por distracción, ó sea porque no nos comprendamos el carácter lo sufi ciente para adivinar lo que el uno desea del otro. Voy á ponerte un ejemplo. ¿Te acuerdas de aquellos días siguientes al de los esponsales y en los cuales apenas te visitaba? Ya recuerdas por qué era: tú lo sabías, pero no comprendías que yo tenía causa bastante para no ir á verte. Te callaste y lo sufriste varios días hasta que, al fi n, no tuviste más remedio que declarármelo. Pues bien: ¿crees que yo hice aquello sabiendo que á tí te disgustaba? Ya lo sabes que no: yo no conocí tu tristeza porque eran razonables los motivos que me obligaban á no verte. Si yo me hubiera fi gurado que ibas á sentir de aquella manera, habría evitado enseguida tu disgusto, explicándote el caso. Por eso, cuando alguno de nosotros se disgusta por desatenciones del otro, lo que debe hacer es advertírselo enseguida puesto que no hay tales desatenciones, sino aparentemente. Ya que cada uno de nosotros ama de veras al otro, es preciso que tenga plena confi anza de que es
amado por éste. En el momentos en que se pierde esta confi anza, desaparece el amor. Pues porque yo te amo á tí de veras y porque confío en que tú me amas de igual modo, tengo esta confi anza misma en que no me desatiendas á sabiendas; y para evitarme un disgusto inmotivado, te voy á hacer una advertencia. Yo no sé si todos los que amas serán como yo; pero lo que sé es que á mí me gusta saber cómo vives, en qué pasas el tiempo, qué te entretiene, qué te alegra, qué te entristece, qué te interesa. Cuando yo estaba en el Colegio, escribía á mis padres á qué hora tenía las clases, á qué hora el recreo, qué funciones de iglesia había, á donde íbamos de paseo, quién venía á ver el Colegio, en una palabra, todo lo que me interesaba. En sí eran verdaderas tonterías, pero creía que así como á mí me interesaban, interesarían también á mis padres, y creo no me engañaba. Tú no me cuentas nada; ya sé que todavía no puedes tener facilidad; pero esto no importa, puedes contarme cada cosa en dos ó tres palabras. Cuando me preguntan tus padres cómo empleas el tiempo, qué es lo que haces, si sales de paseo, yo no sé qué contestarles, porque lo ignoro. En la visita me cuentas poco; en las cartas, nada. En la última, sólo me decías que no habías recibido ninguna mía; fuera de esto, no tenía cosa de sustancia. Mal y todo, más me decías en las primeras cartas. Te ruego, pues seas más comunicativa conmigo: me ayuda saber en qué te ocupas, en qué pasas el tiempo, que vida haces. Si te es fácil sin faltar á tus obligaciones, cuéntame en tus cartas cuanto á tí te interese, pues todo ello me interesa á mí de igual manera ó más. Adiós hasta el jueves. Sabin
He caído, por fi n, en la cuenta de que tu madre y Gregoria no pudieron venir el jueves porque casualmente aquel día se cambió las horas de los trenes. Ya les diré en qué tren venir.

CARTA DEL 19-10-1899


Bilbao 19-X-(18)99 Nikole de mi alma: Como te he prometido en la visita de hoy, voy á contestar á la carta que en ella me has entregado, fechada ayer. Ya te he dicho y te repito que mis reprensiones no deben causarte esa impresión. Si te reprendo, es porque te quiero con toda mi alma, como una madre puede reprender al hijo de sus entrañas, como Dios Nuestro Señor (y perdóneme Él la comparación) suele reprender á un alma y quejarse de sus tibiezas, tanto más cuanto más predilección tenga por ella y más grata sea á sus ojos entre todas las escogidas. Si te reprendo es porque te amo tanto, que quiero tener tu corazón dentro del mío y sentir allí todos sus latidos, sin perder uno tan sólo, y leer en él tus pensamientos todos y percibir todos sus afectos y recibir de él todas las impresiones de tu alma. Si en algún momento dejo de sentirte, ya sé bien que no es porque te hayas apartado de mí, ya sé que no es porque se haya entibiado tu amor; pero padezco, y al padecer no puedo menos de quejarme de tí, pero quejarme, no reprendiéndote propiamente, sino avisándote y advirtiéndote mi pena. Por eso, cuando ignoro qué clase de vida haces, en qué te ocupas, qué entretiene tus pensamientos y tu atención, te ruego me lo digas y me lo cuentes todo, pues ignorándote, no te siento dentro de mí, y no sintiéndote, sufro como si realmente estuvieras apartada. Te pondré un ejemplo. El ser humano que más ha amado y al mismo tiempo más ha comprendido á su amado, ha sido una mujer: La Virgen Santísima á su Divino Hijo. Es imposible concibamos nosotros la intensidad con que María Santísima, libre del pecado original, amó á Jesús, único hijo suyo, Hijo de Dios y Dios verdadero. Pues bien: aquella Madre, aun amando con tan inconcebible amor á su Hijo y aun sabiendo y estando segura de ser la criatura más amada por El y de que su Hijo era Dios y amaba, por tanto, con amor infi nito, aquella Madre, te digo, llegó en varias ocasiones á quejarse de su Hijo Santísimo. De esas ocasiones te he de recordar una sola, en la cual el motivo que tuvo la Virgen para quejarse de su Hijo fué, aunque muchísimo más poderoso, del mismo género que el de mi última carta. La Sagrada Familia, Jesús y María y José, iba todos los años á Jerusalem á pasar los días de la Pascua. El año en que Jesús tenía ya los

doce de edad cumplidos, se traladaron los tres, como de costumbre a Nazaret, aldeita donde vivían. Acabados los días de la Pascua en Jerusalem, volviéronse á su pueblo María y José, cada cual con sus parientes y amigos, creyendo María que Jesús iba con su Esposo, y suponiendo José que el Chico volvía con su Madre. Pero Jesús, sin decirles nada, se había quedado en Jerusalem. Cuando notaron su falta, pusiéronse sus Padres á buscarle por todas partes, y no le hallaron hasta pasados tres días: estaba en el Templo, sentado en medio de los Doctores, discutiendo con ellos. Bien sabía la Santísima Virgen que su Hijo no podía perderse; bien sabía que la amaba con un amor infi nito y más que / y más que á ninguna otra criatura; y sabía muy que, si aparentemente la desatendía su Hijo, no había en ello desatención, sino que era que estaba ocupándose en cumplir la Voluntad de su Eterno Padre. Pero aquella Madre amantísima quería tener á su lado á su amado Hijo y si esto no le era posible, quería saber dónde estaba, qué hacía, en que se ocupaba, para estar unida á Él en todos los instantes, con su pensamiento y su corazón, y sentirle y verle y contemplarle dentro de sí é interiormente recrearse y conversar con él. Por eso, cuando le halló, desahogó su pecho de la pena que le había causado aquella separación y se quejó amorosamente de El diciéndole: “Hijo, ¿porqué has hecho eso con nosotros? Mira: tu padre y yo hemos andado afl igidos buscándote”. Con lo cual quiso decirle: “Hijo Mío, yo sé que me amas y que nunca este amor decrece; yo sé que estas ocupado en servir á tu Eterno Padre y por consiguiente, en salvarnos á nosotros mismos y en saciar así y demostrarnos el amor que nos tienes. Todo esto lo sé todo esto lo sabía yo, como Tú me vas á contestar: pero ignoraba dónde estabas, qué servicio concreto hacías á tu Padre, qué te ocupaba la Mente y el Corazón, é ignorando estas cosas, me sentía como apartada de Tí, y este apartamiento me afl igía, y mi corazón de madre no ha reposado hasta hallarte, y ahora me quejo de Tí, Hijo mío, no porque me sienta ofendida por Tí, sino porque no puedo estar sin tí”. Así se quejó en aquella ocasión la Santísima Virgen de su Divino Hijo. De la respuesta que Éste dió á su Madre y que, por cierto, encierra una sublime enseñanza, te hablaré otro día. Ahora concluiría el tema de la presente carta recordándote otro ejemplo de la queja de amor, y no de un amor humano, sino del Amor infi nito, del mismo Divino Amor de Jesucristo á su Eterno Padre. Me refi ero á aquellas palabras con que se quejó, clavado en la cruz y próximo á espirar, del desamparo
en que le había dejado el Padre, diciéndole: “Dios mío, ¿porqué me has abandonado?” Pero esta queja de amor está muy llena de misterios para tratarla á la ligera, y me contentaré con habértela recordado. Ya ves, pues, Nikole mía, que donde hay amor tiene que haber quejas del mismo amor: no son reprensiones ó riñas á la persona amada, sino demostraciones del amor que se le tiene. Sólo en el Cielo, donde todo es felicidad sin pizca de dolor, es donde el amor está satisfecho y harto y no puede quejarse. Pero en este miserable mundo y tratándose del amor entre dos infelices criaturas, como tú y yo somos, no podemos evitar el que alguno de los dos, sin pensarlo, dé á menudo al otro motivos de queja. Pero, te repito, que estas quejas del uno no deben causarle afl ición al otro, sino que debe recibirlas como muestras de amor, y atenderlas para evitar los motivos en adelante. Á las once voy á Sukarrieta, para volver mañana á la mañana ó tal vez hoy mismo te escribiré desde allí. Agur, urrebijotza: Jaungoikuak jagon begitxu beti bijotz eder ori, Berarena ixateko niriaren barruban Sabin


CARTA DEL 20-10-1899



Sukarrieta , 20-X-(18)99 Mi amada Nikole: Supongo en tu poder mi última. Estaba fechada ayer, pero se me hizo tarde para mandártela, y la he puesto en el correo esta mañana. He salido de ésa á las once; pero un asunto del partido me ha detenido en Gernika, donde he comido. He llegado acá á las cinco, y de la estación me he dirigido á Abiña. Estaba Gregori 21 con su marido y Dimasa 22 plantando fresas a todo lo largo de la viña principal. ¡Dimasa trabajando en la huerta! Me ha parecido otra. Pero no sólo ha cambiado en esto, sino que, al tomarle la cuenta después de cenar, he visto que en estos cinco días no ha gastado ni la cuarta parte de otras semanas. Querrá hacer méritos para que no la despache. Pero ¡si sólo fuera la cuesyión económica! Después de charlar un rato con Gregori, he entrado en tu casa. La madre andaba allí de un lado á otro, más viva que nunca. El padre esta
ba sujetando bien las correas del bustarri ó yugo. Me han recibido con chalos después de tantos días de ausencia. La madre me ha dicho que estuvo hablando contigo durante dos horas. ¡Cómo gozaría la pobre! Me contaba alegremente que una de las Hermanas le dijo que también ella comería nueces. Tiene muy presente el encargo que le diste para el padre: que en otra visita le lleve talo y leche. El padre dice que te visitará pronto, y que te llevará artue. Cuando el miércoles le enseñó á Gregori mi carta, dice que se rió mucho y decía: “¡Ori da modue! ¡Zortzi egunien nobijie ikusi barik! ¡Barririk be jakin ez!” No se ha reído hoy poco, repitiéndome lo mismo. Hoy ha hecho dos viajes al monte en busca de oŕbel con las vacas. Han limpiado primero el suelo, y recogida la argoma, la yerba y la hoja, han sacudido los castaños. Dice que hay mucha castaña: mañana la recogerá en dos viajes, y todavía le faltará uno para concluir de traer la oŕbela. Tanto el padre como la madre están muy fuertes y alegres y contentos. Siempre les he encontrado así desde que tú has ido al Colegio. Algún valor tienen tus oraciones. Ez arrotu onegaitik. Tengo muchos deseos de retratarlos á los dos, vestidos de día de fi esta. Todavía no me ha hecho un día bueno para ello. Después de estar un rato con los padres, he ido á la ermita á hacer una visita á San Antonio y luego he vuelto y he seguido hablando con ellos hasta las siete. Con estar en Abiña ó por Ituŕburu, ya estoy contento, aunque me encuentre solo. ¡Tanto me recuerda á tí aquel paraje! ¡Tantos recuerdos me trae á la memoria! Pero generalmente me sucede que, como no te encuentro á tí, tengo que ir donde tus padres para fi gurarme que estoy más cerca de tí. Á Ixil le he preguntado varias veces por su ama, pero el tonto de él no me contesta. El padre le ha colgado del cuello un tremendo cascabel de vaca, porque ya sabes que tiene la costumbre de agarrar de la pantorrilla sin avisar. Todo el día está sonando el dicho cascabel en Abiña. Se acerca Todos los Santos; pero creo no debemos pedir al padre la heredad que cultiva Manuel el herrero. ¿Qué te parece á tí? No creas que tengo gran empeño en ello. Sólo se me ocurre por si pensáramos plantar frutales que tardan mucho en venir, tal como el manzano. No quisiera obligarle á mucho al padre. Me guiaré por lo que tú me digas, pues tú conoces bien á tu padre y en estas cosas las mujeres veis mejor que los hombres.
El día pasado los inquilinos de Arrótegui trataron de llevar piedra de nuestro terreno 24: de aquella punta que está debajo de erbi-leku. El padre se lo impidió. También dos cazadores con un perro quisieron subir á la isla, pero los vieron á tiempo. Portugalete nos ha escrito á Bilbao proponiéndonos de parte de Gaspar que recojamos los muebles con una rebaja del 25 p.% (euneko ogetabosta), ó si no, que le abonemos 75 duros y que él se encargará de venderlos. No sé lo que pensaremos; pero creo que no aceptaremos ni lo uno ni lo otro, pues ya aceptámos lo que él mismo nos propuso y exigió antes: la devolución de los muebles. Además, nosotros estamos defendiendo, no nuestros intereses, sino los de un amigo. Mañana á las nueve voy á ésa, al mismo tiempo que la presente carta. Probablemente pasaré ahí algunos días. Son las doce de la noche y voy á acostarme. Mañana tengo que madrugar para hacer un encargo en Mundaka. Betiko naz zeuria. Sabin La semana que viene te mandaré las silletas y el San Antonio.


CARTA DEL 21-10-1899



Bilbao 21-X-(18)99 Niko mía: Son las diez y media de la noche y voy á cumplir mi palabra de escribirte todos los sábados. Esta mañana, al entrar en la estación de Pedernales se me ha acercado la hermana de Dolores y me ha entregado un paquete para tí, encargándome te dé muchos recuerdos. Luego, al llegar aquí, á casa, he abierto el paquete, creyendo que contendría un abrigo nuevo y de última moda lo menos, y me he encontrado con un abrigo verdaderamente barregarri: le faltan botones y está roto desde ahora. No entiendo lo que han podido hacerle en la costura. Te lo mandaré el lunes con las otras cosas. Estoy esperando impaciente tu carta de mañana. Cada vez que recibo carta tuya, se me abre el cielo. No sabes tú lo que gozo leyendo
tus cartas. Una docena de veces suelo leer cada una. Tú te apuras porque todavía no escribes bien. No hagas caso. Yo te entiendo perfectamente, y tus equivocaciones me hacen mucha gracia. Si escribieras sin hacer una falta, leería serio serio tus cartas; pero ahora, si alguno me viera cuando las estoy leyendo, me tendría por loco. ¡Me río tanto con ellas! Pero tú no seas insulsa: no creas que me burlo de tí por esto. Parece mentira que tenga que decírtelo. ¿Pero vas á creer tú que el que te ama puede burlarse de tí? ¿Será que tu amor propio se ofende por mis risas? Ten amor propio para cumplir tus obligaciones, para ser aplicada; no tengas amor propio para aparentar más de lo que sabes. Conmigo no sé por qué has de ocultar tus defectos. Sabes que te conozco bien; sabes que nada puedes ocultarme; sabes que te quiero como eres. ¿Por qué disimular conmigo esas cosas? En tus cartas conozco cuándo las escribes apurada y cuándo con sosiego. Cuando te apuras comes muchas letras y hasta palabras enteras. No te apures, Nikotxu; ten calma y escríbeme siempre con serenidad. ¿No tienes confi anza conmigo? Pues si tienes entera confi anza, ¿qué te importa poner disparates? La cuestión es que me digas lo que tiene en ese uŕebijotz, lo que te alegra, lo que necesitas, todo lo que tengas que contarme. Adiós, Niko de mi alma. Ahora quedo esperando la tuya como ánima en pena. Zeure uŕebijotz oŕena naz. Sabin


CARTA DEL 23-10-1899



Bilbao 23-X-(18)99 Hoy es justamente un mes, Nikole de mi corazón, que entraste en ese excelente Colegio. Ya comprendo que pasarías un día triste. Eso es natural. Pero debemos comprender también que, yo al dejarte ahí y tú al quedarte, cumplimos un deber, y ya te he dicho muchas veces y tú sabes muy bien que la felicidad en este mundo está en esto, en obedecer la voz de la conciencia. No sólo un día, sino varios, te habrá costado el acostumbrarte á esa vida de sujeción, separada de las personas á quienes amas. Pero pronto te habrás conformado y aun te habrás alegrado de entrar ahí, comprendiendo que nos conviene á tí y á mí y á todos.
Pero mira, Nikotxu mía: aquel primer día triste no debe ponerte triste ahora, porque las tristezas, pasadas no deben causarnos tristeza al presente, puesto que ya pasaron. Al contrario: deben alegrarnos porque ya pasaron, y más deben alegrarnos si las tuvimos cumpliendo nuestro deber. Pues bien: cuando te acuerdes de aquel día debes pensar esto: “aquel día triste ya pasó ¡qué alegría! Tuve aquel día triste, no porque ofendí á Dios, sino al contrario, porque hice una cosa agradable á sus ojos ¡qué alegría!” Ahora, me dices, en tu carta de ayer, que tienes un día alegre y otro triste. ¿Por qué Nikole de mi alma? ¿Por qué no estás siempre alegre y contenta? Ya sé que una carta mía te entristeció, pero olvida también aquella pena. Vuelvo á preguntarte: ¿qué es lo que te pone triste la mitad de los días? No lo comprendo. ¿Ya me dirás qué es? Te noto que estás desanimada porque crees que has aprendido poco. No es así, Nikole, no es así. En la escritura has adelantado mucho; esto quiere decir que también en la lectura has adelantado. En aritmética ó cuentas has aprendido muchísimo. Prueba, la cuenta de Septiembre y Octubre que me mandas. Sólo la suma está equivocada: son 39 pesetas en lugar de 31. Por esta cuenta veo que está sin un cuarto, pues creo que al entrar en el Colegio no tenías más que 6 ó 7 duros. ¿Porqué no me has pedido dinero antes? Con las otras cosas te mandaré. Me ha gustado mucho tu cuenta, por más de que me prueba que has estudiado este mes más cosas que las que yo quería. Lo primero es leer y escribir con facilidad: si no después más cuesta cualquier estudio. En esta cuenta he notado que pones: quina, 9 pesetas. ¿Para qué ha sido la quina: para el pelo ó para tomar? Si ha sido para tomar, es señal de que has estado enferma: si es así, ¿por qué no me has dicho? ¿Me dirás ahora? Aguŕ, laztana. Badakizu zeuria nazala betiko, ta niretzat zeu izatia dala nire pozik andijena. Sabin Escríbeme acá, mientras no te avise que voy á Sukaŕieta. Ayer estuvo Aŕotza en Bilbao y me dió recuerdos de Jone y Margarita para tí. Zeurian dinostazu gero esango dostazuzala gauza asko. ¿Noz, maitia? ¿Kartaren baten ala geruago?

CARTA DEL 24-10-1899


Bilbao 24-X-(18)99 Nikole mía: Te mando con ésta la silleta 25 para las funciones de iglesia, el abrigo que me dió la hermana de Dolores, un San Antonio para que lo pongas sobre la mesa de escribir y 50 pesetas para tus gastos particulares. No sé qué más mandarte. No te mando el corazón, porque hace ya tiempo eres dueña de él y lo posees. Estos días estoy muy ocupado en Bilbao y no pude volver á Sukaŕieta. Quisiera ir cuánto antes á preparar la tierra de los espárragos y hacer otros trabajos. Pronto empezaremos las sesiones de la Diputación y entonces vendré acá los martes á la noche, para volver los viernes ó sábados. Continúa haciendo con mucho fervor los Trece Martes de San Antonio. Pídele con mucha pureza de intención y con mucha confi anza, y no te negará lo que le pidas. ¡Quiera Dios que podamos visitar cuanto antes á la Patrona de Bizkaya en Lourdes, unidos para no separarnos jamás! No creo podré ir á Sukarrieta antes de verte el jueves. Si acaso me escribes, mándame acá la carta. Betiko zeuria Sabin
Bilbao 26 Diputación Provincial de Vizcaya Particular Pimpollico mío: Como esta tarde á las cuatro llega Luis, para salir mañana para España, no iré yo á ésa á las seis y media de hoy: dejo la vuelta á casa para mañana á las dos y media. Ya he dispuesto cómo arreglar la habitación. Tendremos un despacho, comedor y dos cuartos. Es probable que desde la semana que viene no me quede aquí los cinco días. Ya hablaremos de esto. Los amigos me han indicado la ma
nera de arreglar la cosa. El año es largo y siguiendo el sistema de ahora, me aburriría aquí. Hasta mañana. Tuyo el corazón de Sabin
Gutun baten zatia:  […] mía y yo soy tuyo. ¿Qué no debo hacer yo para conducirte á Él?¿Qué no debes hacer tú para ayudarme á servirle? Tú, mía; yo, tuyo; y los dos para Dios. Tú amándome á mí; yo, amándote á tí; los dos, amándonos en Dios y amados por Dios. Los dos, unidos en este mundo, sirviendo á Dios y bendecidos por Dios; los dos, unidos en el Cielo, bendiciendo á Dios y glorifi cados para siempre por Dios. Mira, Nikole: si Dios quiere antes de medio año estaremos casados. Pero, al casarnos, no busquemos los goces de este mundo: tengamos siempre puesta nuestra mirada en el Cielo. Cuando nos unamos en matrimonio, yo habré vivido treinta y cinco años. ¿Podré vivir otros tantos después? No lo creo. De todas maneras, me pasarán tan pronto como los que hasta entonces han pasado. Se pasarán en un abrir y cerrar de ojos, y moriré. Tú probablemente te quedarás en este mundo algunos años más, y buena falta me harán tus oraciones; pero pronto también me seguirás. Ahora bien: en el otro mundo ¿nos valdrá algo lo que hayamos disfrutado en éste? Nada, absolutamente nada. ¿Nos apenará algo lo que hayamos padecido en este mundo? Nada, absolutamente nada. ¿Qué será lo único que nos importe entonces? El haber salido de esta vida con la conciencia limpia de pecados y bien cargada de buenas obras. Esto es, pues, lo único que debemos procurar: ganar la vida eterna; y en la presente, que no dura más que unos días, no buscar con afán goces materiales y mundanos ni afl igirnos por los trabajos y tribulaciones que tengamos que sufrir. Así viviremos aquí felices con la felicidad posible en esta vida, y pronto, muy pronto, nos reuniremos los dos en el Cielo para ser felices eternamente.
Si á mí me dijeran “vais á ser el matrimonio más rico y más considerado en la sociedad, no sólo dentro del país, sino también en el extranjero; vosotros y vuestros hijos gozaréis de la salud más perfecta siempre; llegareis á muy avanzada edad bendecidos de todo el mundo, y al fi n moriréis sin dolores; pero no os reuniréis en el Cielo”: si esto me ofrecieran, te aseguro que preferiría me hicieran pedazos antes de casarme. Pero si se me dijera “para que podais reuniros en la Gloria habréis de dar vuestros bienes á los pobres; mendigaréis vuestro sustento de puerta en puerta; viviréis vida larga y plagadas de enfermedades y aborrécidos de todos; seréis perseguidos como criminales y encerrados en cárceles; se os morirán todos los hijos y (sic) pero de todas maneras, voy a hacerte aquí un par de preguntas, para que las contestes en tu primera. Te pondré en euskera las preguntas, y tú las contestarás también en euskera. Lenengo itauna Lagun bik, mundu onetan asko ma(i)te alkaŕ dabenak, alkaŕ topetan dabe inpernuban. ¿Pozarren ala asarrez ikusiko dabe alkaŕ an bertan? Bigarren itauna Gixon bat bizi izan da zindorik berrogei ta amaŕ urtian, pekatu bat be egin ezik. Egunian egunian mesia entzun, sarritan konpesau ta komulgau, elexa ta pobrei limosna andijak emon eta bere birtutien usain ederrez bixi dan erri gustija bete dau: Berrogei ta amaŕ urtiak egin ezkero, pekatu mortal txikibat baño eztau egitten, eta pekatu orregaz atrapetan dau erijotziak. ¿Nora juango da bere arimia? ¿Purgatorijora ba-dua, zenbat denporako gitxi gora-bera? Irugarren ittauna Emazte batek dauko gexorik senarra. Au geruago txaŕtuago. Egun baten dirautso andriari medikuak, elexakuak gexuari emoteko orduba eldu dala. Baña gexua etzan elexazale andija ta ganetik gustik bilduŕtija zan. Onezketiño egun bi pasa ziran. Andriak ezeban abadiari deituteko indarrik. Gexua ija iltten eguan. Etorri zan irugarren eguna, ta ordun asi zan gexua obatutzu. Iru aste geruago gexuak kalera uŕten eban, gustiz osatuta. ¿Nork egin eieban ondo: medikuak ala emaztiak? ¿Nork txaŕto? Ahora voy á exponerte un pequeño problema de cuentas, á ver si lo sacas bien. Es el siguiente:
He sembrado 20 fanegas de patata, con 7 carros de basura y 5 hombres que han trabajado 6 días. Cada fanega de simiente me ha costado 2,15 pesetas; cada carro de estiércol, 5,07; y el jornal de cada hombre ha sido de 2,75. Ya crecida la planta he gastado de azufre 20 kilos y 15 de sulfato de cobre; cada kilo de azufre me cobraron 0,50 pesetas, y cada uno de sulfato 1,00. Levantada la cosecha, me han resultado 115 fanegas, que he podido vender 80 á 2 pesetas y las restantes á 1,70. Pero en la saca de la patata he empleado 8 hombres en 10 días, con un jornal de 2,75. ¿Cómo he salido en el negocio? Procura contestarme sin consultar con las Hermanas. Lo demás, no tendría gracia.


CARTA DEL 28-10 1899



Bilbao 28-X-(18)99 Nikole mía: Son las once de la noche y no quiero se pase el día de hoy sin cumplir mi palabra de escribir los sábados. Luis ha comenzado ya á hacer el proyecto de la casita. Será barata, bonita y cómoda. ¿Qué te parece, Niko: nos casaremos antes de hacer la casa ó esperaremos á que se concluya? Dímelo en tu carta. Pero no sé por qué te hago preguntas. Más de mil te he hecho en cartas anteriores y á ninguna me has contestado. Aguŕ, Nikotxu. Mañana á la noche voy á Sukaŕieta. La semana que viene empiezo con la Diputación. Ya vienen los jaleos. Pide á San Antonio para que nunca deje de servir fi elmente á mi Patria. Los españoles no cejan en su empeño de aniquilarnos; nosotros, si Dios nos da gracia, no dejaremos jamás de procurar la salvación de Bizkaya y de todos los euzkeldunes. Mañana ó pasado te escribiré más de largo, Aguŕ laztana, nire jaube ori.


CARTA DEL 30-10-1899


Bilbao 30-X-(18)99 Diez y media noche Apurada Nikole: De vuelta de Sukaŕieta me han venido dos cartas tuyas dentro de un mismo sobre: una del 28, y la otra del 29. Enseguida que recibas esta mía, me escribes si esas dos cartas me las mandaste así, dentro de un sobre. Como ves, no me he movido de aquí. Unas cuantas ocupaciones me entretienen, sin dejarme marchar. Mañana tengo que ir á la Diputación, pasado mañana, miércoles, tengo junta del partido; el jueves, sesión de la Diputación; el viernes probablemente lo mismo; y hasta el sábado no podré ir á Sukaŕieta. Me dices que te escriba lo que pasa en Sukaŕieta. Pues ¿qué ha de pasar allí, chica mía? Cuando no hay noticias, es señal de que están bien. Cuando se está enfermo ó hay alguna novedad, enseguida se suele escribir. ¿Tanto te apura el saber si Gregoria ha ido á vivir á la casa nueva ó no? ¿Se te ha ocurrido que podríamos vivir nosotros en ella hasta concluir la casa? Pero ya te dije en mi última que no voy á preguntarte nada, pues á ninguna pregunta me contestas. Casi dudo de que entiendas mis cartas. Si las entiendes, eres de lo más notable que puede hallarse, porque no me contestas, y así la mayor parte de mis cartas resultan imbéciles. Adios, Nikotxu; ten paciencia y calma, ya sabes que mientras no recibas noticia ninguna, señal de que todos estamos buenos. Aguŕ laztana, eguben aŕtian. Sabin

CARTA DEL 1-11-1899


Bilbao 1-XI-(18)99 Mi muy graciosa Nikole: “Anoche, al venir á cenar, me encontré en casa con tu chistosa carta.
Conque ¿tus deseos de saber si tu hermana Gregoria ha mudado de casa eran porque la quieres mucho, eh? ¿No será porque quieres poco á Mónica? . Algo ha debido de llegar a tus oídos y debes de saber tú, corderito mío, que el panadero quiere tomar la casa de Gregori, para lo cual le ha pedido que le haya un horno en la planta baja. Pues te advierto una cosa: corona, y es que si la panadera va a vivir a la casa nueva casi casi tendrá mejor casa que la nuestra y así ella aparecerá una señora, mientras que tú parecerás lo que eres: una pobre aldeana. Sin duda a tí te importa poco casarte pronto conmigo: lo que te importa es que no sea la panadera la que vaya a vivir a la nueva casa. ¿No es así, Nikotxu? Pues bien, angelito mío: no debes guardar rencor á nadie, que es cosa muy fea, que es cosa que Dios prohibe y castiga, y es cosa impropia de un corazón noble y bondadoso como el tuyo. Si Mónica nos ha hecho mucho daño y no te quiere como hermana, súfrelo con paciencia, ofrece esas penitas al Corazón de Jesús, perdona á tu hermana y pide á Dios que la perdone y que la haga buena muy buena y muy feliz. Mira, puesto que me has prometido obedecerme siempre y pronto, vas á rezar ahora mismo antes de seguir adelante leyendo, un Abe Marija, para que Mónica se haga muy rica, muy rica. ¿Ya la has rezado? Bueno: pues ya no tengas rencor a nadie; quiere bien á todos, y en primer término á tus padres, y deja que Mónica vaya á vivir á la nueva casa y alégrate de ello. Lo que parece que no te preocupa es cuándo nos hemos de casar. Pero yo tengo que creer que te preocupa, porque si así no fuera, díme tú si podría quererte. Sí te preocupa, sí. Lo que te pasa es que no me lo quieres declarar ahora, y esto es una gran tontería. Oye: en todos los pasos de la vida, cuando el hombre no quiere sujetarse seriamente á los mandatos de Dios, halla un sistema de criterio y de conducta, inventado para el caso por el mundo con leyes, reglas y todo. Hoy todavía la gente no podría ver sin escandalizarse que un muchacho, al encontrarse en medio de la calle con una chica, la fuera á abrazar y á cogerla de la cintura. Si los padres de la chica fueran con ella, fi gúrate lo furiosos que se pondrían. Pero esa chica misma va á una romería, y á la vista de todos se deja abrazar y coger de la cintura por el mismo muchacho, y á nadie le choca: todos lo ven como la cosa más natural del mundo. Ni los padres de la chica se asustan: al contrario, se alegran de que su hija se divierta así. Si fuera del baile no le permiten tales libertades, no es por respeto á Dios, sino por respeto al mundo: si respetaran á Dios, tampoco en el baile se las permitirían.
Otro ejemplo. La mayor parte de las chicas que andan loqueando por esas calles y esos paseos, acompañadas de la pareja, se cuidan muy poco de ser fi eles á Dios en sus amores, pero la más tonta de ellas se guarda muy bien de declararle á un acompañante demasiado pronto el amor que le tiene. Es que la ley de Dios le importa poco; la que le importa es la ley del mundo, y el mundo las aconseja que, en lo posible, no revele su amor á un novio. ¿Por qué? Porque si lo hace, en primer lugar se rebaja y humilla, y en segundo lugar se expone á que, recibiendo calabazas, el otro se ría de su amor; y ni lo uno ni lo otro le conviene al amor propio, al orgullo, á la vanidad. Se suele decir que eso hacen por pudor, por guardar el respeto. Pero es un pudor falso. La que tiene valor para ocultar su amor no declarándolo con la lengua, también lo tendría para guardar su honestidad después de declararlo. Más de una vez he oído contar á algún amigo lo bien pensadas que le escribía las cartas su novia, con tanta discreción y prudencia que, queriéndole muy de veras, jamás le manifestaba lo más mínimo su amor. Esto será muy bonito y muy propio de la vanidad y del disimulo de la mujer, pero poco conforme con la sinceridad que recomienda la doctrina evangélica. Ese criterio es el del mundo, no el de Cristo. Á Cristo le agrada el corazón sencillo, noble y claro. La mujer enamorada según el mundo huye de estas dos cosas: de declarar su amor y de hablar de casarse. De manera que es pecado para el mundo lo que es destello de la Divina Caridad que es el amor, y pecado, lo que es un verdadero Sacramento, que es el casarse. Pero á juicio de nosotros los cristianos tan tonto debe ser el ocultar el amor, como el estar diciendo todos los momentos ¡cuánto te quiero!; y tan malo debe ser el no hablar de casarse amándose, como el casarse sin amor. Tú Nikole, yo nos queremos, y nos hemos declarado nuestro amor setenta mil veces, y lo hemos sellado últimamente ante testigos, prometiéndonos casarnos. Podemos y debemos hablarnos, pues, de casarnos, con toda claridad. No tememos el casamiento como cosa de moda, de costumbre ó como ocasión de placeres honestos, sino como sacramento y como unión de nuestros corazones y de nuestras personas santifi cada por Dios. Cosa seria es para que se tome á broma; cosa santa es para que se tenga reparo en hablar de ella. Creo que una de las causas de la perversión de la juventud es la manía que hay en las familias mejor educadas, de no hablar del casamiento los padres á sus hijos cuando éstos llegan á cierta edad. No les acostumbran á juzgar seriamente el asunto y los dejan abandonados á su instinto natural, y bien sabemos que la naturaleza humana está, por su primer pecado, inclinada al mal.
Y basta por la presente. Mañana, Nikole, mía, con la pena consiguiente, tengo que privarme de verte. Á las 12 tenemos la sesión de la Diputación y tendré que ir allá un par de horas antes á estudiar algunos asuntos. Paciencia. Te escribiré. A la Madre Superiora le dices que ya mañana podrías empezar los estudios que le indiqué para el mes de Noviembre, y que haga el favor de fi jarte la pensión por el mismo; me escribes y te mandaré el dinero enseguida. Aguŕ, suŕ-andi maitia. Sabin

CARTA DEL 2-11-1899

Bilbao 2-XI-(18)99 Nikole mía: Es la una y media y en este momento llego de la Diputación. Ya desde mañana las sesiones serán por la tarde. Tendremos sesiones como antes: miércoles, jueves y viernes. De manera que saldré de Sukaŕieta los martes en el tren de la noche, y volveré los viernes en el último tren. Luis salió de aquí el martes pasado,31, á las once de la mañana. Marchó hacia Gipuzkoa, sin decir á dónde ni para cuánto tiempo. Hoy he dejado de verte por servir á la Patria. Antes es la Patria que la mujer y los hijos. Tú no eres aún mi mujer; aunque sí esposa: pero te amo como si lo fueras, y antes de dar gusto á este amor está el cumplir el deber patrio, aunque sobre la privación de ese placer me cueste el sacrifi cio de mi persona y de tí misma. Muchas veces te he dicho esto mismo; pero ya que ha llegado ocasión oportuna, he querido repetírtelo y un día de estos te escribiré más largamente sobre esta materia. Toda tu felicidad en este mundo, Nikole de mi corazón, consistirá en estas dos cosas: en cumplir tus deberes y en ser mía. Dios podrá concederte además de ello alguna otra dicha; pero tú no debes pretender nada fuera de esa felicidad que te digo. Ella la puedes asegurar: el cumplir tus deberes depende de tí misma y de mi ayuda: yo prometo
ayudarte á ello. El ser mía depende de tu voluntad y de la mía: yo te prometo no amar jamás a otra mujer sino á tí. Uno de tus deberes principales es el de estar sumisa á mis mandatos y obedecerme en todo lo que no vaya contra Dios. Uno de mis deberes principales es el amor patrio, el amor á mi raza, que es nuestra gran familia. Si yo, por servir á mi Patria te hago padecer, tú debes sufrirlo bien convencida de que así cumples tu deber. Endulzarás esa pena, pensando que padeces porque yo cumplo mi deber. Yo endulzaré las que me aflijan al servir á mi Patria, pensando que tu corazón está unido al mío y le sirve de apoyo para soportarlas. Nunca me enamoras más, nunca te admiro y contemplo con más gusto, nunca se enciende más el amor que te tengo, que cuando veo que cumples tu deber á costa de algún sacrificio. Nunca me debes tú querer más que cuando me veas cumpliendo mi deber, cuésteme lo que me cueste. Aguŕ, Nikotxu. Lee mi última carta, haz lo que en ella te encargué y escríbeme. Este mes tienes más estudios, y de consiguiente la pensión debe de ser mayor, y necesito saberla para mandarte el dinero. Recibe un abrazo de mi alma Sabin

CARTA DEL 3-11-1899


Bilbao 3-XI-(18)99 Nikole, corona mía: Al concluir de leer tu carta ayer, me dió la risa tan fuerte, que estuve riéndome más de media hora. Cuando me llamaron á cenar seguía riéndome, la hermana y la sobrina me preguntaron por qué me reía. Tú dirás que me burlo de tí. No es eso: es que me haces mucha gracia, Nikotxu, cuando me hablas con sinceridad. Con lo de ella (no tienes el valor de nombrarla) has pasado una buena rabieta. Ya te compondrá el P. Gueréquiz. Me dices que no le tienes envidia: así debe ser. Me dices que no tienes tú orgullo: así debe ser. Me dices que te riño, y en esto no tienes razón, porque mi carta no era de riña, sino de corregir, Nikole. Me contestas que quieres casarte cuando yo quiera. Es una respuesta demasiado cortés: de mucha etiqueta.”¿Por dónde iremos de pa
seo? –Por donde usted quiera”. “¿Nos sentamos? –Como usted quiera”. “¿Vamos á casa? –Como usted quiera”. ¿No es verdad, Nikotxu, que así se contesta siempre á una persona de mucha etiqueta ó de mucho respeto? Y bien: ¿ya crees que al marido le debe tratar la mujer con tanta etiqueta ó respeto? Figúrate que á todo lo que el marido pregunte, contesta la mujer así: lo que tu quieras, como tú quieras, cuándo tú quieras. ¿No es verdad que una mujer así sería una cacho de madero? La mujer, Nikotxu, es persona como el hombre y debe tener voluntad propia, si bien sumisa al marido. Más hermoso que ese como quieras es oir esto: “yo quisiera ó á mí me gustaría esto, pero me conformo con lo que tú quieras”. Contestando así, se demuestra primero que hay sinceridad, es decir, que se dice lo que se siente, y además que hay sumisión y obediencia. El ejemplo lo tienes en el mismo Cristo que en la Oración del Huerto decía á un Eterno Padre: “Si es posible, líbrame de la pasión; pero hágase tu Voluntad y no la mía”. Conque, Niko de mi alma: vuelvo á preguntarte: ¿cuándo quieres casarte? ¿Á que no me contestas? Maixu se casa á fi n de año con la menor de aquellas hermanas bizkaitarras de Gernika. No sé si estabas enterada de sus relaciones. Todos los domingos pasa allí. Está loco, completamente loco. Para él no hay en el mundo chica más santa que su novia. Otro amigo mio que empezó las relaciones este verano se ha casado el día de Santa Teresa. Nosotros somos los que andamos atrasados. Verdad es que todavía no hemos cumplido los veinte años... (!!!) ¡Cómo ha de ser! ¡Si todo fuera querer, no es verdad, Nikotxu? Paciencia, y pedir mucho á Dios, por medio de la Virgen y de San Antonio No comprendo qué te ha asustado de mis cartas. ¿Lo de la última? Pues chica: hace tiempo que sabía eso. Todavía el día pasado le recordé á un amigo lo que me dijo en una ocasión: que tú hubieras vivido más tranquila casándote con un aldeano. Esta es la pura verdad. Pero conmigo llevarás una vida llena de calamidades y austera. Esto tiene la ventaja de que aprovechándolo bien, da más grados de gloria en el Cielo. Me ha chocado que la pensión de este mes no sea mayor que la del pasado. Aquí te mando las sesenta pesetas. Al entregarlas á la M. Aspiazu le das muchas gracias.
¿Ya estuviste anoche en la función de la Residencia? Yo estuve en ella: me gustó mucho el sermón del P. Zugasti, que es algo pariente nuestro. Habló sobre el Purgatorio, y casi todo el sermón consistió en Doctrina cristiana, que es lo principal. ¿Á tí te va gustando el estudio de la Doctrina? Ya quisiera que te afi cionaras mucho á él. Es estudio que nunca debe dejarse de las manos. Cuando vivamos en nuestra casita, rezaremos juntos en familia el Rosario y leeremos la Vida del Santo. Estas son prácticas que me enseñaron mis padres, y que deben observarse en toda familia cristiana. Desde el día de San Andrés hasta Navidad, las 40 Avemarías. En la Cuaresma la Sagrada Pasión. Y así en las distintas épocas del año. El Catecismo explicado es conveniente leerlo á menudo. Oye Nikotxu: no me pongas más apreciable en las cartas. Me parece palabra muy estudiada. ¡Algunas vueltas le habrás dado al libro de cartas para escogerla! En vez de apreciable, ponme cualquier otra cosa en euskera, lo que primero se te ocurra, y la carta sigues escribiendo en español. Dentro de unos días voy á empezar á tomarte la lección por carta. Te preguntaré cosas de Doctrina, Aritmética y demás. ¿Quieres? Hoy voy fi jamente á Sukaŕieta. La carta de mañana me la diriges allá. Volveré el martes á la noche. Aguŕ, Nikotxu. Sabin Me gustaría saber lo que haces desde que te levantas hasta que te acuestas. Quisiera saber también qué estudios tienes ahora y qué clases al día. Dime también que parte de la Doctrina has estudiado ya, explicada, por supuesto. Otros encargos te voy á dar: tu nombre escríbemelo siempre con k, así: Nikole. Y otra pregunta te voy á hacer: ¿ya tienes bastante ropa? Te quedas tú con el sobrante de ese dinero.
CARTA DEL 5-11-1899

Sukarrieta 5-XI-(18)99 Nikole de mi alma: Ayer no pude salir de Bilbao. Hoy he venido en el tren de las 2 y 30, en compañía de Gangoiti 29 y de Arróspide hasta Gernika. El segundo ha venido hasta Sukaŕieta, pues aquí estaban Jone y su hermana mayor. Estas habían venido a la subasta que Gaspar está haciendo de todos los muebles de Txatxaŕamendi 30. Pero no han comprado nada por caro. Ya veo: también Jon y Jone se están preparando para casarse. He dado una vuelta con ellos, y luego les he acompañado a la Estación: así es que se me ha hecho tarde para ir Abiña. . Iré mañana antes de comer. Me han dado muchos recuerdos para tí. Mañana espero recibir carta tuya, y después de esto y de hacer la visita á los padres y otra á Gregori, te escribiré. Después de diez y seis días de ausencia, me ha gustado esto mucho más que antes. Aquí se respira paz y sosiego con el puro aire de la mar. Lástima sería que, después de hacer nuestra casita en Ituŕburu y de vivir en ella algún tiempo, tuviéramos que abandonarla para irnos á vivir lejos de nuestra querida y desgraciada Patria. Todo es de temer: odio feroz nos tienen los españoles, y no han de descansar hasta hacernos imposible la vida aquí, si hemos de seguir trabajando para infundir en los corazones de nuestros paisanos el amor patrio. En paz me dejarían á mí y aun puede que me lo pagaran con largueza, si desistiera de continuar propagando las ideas patrias y me retirara á hacer vida tranquila sin atender á otra cosa que á mi propio provecho y al de mi familia. Pero entre vivir con esta felicidad material en nuestro rincón de Ituŕburu, y vivir vida de trabajos y penalidades lejos de nuestra tierra y apartados de nuestros parientes, sin que nunca jamás podamos volver á contemplar estos montes y estas playas, prefi ero esto segundo, si sólo así puedo cumplir el deber que Dios me impone de mostrar á mis hermanos de raza el único camino que puede llevarlos á salvar á su Patria. Aguŕ, Nikotxu, bijar aŕtian. Sabin


CARTA DEL 6-11 1899


Sukarrieta 6-XI-(18)99 Nikole mía: He recibido tu carta de ayer. ¿Quieres, pues, que te diga cuando se va á casar Sabin? Ahora mismo te lo diré. Si Dios quiere, Sabin se casará tres ó cuatro semanas después que Nikole salga del colegio. ¿Quieres saber cuándo saldrá Nikole del Colegio? Pues también te diré. Saldrá cuando haya aprendido bien la Doctrina Cristiana, á leer bien, á escribir con facilidad, á tratar á las gentes, á hacer cuentas y á remendar bien la ropa. Entonces saldrá del Colegio. ¿Cuándo será eso? Esto ya no lo sé yo. Tú lo sabrás. Espero que en la primera carta me digas para cuándo creas que Nikole aprenderá todas esas cosas. No dejes de decírmelo, pues yo sé que Sabin está deseando llegue cuanto antes ese día. No sé hasta dónde ó qué parte de la Doctrina habrás estudiado; Como te decía en la carta de ayer, esta mañana he estado en Abiña. Todos están muy buenos y me han dado muchos recuerdos para tí. La madre está muy fuerte. Dice que se le ha hecho un siglo el mes y medio que estás fuera de casa. De Abiña he ido á ver á Gregori y Sabintxu. Este estaba durmiendo. Según me ha dicho Gregori, arrienda la casa al panadero por 55 duros anuales. El coste del horno pagarán á medias. la casa con horno y todo, le vendrá á costar á Gregori unas 5.000 pesetas. De manera que vendrá á ganar justamente el 5,50 por 100: euneko bost eta erdija. Es bastante sacar para propiedad de aldea. Ahora ya zabez (sic) lo que paza (sic) ¿no ez (sic) verdá (sic); Niko? Dimasa sigue trabajando en la huerta. Ahora casi no me atrevo á despacharla. ¿Qué te parece á tí? Los dos conejos se han escapado de la isla. Al uno lo atraparon los de Santarena 31 y lo comieron tranquilamente. ¡Qué buenos amigos son

los de ese caserío! Al otro lo encontraron los perros de Marcos, yendo éste de caza, y recibió un tiro. Para el Gabon vendrás á casa. Así se lo he dicho á tu madre. Por Dios te ruego, Nikole, que te apliques mucho en la Doctrina, en leer, en escribir, en cuentas, en urbanidad y en remiendos y composturas. Lee mucho mucho, escribe mucho mucho y haz muchas cuentas. Como para hacer la casa serán necesarios unos 6 meses, no esperaremos á concluirla para casarnos. Arreglaremos el cuartito y la cocina de Abiña, y después del viaje de boda, allí nos instalaremos hasta terminar la casa. También la habitación en que vivo podría arreglarse para unos meses. El inconveniente que hay aquí es el de la vecindad. En fi n, ya lo veremos. La cuestión es que ya estoy resuelto á no esperar á la casa para casarnos, pues, como dices muy bien tú, si así voy me van á llegar los 40 años. Lo que hace falta es que tú te apliques en lo que te he dicho. Luego, sólo necesitamos que Dios nos ayude para poder aprovechar las vacaciones de la Diputación, pues no quiero faltar á ella porque sería faltar á mi deber. Las vacaciones son de enero á Abril, y después de Junio á Noviembre. Ahora, una pregunta: ¿cuándo terminas los trece Martes de San Antonio? Supongo que lo de mamá y papá, en vez de madre y padre lo habrás dicho en broma, y no por fi nura. Porque lo demás, te cantaría aquello de Mamá, papá Canito me quiere pegá. ¿Porqué, porqué? Por algo zerá... Paulina ha comprado en ésa unos muebles muy bonitos, juegos completos de comedor y alcoba, por 2.300 pesetas. Piensa tomar en Lekeitio una habitación. Los muebles completos ya le subirán á más de 9.000 pesetas, y eso que no son de lujo. Aguŕ, laztana. Sabin


CARTA DEL 7-11 1899


Bilbao 7-XI-18(99) Mi muy amada Nikole: Acabo de llegar á Sukarrieta, y antes de cenar deseo escribirte cuatro líneas. Esta tarde he pasado un largo rato hablando con la madre y Gregori en la heredad. Dice la madre que tiene muchas cosas que contarte, pues el padre quiere tomar una criada mayor que sirva para todos los trabajos: ni con el chico ni con Carmen se arregla bien, según se ve. Yo le he dicho á la madre que todo se arreglará cuando nos casemos, y que hasta entonces tenga un poco de paciencia. Sin embargo, si á tí te parece que ahora se puede hacer algo para dejar contentos á los padres, me lo dices con toda franqueza. Me ha contado la madre que esta tarde ha estado allí una señorita, sobrina de aquella señora que el año pasado estuvo en vuestra casa varios días con su criada, y que le ha dicho que su tía sabe que tú estás en Bilbao y que tiene muchos deseos de verte, pero que ignora dónde estás. La madre no ha acertado á darle las señas, y es mejor, porque esas visitas suelen ser impertinentes y luego traen cola, pues las mujeres no saben estar callando, y sobre todo si no tienen en qué ocuparse, como aquella señora. Parece que piensa ir pronto á Abiña á pasar unos días, como el año pasado. Los mundakeses del ollatoki ya han dejado el negocio y vendido todas las aves. Han perdido unas 20.000 pesetas. Aguŕ, Nikotxu, etzi aŕtian. Sabin


CARTA DEL 11-11-1899



Bilbao 11-XI-(18(99) Mi Nikole amada: Hemos terminado ya en la Diputación las tres sesiones de esta semana, y me dispongo á trasladarme mañana á Sukaŕieta á pasar un par de días tranquilo. Voy á sacar licencia para caza, á limpiar la escopeta, que hace tanto tiempo está durmiendo, y así

pienso aprovechar los tres días que mis ocupaciones me permiten estar en Sukaŕieta, para dar unas patadas por los montes, juncales y playas, que buena falta me hace. ¿Cuándo me acompañarás tú de caza? Zeuk dakizu, nik baño obeto. ¿Te acuerdas de aquel primer paseito que dimos por los juncales de Busturia, siendo objeto de las curiosas miradas de los que desde los altos nos contemplaban sin nosotros verlos? ¡Qué paseo más triste aquél, chica! Ya creí que nos separábamos aquel día para volvernos á ver Dios sabía cuándo! Mucho debiste de rezar á San Antonio. ¡Cuidado que te quiere tu Pariente! ¿No te gustaría tener ahora un libro de notas con los sucesos y las impresiones de todos los días desde que te conocí cuando te mandé llamar al padre para demarcar el terreno y cerrar el trato del número de peonadas? ¡Qué mala eras entonces para mí! Primero te resististe á ceder un árbol de tu huerta; después te negabas á consentir que tu padre me cediera los derechos sobre la ermita. ¿Sería porque eres cicatera? Á propósito de esto, voy á echarte un sermoncito de esos que tú crees que son riñas. Déjame, pues, que te riña un poco, que si te riño, es porque te quiero. El día pasado, digo, ayer, tenía muya razón la M. Aspiazu en motejarte de roñosa. Y ante todo te diré que debe oir á la M. Aspiazu cuanto te diga y hacer cuanto te aconseja como si fuera yo quien te lo dice y te lo aconseja. Y ahora te he de decir que seas muy generosa con el prójimo y no seas roñosa contigo mismo y con su casa. Creo que con el prójimo ya eres generosa. Si en esto me engañara, no sería feliz jamás, pues á mi gusta que la persona sea muy caritativa. Pero contigo misma eres un tanto cicatera, y bien te han conocido en esto las Hermanas. Verdad es que eres cicatera sin ser codiciosa, pues no eres pedigüeña. pero de todas maneras, la roñosería es prima hermana de la avaricia, y no hay pecado capital más abominable que éste, pues no tiene excusa ninguna ni en la misma naturaleza humana. En fi n, querida Nikole, en esto de gastos tuyos, guíate ahí por los consejos de la M. Aspiazu; y después te guiarás por los míos. Dime con qué ropa sueles salir á la calle, pues tengo necesidad en saber si una que ví ayer eras tú.
Si te basta por ahora la ropa que tienes para fuera, no te hagas más, pues creo que, si tú te aplicas, se acerca el día en que nos hemos de unir en matrimonio. Pide mucho á San Antonio: ya sabes que mis oraciones no llegan al Cielo; en cambio, lo que por mí hacen otras personas, parece que llegan con facilidad. Nikole mía: ¿cuándo rezaremos juntos en San Antonio? Allí nos hemos de casar. ¿No te parece bien? Tendría mucho gusto en saber que en este mes de las Animas rezas por mis padres, aunque no los has conocido. Ya sabes que desde allí, si aún no han subido al Cielo, te están mirando, y en todos los momentos orando por nosotros. Tienen ya noticia de los esponsales que hemos celebrado, saben que tú vas á ser mi esposa y te aman ya como á hija suya: porque allí querida mía, no hay las preocupaciones y pequeñeces que en este valle de miserias nos hacen padecer. Allí todo es amor según Dios, y sólo se interesan por la salvación de nuestras almas, importándoles nada seamos pobres ó ricos. La riqueza y todos los bienes que aquí parecen son cosas que Dios da por añadidura á quien le parece. Nosotros no debemos desvivirnos por ellas, pues únicamente por servir á Dios y así salvar nuestras almas, y darnos á Él porque somos creados y redimidos por Él. Para esto, para servir á Dios, nunca nos falta la gracia necesaria, y ésta nos basta, si de ella queremos aprovecharnos. Mañana sábado, en el último tren, voy á Sukaŕieta, Dios mediante. Si me escribes, como espero, no una, sino cincuenta cartas, envíamelas allá, donde estaré hasta el martes á la noche. Tuyo, para Dios, siempre y totalmente Sabin


CARTA DEL 12-11 -1899



Bilbao 12-XI-(18)99 Nikole mía: Con la presente te mando otra escrita ayer noche, viernes, y que no te he enviado esta mañana por distracción.
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Cuando recibas una y otra ya estaré en Sukaŕieta; hoy no he podido ir. Mañana voy en el tren de las 5 y 45, oída misa de 5. Tú no me lo creerás, pero iré á esa hora, pues tengo que estar allí á las ocho para acompañar á Izpizua 32 á ver una mina. Ya ves si tengo que madrugar. Volveré el lunes á la noche para el martes, estudiar alguna cosa en la Diputación. Siento no haber comprado unos pastelitos para llevar á tu madre. Yo soy muy tonto para obsequiar á nadie. Contigo me pasaba lo mismo. Cuando llegaba á Abiña caía en la cuenta de que no te llevaba nada. Estoy soso: nada tengo que contarte. Oye, Niko: todavía no me has dicho lo que haces desde que te levantas hasta que te acuestas, es decir, la distribución de horas que tienes. me gustaría saberlo, para fi gurarme qué estarás haciendo cuando me acuerdo de tí. Pues ahora estará en misa... ahora, leyendo... ahora cosiendo... No sé una palabra. Sólo me fi guro que comerás á las doce. Yo me levanto á eso de las ocho. En toda la mañana no voy á Bilbao 33, sino muy rara vez. E eso de las dos y media o tres, al Café. ¿Sabes cual? El suizo de la Plaza Nueva. (Como se te dijera truco!...). A las 3,30, á la Diputación, si la hay, y si no, a eso de las cuatro, a dar un paseo por el Campo ó por San Mamés. . Cenamos á las nueve, y á las once ó doce (si no tengo algún trabajo fuerte) me voy al catre. Generalmente suelo escribirte las cartas antes ó después de cenar. Agur, Nikotxu, hasta mañana, que te escribiré después de recibir la tuya. Sabin Tú tanto me escribes, que casi me falta tiempo para leer tus cartas.


CARTA DEL 13-11-1899



Bilbao 13-XI-(18)99 noche Mi amada Nikole: Tengo en Sukaŕieta 17 cartas recibidas de tí. La 1ª es la que me escribiste por medio de otra persona. La 2ª es la segunda que
me escribiste de tu puño y letra desde Abiña á mi casa, y la primera que me mandaste así escrita. La primera que de tu puño me escribiste estando yo enfermo en Bilbao y que no echaste al correo, tú la guardaste con mis cartas y la tienes ahí. Mándamela con la primera que me escribas ó dámela el jueves, para completar la colección. Las otras cartas tuyas que tengo son 15, contada la tarjeta. De los 7 días de Septiembre son 2. 1º decena de Octubre ............. 2. 2ª “ “ ...................................... 3. 3ª ...” “ .................................... 5. 1ª “ de Noviembre .................. 2. ______ 14. Tengo hasta ahora 1 de la 2ª decena de este mes. Resulta que en la decena siguiente á mi reprensión de mediados de Octubre es cuando más me has escrito. ¿Querrá decir esto que sólo con reprensiones podré conseguir de tí pruebas de amor? Medita tú sobre este punto: yo no quiero continuar, pues otra vez dirías que te riño. Un escritor cristiano dijo hablando de las jóvenes que están en relaciones: “Conviene que las mujeres amen mucho, pero honestamente; y escriban poco, pero de tarde en tarde”. Cualquiera diría que tú has leído ese consejo. Me escribes poco: una página escasa; pero ... de tarde en tarde. Bueno es leer á los buenos escritores sobre estas materias y oír sus consejos. Pero el mejor consejero para una joven debe ser quien ha de ser su esposo, si es de ideas cristianas y cristiana conducta y ama sinceramente. Los escritores hablan para todos en general; pero de unas relaciones á otras cabe una distancia inmensa. “No debe la mujer que ama demostrar su amor con tanta desenvoltura que á su amado le pueda dar ocasión para faltarle al respeto”. Así cambiado el consejo del escritor citado, sería aplicable á todas las relaciones sin excepción. Ahora bien: tú ya debes de conocerme, y tú sabrás cómo conducirte conmigo.
Lo que sabes desde hace cerca de dos años que empecé á tratarte es que a mí gustan los caracteres ingenuos, claros, abiertos, nobles y francos, que nada disimulan, nada ocultan, nada encubren y nada callan. Yo, sólo de un corazón así puedo enamorarme. El recato cristiano é hijo del amor á Dios pero el disimulo es mundano é hijo del amor propio. El recato es señal de desconfi anza en la propia virtud y de lo verdadero y puro del amor; el disimulo es señal de desconfi anza en la virtud ajena y de lo pobre y escaso del amor. Donde hay desconfi anza no hay amor. La confi anza revela amor y á mayor amor corresponde más respeto en la persona amante, si ama dignamente. Sé que tú confías plenamente en mí: no puedo quejarme de que me ocultes tu afecto. Pero noto en tí cierta falta de claridad que no es natural de tu carácter ni se debe á refl exión. Creo comprender cuál es su causa. Así como, según tú misma confi esas, eres un poco cicatera porque has vivido en Abiña formando siempre una sociedad económica con tu madre, dándole todo cuanto ganabas y esperando para tus gastos á lo que ella te diera de tarde en tarde y con medida escasa; así has tenido siempre con ella una especie de sociedad secreta en virtud de la cual entre las dos no había secreto alguno, pero los tenías en gran número para los demás, haciéndoos con todos reservadas y disimuladas respecto de vuestros asuntos y negocios. De este continuo reservar, ocultar y disimular las cosas, tuvo que nacer el temor de que otros las supieran y el desconfi ar y recelar de todos. Así es como debiste de adquirir esa facilidad que tienes para ocultar tus afectos, tus deseos y aspiraciones y aun tus penas, y lo difícil que te es y lo mucho que te cuesta el manifestarlos y ser comunicativa y expansiva. Al empezar nuestras relaciones empezaste también tú á desligarte de esa sociedad que formabas con tu madre; pero, no llegando aún á constituir una nueva conmigo, resultó que en cierta época estabas reservada con tu madre y á la vez conmigo mismo. Ya recordarás que en alguna ocasión te corregiste de ese defecto; pero es lo cierto que te costaba mucho, según yo creo; tenías que hacer un gran esfuerzo; y por último nunca llegaste á dominarlo del todo y á hacerte natural y espontáneamente clara y franca. Yo espero que en el matrimonio has de cambiar completamente en ese particular.
Ese defecto de ser reservada, poco comunicativa y poco expansiva, es el único que hallo en tí. Acostúmbrate á pensar en él, y cuando comprendas que estás callando lo que debes hablar, haz un esfuerzo con ánimo de vencerte y dilo claramente. Pero ¡por Dios! no emplees el disimulo para encubrir el disimulo; no te hagas aparentemente clara sin serlo; no te muestres abierta y comunicativa, para ocultar ese defecto. Es preciso que lo veas, para corregirlo. Una de las cualidades más hermosas en una mujer es la de ser reservada para lo que debe guardar en secreto. Uno de los defectos más feos es el de ser reservada en lo que debe claramente comunicar: el disimulo. Siempre tuyo Sabin


CARTA DEL 16-11 1899



Bilbao 16-XI-(18)99 noche Amadísima Nikole mía: Todavía no me explico la muturra de esta mañana: no sé qué has creído que te dije en mi última carta. Fué un consejo, un consejo que te debo dar de que seas expansiva y comunicativa (que hasta ahora no lo has sido más que de vez en cuando) con las personas de tu confi anza; y en las cosas indiferentes, con todas. Te vuelvo á repetir: el carácter reservado para las cosas que se deben reservar es una cualidad muy hermosa, sobre todo en las mujeres, que por lo general son muy habladoras y tienen la lengua muy ligera y dicen mucho más de lo que deben decir; pero el ser francamente expansiva y comunicativa es una cualidad tan hermosa ó más que la anterior, y más en las mujeres, las cuales suelen ser comúnmente desconfi adas, encubiertas y disimuladas. Este defecto les nace de la debilidad propia del sexo; pero todos nuestros defectos nacen de la debilidad de nuestra humana naturaleza, y no por eso podemos excusarnos de corregirlos. Tú, Nikole, si quieres, tienes fuerza de voluntad bastante para corregir ese defectito de ser reservada y callada cuando no debes. Ya sé que lo corregirás; más te diré: he visto que has empezado ya á corregirlo. En la visita de hoy, á pesar de tu dolor de nervios, que es verdaderamente
molesto, has estado más comunicativa que nunca, más charlatana que la hermana y yo juntos. Tú me has dicho que no has comprendido mi carta, ó al menos así lo he entendido yo; pero ¡vaya si la has comprendido! Dios te ha dado luz sufi ciente para conocer estas cosas: aprovéchala para servirle amándome. Te digo que he salido de la visita más satisfecho que nunca. No hay cosa que enamore más que la virtud. ¡Bien, Nikoletxu, bien! Ya ves qué fácilmente nos engañáis las mujeres á los hombres. Esos engaños quiero yo. Con mucho gusto me dejo engañar por la virtud; con mucho gusto me dijo vencer por el amor que da pruebas de ser verdadero. ¡Qué triste debe de ser para un hombre el ser engañado por una virtud falsa y por un mentido amor! Los consejos que te dí en mi última carta ¿te los dí por hacerte rabiar? No ciertamente. No me gusta hacer rabiar á nadie; menos, á tí, corona. Te los dí porque estoy obligado á aconsejarte bien y guiarte. Muchos consejo has de recibir aún de mí, si Dios nos concede á ambos vivir algunos años. Ya te he dicho alguna vez que lo que es la madre para los hijos así debe ser el marido para su mujer. Esta, aunque creada para compañera del hombre, es hija verdadera suya, pues que fué hecha de carne y hueso del hombre mismo. De manera que la mujer es compañera del hombre para ayudarle á servir á Dios, pero es hija del hombre para obedecerle, estarle sumisa y dejarse guiar y conducir á Dios por él. Cuanto más avanza el mundo en su existencia, más va degenerando este carácter primitivo de la mujer, como ha venido adulterándose y corrompiéndose la primera revelación y aun la luz natural de la razón. Cristo, nuestro Señor, nos redimió y mostrónos el camino para salvarnos; y al mismo tiempo, al fundar la Iglesia, nos enseñó cómo debe ser la unión matrimonial. Porque así como la primera mujer fué creada para acompañar al hombre á cumplir sus deberes, así la Iglesia fué fundada para acompañar á Cristo á dar término cumplido á su supremo Deber de salvar al hombre; y como la primera mujer, formada de la carne y hueso del primer hombre, debía quedar sujeta á la dirección de éste, de la misma manera la iglesia, instituida por Cristo, está sujeta á su Divina Autoridad. De manera que la esposa es compañera y á la vez hija del esposo: compañera, para acompañarle á llegar á su fi n; hija, para estarle sometida. Voy á repetirte una comparación que alguna vez me has oído. ¿Has notado cómo el gallo, acompañado de las gallinas, busca para éstas el
alimento y se lo da privándose de él muchas veces? Y ¿has visto cómo las gallinas, seguida de las chitas, las busca y muestra el alimento, quedándose frecuentemente ella sin nada? Pues con esa misma constancia debe la mujer acompañar á su marido y con ese amor debe éste educar á su mujer; con la adhesión que á los hijos debe unir á su madre y con el amor con que esta debe educarlos. El hombre está en el deber de guiar y conducir á la mujer; ésta tiene el deber de obedecerle. Si hay algún matrimonio desavenido, es porque el hombre no sabe educar á la mujer, ó porque la mujer no sabe obedecer á su marido. Pero esta misma sumisión de la mujer nace de su educación: luego el primer mal está en que el hombre no sabe educarla. Si he de cumplir mi deber he de darte, pues, muchos consejos. Si te doy consejos, Nikole, es, de consiguiente porque te amo. Sabin


CARTA DEL 19-11-1899



Bilbao 19-XI-1899 ocho mañana Nikole de mi corazón: ¿Qué tal estás, Nikotxu? ¿Se te ha pasado ya el mal de nervios? ¡Ah, coitada! Cuando vivías en la aldea, nunca tenías esas cosas, pero en la población son muy pocos los que no padecen, poco ó mucho, de los nervios. No creas que eso te causa el frío, no: haciendo mucho ejercicio y respirando buen aire, es como se calman los nervios. Con la quietud y el aire viciado de las habitaciones, por el contrario, toman ellos fuerza y debilitan á uno. Lo que á tí te conviene es salir á menudo, irte á la huerta de Deusto y jugar allí hasta rendirte. El ejercicio te prueba á tí mucho, como aquel paseo que dimos á Arteaga. Ya verás qué largos damos cuando vuelvas á casa. Ahora te toca aplicarte y obedecer á las Superioras. Ya no falta más que un mes: mucho menos de lo que has estado ahí. Anteayer, después de la Diputación, me fuí solo de paseo hacia Deusto. Enfrente de la galletería de Olabeaga ví dos casas, alguna de las cuales tiene que ser el Colegio de las Hermanas. Una lleva el número 41, y la otra el 44. ¿Cuál de ellas es? ¿Ya me dirás? La primera está un
poco apartada de la carretera, y la segunda nada. Yo más me inclino á creer que es ésta. Junto á ella pasa un arroyo. Tiene al exterior escalera doble. Dime cuál de las dos es, ó si no es ninguna de ellas. Si te hace falta ropa de invierno, como abrigo, zapatillas o cosa por el estilo, y no tienes dinero bastante, me lo dices. Adios, Nikole mía: hoy espero tu carta. No la eches al correo, pues no puedo ir á Sukaŕieta, porque mañana tengo que trabajar en la Diputación. Tuyo el corazón de Sabin


CARTA DEL 20-11 1899



Bilbao 1899-XI-20 Amada Nikole: Recibí ayer tu carta fechada con fecha de hoy. Según parece, te sigue el dolor de muelas. ¡Pobre Nikotxu! Ofrécele á Dios esa molestia por mí. Si tienes alguna muela cariada, empástalas para conservarla y para que las demás no se te pudran. Me dices que has comprado zapatillas de invierno. Has hecho bien. Ya me fi guraba que te harían falta. Pero ¡qué pronto vas perdiendo tu fortaleza de antes! ¿Te acuerdas cómo no sentías antes frío de pies, y casi andabas algunas veces descalza en casa, y otras te metías hasta el cuello en el agua para pescar ostras ya entrado el invierno? A tí te parecerían entonces gran cosa mis zapatillas de invierno y te reirías de mi inutilidad: mira ahora cómo los necesitas tú. Me alegro mucho te hayan visitado Jon, Jone y la hermana mayor de ésta. Yo les dije que, si venían á Bilbao para hacer compras de muebles y ropas, no dejaran de verte, pues te agradaría mucho. Pero se me olvidó decirles cuál es la hora de visita y darles la tarjeta. En fi n, ya te irás formando tú criterio para distinguir qué clases de visitas debes recibir: aquellas que van por afecto, o por curiosidad, que es una de las cosas que más detesto. Conque, anduviste de compras el sábado á la noche, eh? ¡Hola, hola! Pues casualmente también yo andaba de tienda en tienda con Berástegui, de quien debes de recordar y otro amigo. ¡Casualidad que no nos vimos! Ya hubiera querido, verte, aunque sea de lejos. Pero como
no sé cómo te vistes para salir á la calle ni de quiénes te acompañas, es difícil pueda repararte, pues soy muy distraído. Probablemente, antes de dejar defi nitivamente la compañía de esas buenas Hermanas, tendrás que hacer algunas salidas para comprar algunas cosas y hacerte alguna ropa, para lo cual podrían acompañarte de Jone por ejemplo, ó de la persona que tu quisieras. En fi n, de esto ya trataremos á tiempo con la M. Aspiazu. ¡Cuánto desearía que fueran mis hermanas las que te acompañaran! Pero todavía no se prestan por sí á empezar á tratar contigo, no lo piden ni proponen ellas mismas, y creo que no debe violentarlas yo. ¡Qué calamidad de mundo, Nikole! ¿Cuándo concluyes los Trece Martes de San Antonio? Te lo pregunté hace la mar de tiempo, y aún no me has contestado. Otras muchas preguntas te he hecho también; pero como si no. ¿Por qué no te acostumbras á tener delante mis últimas cartas, cuando me escribes? Alíviate, corona, y conversa mucho con Jesús, nuestro Salvador. Tuyo Sabin


CARTA DEL 22-11-1899

Bilbao 22-XI-(18)99 Amable Nikole mía: ayer mañana escribí á Dimasa diciéndole que no me espere hasta el sábado al mediodía y, al mismo tiempo, que vaya á Abiña y diga á tus padres que estás buena y les envías muchos recuerdos. ¿Ya te aplicas, Nikole? Escribe mucho, copiándolo de libros. Aplícate, aplícate mucho, que ya poco tiempo te falta para dejar los estudios. Lectura, escritura, cuentas y remiendos: estas cosas son las precisas. En Doctrina Cristiana supongo irás adelantada. pero no me contestaste á las preguntas que te hice. Sin duda te pareció que hacérteles era rebajarte. Y ¿dónde está la humildad, Niko de mi alma? No siendo humilde conmigo, que he de ser tu marido, ¿con quién lo serás? ¿Podrás tener superior de más confi anza y ante quien menos, por lo tanto, te avergüences de humillarte? ¡Ay, cariño, cariño: cuántas veces te he dicho que donde hay amor propio no hay amor á otro!
Dentro de unos días terminamos las sesiones de la Diputación, y quedo libre de esas ingratas tareas. De esta manera, tendré tiempo para ir pensando en nuestro asunto y preparando las cosas. Tú no te distraigas ahora con pajaritos: aplícate mucho y ora con fervor. Pide, pide á Dios sin descanso; pídele sin perder la confi anza de alcanzar lo que le pidas; pídele mucho, mucho, que buena falta nos hace su misericordia y auxilio. Pídele con entera fe, y ten la seguridad de que no te ha de negar lo que le pidas. Porque si Él no nos ayuda, ni tendremos paz en la familia, ni podremos hacer nuestra casita, ni tendremos dicha completa. Ahora voy á proponerte una cosa, si la M. Superiora te permite. Para que tengamos un recuerdo de tu temporada de Colegio, quisiera que te retrataras antes de salir de él. Además de varios fotógrafos buenos, hay en la Gran Vía, junto á una Libreria que está en la esquina de la Plaza Circular, una fotografía donde hacen retratos del tamaño de un sello por 6 ó 7 reales la docena. La que retrata es una mujer. Hoy han estado Maria y dos amigas suyas. Es un capricho barato y fácil. Hasta mañana. Tuyo Sabin


CARTA DEL 23-11-1899



Bilbao 23-XI-(18)99
Nikole amada: Tan pronto como he llegado á casa de vuelta de tu visita, he escrito á los dos Almacenes de París: al Louvre y al Printemps, pidiéndoles los Catálogos á nombre tuyo: de suerte que los recibirás ahí un día de éstos. Creo que en la próxima visita podremos ya examinarlos y pedir lo que por ahora nos haga falta. Sirven pronto. Aquí en casa están los Catálogos, pero no son míos. Puesto que tú te estás chupando sin fundamento un frío de mil diantres, no tienes otro remedio sino comprarte un abrigo. Al decir capa al que te ha gustado, supongo no será capa hasta los pies, sino lo que en el tecnicismo de los Catálogos veo se llama collete: Si te ha gustado y no tienen mejor hasta nueva remesa, cómpralo pues ésta
tardará probablemente ó no llegará nunca, pues suelen ser achaquias 34 de comerciantes. Por lo demás, el precio no me parece exagerado. No mires al precio: mira sólo á que sea decente, sin ser lujoso: Con estas condiciones, siempre será aceptable el precio. Que sea serio y elegante: la elegancia está en las formas, y en el color, no en sus adornos. Estos y la extraordinaria calidad del género constituyen el lujo, pero no la elegancia. Los adornos y los colorines resultan cursis, pues revelan pretensiones que no se pueden satisfacer. Buen género: en éste lo barato sale caro. Buen género, pues, sin ser excesivo, sin ser precioso, como la piel de zorro plateado ó las plumas de colibrí; corte elegante; abrigo que abrigue; color serio (el azul oscuro es muy bueno); y adornos, los correspondientes, sin que lleguen á ser pichis 35, porque éstos no son elegantes, porque no son artísticos. El buen gusto en el vestir de la mujer agrada á todos y es hasta señal de buena educación. El descuido y abandono, por el contrario, es señal de que hay desorden en casa; y el lujo y boato, por su parte, es señal de cabeza ligera y de poca educación. Con esta leccioncita, á más de las indicaciones de la M. Aspiazu creo que ya estarás en disposición de lanzarte á comprar tu abrigo; y así fi jado tu criterio y tu gusto, no repares en el precio, como no se trate de algún comerciante judío. Sólo te diré que hasta unos 7 duros bien puedes subir sin reparo. Yo no te reñiré por tus derroches, pues tengo confi anza en ti. Tuyo Sabin

CARTA DEL 29-11-1899

Bilbao 29-XI-(18)99 Amada Nikole mía: En mi carta del jueves último incurrí en un desatino: creí que 7 duros sería bastante precio para un abrigo de mujer, y te dije que podías gastarlos en el tuyo. Tú tuviste la culpa, pues me hiciste creer que 5 duros te parecían sobrados. Ya sabes que yo no entiendo de estas cosas. Después, estando hablando de ropas, Paulina 36 y María, aproveché la ocasión para averiguar lo que les suelen costar y así formarme una idea, de los precios: y supe que un abrigo que tiene Paulina le costó 29 duros, otro 40, y que los vestidos suelen costar de
39 á 40, y ya sabes que Paulina viste sin ningún lujo. María se prepara más como más joven. Entonces comprendí que te había dicho un desatino, al permitirte, como una gran cosa, que gastes hasta 7 duros en tu abrigo. Te mando, pues, adjuntos 19 duros, para que te lo compres. Sentiría lo hubieses ya adquirido. En caso contrario, compra uno de unos 19 duros, que luego te pueda servir para diario en la aldea. Prefi ere el de buen paño, liso, de abrigo y de buen corte. He oído en casa que hay buenas ropas hechas, es decir, de buen corte, en el Petit Paris, tienda que está en la calle de la Sombrerería. Se arregló asunto Gaspar. El queda con los muebles; le abonamos 100 pesetas; los gastos de Juzgado á medias. He hecho esto por librarle á Luis de mareos y por caridad. Debo rectifi car lo que te dije de collete ó coleto. “Coleto creo que llaman aquí á las esclavinas cortas capitas, á las largas; y capas, á las que pasan de las rodillas. Ya ves si me voy enterando de la cosa. Lo que más te conviene por ahora, creo que es una capita, y debe de ser lo que decíais ahí capa. en fi n, haz tú lo que te parezca, pues el abrigo ha de ser para tí y no para mí. Esta noche voy á Sukaŕieta para volver mañana á la noche. Escríbeme pues, aquí, á Bilbao. El lunes tengo que estar en la Diputación pues todavía no ha terminado todo. Tuyo siempre Sabin No sé si te he dicho ya que Luis está en Zestona tomando las aguas. Posdata Podemos activar la cuestión de la ropa de la siguiente manera; para no esperar al envío de los Catálogos: Con tu compañera de Colegio te arreglas para tomarte las medidas que en el adjunto recorte se indican. Todas ellas, sin dejar una (tomadas con metro, no con vara, y apuntadas en esa forma que te indico en el papelito manuscrito, llenando este). Me las mandas enseguida. Yo me encargo de pedir algunas cosas para tí, y al mismo tiempo que pido otras para mí. Otras dejaremos para cuando salgas, pues no precisas tanto por hoy.
Al mandarme llenado el papel manuscrito, mándame también el recorte impreso, pues pertenece á un Catálogo que no es mío. Sabin Por esto, no dejes de comprar el abrigo que te hace falta.

CARTA DEL 26 11-1899

Bilbao 26-XI-(18)99 Son las ocho en punto de la noche, acabo de llegar de Sukaŕieta y me ha chocado mucho, Nikole de mi alma, no encontrarme aquí con carta tuya... Antes de comer he estado con los padres. La madre está algo delicada por un cólico que tuvo el martes pasado; pero ya está mejor. Le he dicho que se alimente bien, que traiga de la plaza las golosinas que se le ocurran, con tal de que no sean dañosas, como carne de cerdo y demás; que coma ternera, merluza, besugo, pescadillas, huevos y en fi n, cosas sanas y nutritivas. Tiene dinero, y me ha dicho que ya lo hará así. Mañana ó pasado ya estará del todo bien. Tienes un sobrinito más, Nikole, hijo de Gregoria. Hace diez días que vino á este mundo de calamidades. Se llama Bittor. Tanto él como su madre están buenos. Un gran rato he pasado allí esta tarde con Gregori y todos sus bichos. Á Sabintxu 37 le he dado un besito de tu parte. De allí he ido á ver nuevamente á tu madre. Cuando yo salía de Abiña por una puerta, entraba Mónica por la otra. La madre ha quedado muy contenta de mi visita. He pensado despedir á Dimasa, un día de éstos; porque, si esperamos á casarnos, como todavía no le he reñido una vez y cree que estoy contenta con ella, se figurará que se va por tí, y le daremos motivo para que te tenga alguna tirria. Una buena temporada la pasaré sin criada, con el pretexto de que no la necesito y me sale cara pues que apenas paso allí un día á la semana.
Gregori la de Mundaka no ha venido por allá; lo demás, la hubiera tomado. Si te falta metro para tomarte las medidas, lo hallarás en cualquier tienda de Alemanes. La que tienes más cerca es la que se llama Los Alemanes del Ensanche, que está en la Gran Vía, esquina á la calle de frente á nuestra casa. Con unas pesetas, te darán una cinta de dos metros, que es medio más que tu estatura. Tuyo siempre Sabin 27 mañana He comprado una cinta métrica de 2 metros y te la mando con la carta. Por un lado tiene centímetros. Por el otro pulgadas. Las medidas deberán ser exactas.

CARTA DEL 28-11-1899


Bilbao 28-XI-(18)99 Eres muy chistosa, Nikotxu mía: me escribes una carta el 26, y me la mandas el 27; me dices en ella primeramente que no sabes cómo mandarme las medidas y luégo me dices que me las mandas como así es efectivamente. Hay algunas cartas tuyas que nadie entendería, no siendo yo. Pero aun a mi me cuesta entenderlas. Conque ¿todavía te sigue el dolor de muelas? Paciencia, chica ¿qué le vas á hacer? Con gusto te tomaría la mitad del dolor, pero esto es un poco difícil. Ya te dije antes: si tienes cariada la muela empástala. Mañana á la mañana voy á la Residencia, á la función de la Buena Muerte. Me hizo mucha gracia me dijeras que creías verme el sábado allí. Tienes cada cosa, que vale un mundo. El jueves, según parece, empieza en la Residencia una Novena á la Inmaculada, sólo para hombres. Pienso asistir á ella todos los días. Ya sabes que la Inmaculada es Patrona de Bizkaya, nuestra Patria. Por eso llevas tú al cuello una medalla suya.
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Más de cien años antes de declarar el Papa Dogma de Fé el misterio de la Inmaculada, es decir cien años antes de que á los cristianos se les obligara á creer esta verdad sublime, las Juntas Generales de Gernika, aquellas Juntas en que nuestros antepasados hacían las Leyes para Bizkaya, juraron defender en todo tiempo ese hermoso misterio. ¿No es verdad que nuestros padres tenían más fe que nosotros? Oye, suŕ-andi: si vas á retratarte donde te dije, no te hagas en fotografía pequeña: quiero decir, te haces en pequeño, como para sello pero además en grande, en tarjeta americana: no te olvides de este nombre. En pequeño, ha salido María bastante mal. Le dices á la retratista que no te sujete la cabeza con hierros, que ya estarás quieta; y ponte arrecha, sin cerrar la boca y con cara alegre. ¿Oyes, suŕ-andi? Ya he pedido á París algunas cositas. Tú, puedes esperar al verano para comprarte el abrigo: te servirá para el invierno que viene. Adios, corona. Sabin


CARTA DEL 2-12-1899

Bilbao 2-XII-(18)99 mediodía Nikole de mi amor: Anteayer empecé en la Residencia la Novena de la Inmaculada, devoción predilecta de mi juventud, Patrona de Bizkaya, Madre amantísima nuestra que nos guía, nos guarda y nos consuela en este mundo del pecado y valles de lágrimas. Supongo que tú también estarás haciendo la Novena. Para nosotros tiene, además ese día de la Inmaculada Concepción un recuerdo muy importante en la historia de nuestro amor: el 8 de Diciembre del año pasado declaré á tus padres el amor que te tengo y mis propósitos de unirme contigo en el sacramento del Matrimonio. Á los nueves meses de la Inmaculada Concepción, el 8 de Septiembre, fi esta del Nacimiento de la Virgen-Madre, nos dábamos tú y yo mutuamente solemne palabra de casamiento. Ahora ya, se acerca el día en que, Dios mediante, ha de santifi car Él con la gracia de su Bondad nuestro amor y hemos de unirnos en este amor así santifi cado, para nunca jamás separarnos.
Pide mucho al Sagrado Corazón de Jesús que sea grata á sus ojos nuestra unión; que sea para gloria suya y bien de nuestras almas; que nos conceda ser fi les siervos suyos en este mundo y luégo seamos salvos, para que, unidos también en el Cielo, eternamente le amemos y alabemos. Y habla mucho con María, la Concebida sin mancha, la VirgenMadre, la Madre de Dios y Madre nuestra: preséntale la debilidad de nuestras almas y cuánta falta les hace su protección; muéstrale nuestras penas y nuestras miserias morales; expónle nuestras necesidades materiales; suplícale que nos conceda amor, mucho amor, amor práctico á su Divino Hijo; y dile que, si nosotros somos hijos ingratos suyos y no la amamos dignamente, al menos deseamos con todo nuestro corazón amarlos y ruégale que, ya que nosotros somos malos hijos suyos, ella sea buena Madre nuestra y demuestre que lo es, defendiéndonos de los tres enemigos de nuestras almas para que no naufraguemos en este mar lleno de escollos y agitado por las tempestades; consolándonos en nuestros dolores y en las penas y amarguras que nos contristen en este valle de lágrimas, y amparándonos en nuestras necesidades, para que menos penoso nos sea el servir con fi delidad á su Hijo Divino. Ruégale por último, que nos reciba en sus brazos, nos estreche contra su pecho y nos guarde en su Corazón Purísimo con amor de Madre, Ella que lo sacrifi có al ofrecer el sacrifi cio de su Hijo para salvarnos. Supongo recibirías los pasteles el día de San Andrés y obsequiaríais con ellos á las Hnas y compañeras. Se me olvidó mandártelos para el mediodía. Luis llega esta noche. Ayer comulgó en Loyola. Escríbeme acá: ya te diré cuándo voy á Sukaŕieta. Tu hermana Gregoria habrá hecho la primera salida, el día de San Andrés. ¿Has comprado el abrigo? Si no todavía cómpralo cuando puedas, que hace un frío de mil diantres. Tuyo Sabin


CARTA DEL 6-12-1899

Bilbao 6-XII-(18)99 Amada esposa mía: No he estado aún en Sukaŕieta. Seguramente no ocurre novedad por allí, pues encargué á Gregori me escribiera si la madre seguía enferma, y no he tenido carta. Paulina ha escrito de mi parte á Dimasa que vea si hay en Mundaka ó Gernika comprador para las patatas. Si no lo hay por allá y es conveniente, las haré traer á Bilbao. Luis vino el sábado á la noche. En cuanto recibas alguna carta ó factura de París, me avisas para que yo me haga cargo de ello. Te envío adjuntas las 60 pesetas de la pensión de cada mes, para que se las entregues á la M. Aspiazu, á quien das las gracias por todo. Creo que antes de concluir el año te hablará Paulina. Con Luis hablo ya de tí con entera confi anza. He formado ya mi plan, que hemos de llevar á cabo si tú estás conforme y Dios nos ayuda. Es el siguiente: Saldrás de ahí el 23 é irás á casa á pasar las fi estas de Navidad con tus padres. En el mes de Enero tendremos tiempo sobrado para arreglar y preparar todo. En la última decena de ese mes iremos á Loyola y haremos los dos allí á un tiempo tres días de Ejercicios Espirituales, con confesión general. El 2 de Febrero, fi esta de la Purifi cación de la Virgen, nos casaremos modestamente y sin ruido ninguno en la ermita de San Antonio, sin otro acompañamiento que algunos parientes. Saldremos en el tren de las nueve, é iremos directamente á Lourdes, donde haremos una novena en la gruta de la Inmaculada. Los demás detalles, ya tenemos tiempo de pensarlos. Hasta tener nuestra casita viviremos en la habitación que ahora ocupo yo. Las sesiones en la Diputación no empezarán hasta mediados de Abril. Ahora todo lo sabes, Nikotxu, tú verás, si Dios nos ayuda, como cumplo todo esto que me propongo. Pero tú no te distraigas ahora con txoritxus. Aplícate más que nunca en escribir, leer y cuentas. En Doctrina ya sé que estás adelantada; y en costura, ya he visto que lo estás.
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Aplícate, aplícate mucho, corona. Obras son amores. Tuyo
Sabin El día de la Purifi cación es viernes, día consagrado á San Antonio, además de al Sagrado Corazón.


CARTA DEL8-12-1899


Bilbao 8-XII-1899 Nikole mía muy amada: Hoy es un día grande para nosotros. La Santísima Virgen nos quiere demostrar hoy que es nuestra Madre y el gran amor que nos tiene, sin nosotros merecerlo. Anoche, antes de cenar y después de habernos confesado Luis y yo, empecé á escribirte una carta para anunciarte que aquél te visitaría conmigo un día de éstos y que las hermanas, por intervención de Luis, te visitarían también antes de salir del Colegio. Pero después de cenar y al ir al cuarto, Paulina se me acercó y me dijo que ella, Paca y María te visitarán hoy, si á mí me parece bien. Figúrate la alegría que esto me causó. Después de Misa mayor irán pués, á verte. Recíbelas con el cariño de hermana que las tienes porque son hermanas y sobrina de quien ha de ser tu marido y es ya esposo tuyo. No te asustes: recíbelas con modestia y con humildad sinceras, sin afectación y con naturalidad. Nunca te han menospreciado porque eres pobre y aldeana y si desde el primer momento no vieron con buenos ojos mis relaciones contigo porque creyeron que era una ligereza y un capricho mío, no un amor bien fundado en Dios. Cuando comprendan que eres capaz de hacerme feliz según Dios y de acompañarme á sobrellevar las penas de este mundo y á servir á Dios y salvarme, cree, Nikole mía, que te han de amar con el amor de hermanas buenas y cariñosas. Recíbelas con naturalidad y con cariño, y sé clara y sincera con ellas. No te asustes. Tampoco te avergüences de hablarlas en mal español, pues ya saben que no puédes hablarlo bien, y con bizkainas que comprenden que no es ésa tu lengua. Da muchas gracias á la Inmaculada Concepción por este nuevo favor que nos hace.
Tuyo siempre
Sabin


CARTA DEL 11-12-1899


Bilbao 11-XII-1899 Amada Nikole mía: Recibí tu cartita de anteayer y con ella la contestación del Louvre, diciéndo que despachan el envío para el 14 de los corrientes. Ya ves qué pronto nos sirven. Ahora hablo con toda confi anza de tí con hermanos y sobrinas. Hoy les he enseñado en el Catálogo las ropas que hemos pedido á París para tí. Les han gustado mucho. Ya no tendremos difi cultad para que andes en Bilbao haciendo las compras necesarias. Las hermanas ó las sobrinas te acompañarán. Tenemos que hacer un plan para esto. Véte pensándolo en los ratos de “ocio” y hablaremos después. Te voy á proponer cuatro planes díme tú el que quieras, y si ninguno te gusta, inventa otro. Primer plan. El 23 sales del Colegio y te vas á casa de tus padres. Pensadas las cosas que tenemos que comprar en Bilbao, te vienes acá y te estás aquí durante una semana de Enero. Aquí tendrás que hospedarte en una casa de confi anza y de respeto. ¿En casa de Josefa? No me place del todo, por la vecindad. ¿En el mismo Colegio? Es posible nos lo concedería M. Superiora; pero tal vez sería abusar. Segundo plan. Vas á casa el 23 y vuelves el 2 de Enero al Colegio, y estás en él hasta el veintitantos de Enero, en que hemos de ir á Loyola á hacer Ejercicios, para casarnos enseguida. Mientras estás en el Colegio el mes que viene, sales á hacer las compras y algún día á comer á nuestra casa, siempre con mi familia. Para estas salidas te haría falta el permiso de la M. Aspiazu. Tercer plan. Vas el 23 á casa.
Para hacer las compras, vienes á Bilbao y vuelves el mismo día á casa, repitiendo este viaje siempre que sea necesario. Hay la difi cultad de que serán muchas vueltas, y siempre tienes que andar con compañía. Cuarto plan. Sigues en el Colegio un mes más. Pero vas á casa el 23 y vuelves el 26 (San Esteban); y vas el 31 á la mañana y vuelves el 2 de Enero. Así pasarías esas fi estas en casa, y al mismo tiempo podrías redondear con un mes más la educación inmejorable que te dan en ésa. Para hacer las compras, harás las salidas que he dicho en el tercer plan. Á mí, el que más me gusta de estos cuatro planes es el cuarto, y después el segundo, porque son los más convenientes para completar tu instrucción. En un mes de estar en casa ociosa, es decir, sin hacer nada, tal vez perderías lo que has adquirido. Además allí, en Abiña, te molestarían las visitas de gentes impertinentes. Creo que con pasar en tu casa las fi estas que he dicho, quedarían satisfechos tus padres. Piénsalo tú delante de Dios, es decir, decídete por lo que más te convenga, no por lo que más te guste. Tantos deseos como tú tengo yo de hablar detenida y libremente de nuestras cosas. Pero hay que portarse como se debe, y no como á uno le guste. Espero que el jueves me dirás tu parecer. No me conteste lo que tú quieras como acostumbras: díme tu parecer, y luego yo veré si conviene hacer lo que á tí te parece ó lo contrario. Las hermanas y la sobrina volvieron muy satisfechas de tu visita. Largo rato estuvimos hablando de tí. Una de ellas dijo (no te pongas roja) que eras guapa, y yo le contesté que sino tuvieras guapura del alma, me importaría muy poco tu guapura de cuerpo. Ya sabes que la belleza del corazón es la que más me enamora: el corazón puro, noble, humilde y generoso: garbi, zintzo, otzan eta apatza. ¡Qué deseos tengo, Nikole mía, que llegue el día en que recemos los dos juntos y solos el Rosario! Ya no está lejos. Ahora más que nunca debemos elevar nuestros corazones á Dios y pedirle su gracia, su bendición y sus misericordias. Ahora más que nunca debemos purifi car nuestra intención y santifi car nuestro amor. Ahora
más que nunca debemos entregarnos á los ejercicios de piedad, unirnos á Dios, humillarnos ante Jesucristo, nuestro Salvador, que santifi có esta unión del hombre y la mujer elevándola á la dignidad de Sacramento, pedir á su Virgen-Madre nos tenga bajo su amparo y protección. Háblales tú mucho, que á tí no te dejarán de oirte. Durante mi visita del próximo jueves te irá á ver Luis. Ya sabes cuánto le quiero yo y cuánto me quiere él, y sabes que él ha conseguido la paz y conciliación entre tú y mis hermanas. Quiérele tú como á hermano que lo será de tí cariñoso y bueno de veras, como lo es mío. Pasado mañana, digo mañana martes, probablemente á las once voy á Sukaŕieta y te traeré noticias de los padres y demás. Adiós, esposa mía Sabin Te advierto que no debes decir á nadie cuando nos casamos. Si te lo preguntan, puedes contestar que antes de Carnaval.


CARTA DEL 14-12-1899


Bilbao 14-XII-(18)99 Noche Mi muy amada esposa: Mañana pienso estar con la M. Superiora, para saber defi nitivamente si accede á mi pretensión de que continúes ahí otro mes próximamente, saliendo el 22 para volver el 2 del año nuevo. No quisiera contrariarla en lo más mínimo, pues harto agradecidos debemos estarle nosotros. Por lo mismo he de rogarla me diga con entera franqueza si ha de hacerme la menor violencia para acceder eso que deseamos. La menor violencia que tenga que hacerse ha de ser bastante para que nosotros debamos desistir de nuestro empeño, pues á quien tanta gratitud debemos no hemos de contrariarla en lo más mínimo. Caso, pues, de que no convenga nuestro plan, tú irás el 23 á la casa, volverás el 25 acá, pues no debes desdeñar el ofrecimiento de mis hermanas ni debes privarme del placer de verte sentada á nuestra mesa en una de esas fi estas verdaderamente de familia; dormirás el 25 en casa
de Josefa y á la mañana siguiente te acompañaré á casa de tus padres. Después, en enero, vendrás á Bilbao á pasar los días necesarios para hacer las compras; y pararás en casa de Josefa ó en otra de familia de respeto. hasta fi nes de Enero, en que iremos á Loyola, yo te visitaré á menudo en Sukaŕieta, donde pasearemos y hablaremos largamente para disponer nuestras cosas. Pero si no tiene la M. Superiora el menor inconveniente en que continúes ahí unas semanas más, en este caso saldrás defi nitivamente á mediados de Enero para que te repongas un poco antes de los Ejercicios, que por lo regular suelen alterar los nervios y debilitar. En vista de lo que tú me dices sobre la patatas las hermanas me aconsejan que no la venda todavía. Anoche recibí carta de Dimasa y en ella me dice que ha cumplido mi encargo. Yo encargué que fuese Abiña, que les dijera á tus padres que estás bien, que les envías recuerdos, que el día de la Virgen te visitaron mis hermanas, que ayer te visitaríamos Luis y yo y que para pasar las fi estas irás á casa. Me dice Dimasa que al oir estas noticias la madre se animó mucho y el padre debió de dejar el viaje que tenía pensado hacer para verte. Ya ves que se acuerdan bien de tí. Si no vienen más á menudo, es por las difi cultades que tienen para ello. Ancianos como son y no acostumbrados á alejarse de casa más que de tarde en tarde, no es extraño no repitan su visita: lo que me extraña es que vinieran una vez siquiera. Saben que estás bien y contenta; ¿para qué han de venir, y sobre todo con estos fríos? ¡Si fuese verano, al menos! Yo les comunico lo que tú me dices; y luego te transmito á tí lo que ellos me cuentan: no debes exigirles más. Ya se acercan las fi estas y entonces podrá la madre contarte despacio todas sus cuitas. Tanto Paulina y María como Luis dicen que has enfl aquecido mucho y que has desmejorado mucho en color. Yo no había notado más que esto. Pero no te importe, si tienes salud. Pronto te pondrás fuerte como antes respirando el puro aire de Abiña. Ya sé que, además del deseo que tienes de que venga tu madre ó tu padre una vez más, tienes en ello otro fi n. ¿Porqué no me lo dijiste francamente? Sin duda deseas que tus padres agradezcan el buen trato que te han dado esas excelentes Hermanas en el Colegio, pero no dudes que lo harán, pues les están muy agradecidos. Descuida de todo esto, pues ya sabremos cumplir á la medida de nuestras fuerzas.
Ahora mismo he mandado al correo una carta para tu padre dándole noticias de tí, y diciéndole que iré yo allá mañana ó pasado. No tengas reparo en venir á casa á comer el día de Pascua. Somos verdaderamente esposos y no damos motivos de murmuración mientras no estemos á solas donde nadie nos pueda ver. Además, bien sabe todo Bilbao que no hay en la villa familiar que en lo cristiano de la educación supere á la nuestra, gracias á mis padres, á quienes Dios habrá premiado. Nadie dirá, pues lo más mínimo por ello. Al contrario, cuando te vean con mis hermanas, habremos conseguido el triunfo más completo. Tal vez mañana te vea para decirte lo que haya resuelto en vista de lo que acuerda la M. Superiora. Tuyo Sabin



CARTA DEL 15-12-1899



Bilbao 15-XII-(18)99 Noche Queridísima Nikole de mi alma: Me alegro muchísimo te haya visitado ayer el padre, pues ya comprendo que estarías tú deseando verle, ya que á la madre es más difícil. Al padre le había dicho yo que llamara al médico, por más de que al día siguiente era de levantarse la madre y aun cuando yo la ví estaba acostada vestida; y le dije también que llevara á Pachita y que ésta sólo se ocupara en hacerles á ellos el puchero y en cuidar á la enferma y darle las medicinas á las horas y llevarle la carne para el caldo y demás cosas; y le añadí que no se ocuparan en pagar los medicamentos ni el jornal de Pachita ni la comidas para la enferma: pero el padre no se conformó con nada, diciéndome que su puchero lo hacían entre él y el chico; y que la enferma no lo estaba de cuidado, y que si hacía falta, ya llamaría él al médico; que la madre no querría tomar ningún medicamento; y que Pachita no les hacía falta para nada; y, por último, que si se llamaba al médico é iba Pachita á cuidar á la madre, todas las vecinas acudirían á visitar á la enferma y que esto no le hacía gracia á él. Yo le contesté que Pacha iría á servir á la enferma no como criada de caserío, sino como sirviente nuestra, y que yo le daría las órdenes oportunas y nadie entraría á molestar á la enferma ni á él.
En fi n, tu padre salió con la suya y ni llamó al médico ni á la chica; como siempre me sucede con él (y es lo contrario de lo que me pasa con todos los demás), oyó mis consejos como quien oye llover, y no me dejó hacer una verdadera caridad con tu madre y con él mismo. Enseguida estuve con tu madre, y no sé si porque estaba el padre delante ó por qué, el caso es que se negó á que llamara al médico, á tomar medicinas y á llevarle á Pachita. Genio y fi gura, hasta la sepultura, suele decirse, y así comprendí que el genio de los de Abiña es verdaderamente incorregible. Y yo lo siento mucho, porque realmente no puedo menos de apreciar á tus padres. Tu padre me dió á entender que Carmen seguía sirviéndoles, aunque no sabía ni hacer el puchero. Yo se lo creí, pero luego estuve con Gregoria y ésta me contó que hacía unos días tu padre la había despachado á Carmen, y que ésta ya no se atrevía más que á ir de vez en cuando á ver si á la abuela le hacía falta alguna cosa. De todo esto no quise decirte nada, pues sólo habría de conseguir con ello apurarte; hoy, ya que lo sabes en parte, te lo cuento todo. Me parece, pues, que la enfermedad de tu madre, más que enfermedad es aburrimiento, y en ello me confi rma el no haberle recetado el médico nada. Yo también la tomé el pulso y hallé que lo tenía fuerte y normal. Yo, Nikole, creo que no hay más que una manera de poner contenta á tu madre y en paz á tu padre, y es el hallarles tú una buena criada mayor que tome cariño á la madre y le pueda acompañar al padre en las labores. Nosotros ya sabemos que les basta con el chico y Carmen; pero sólo de esa manera se hará la paz. Tú me has parecido siempre en tu familia una rosa entre espinas. ¡Quiera Dios que haya acertado! Una buena esposa es el mayor bien que Dios puede conceder al hombre en este mundo: No lo digo yo; lo dice la Sagrada Escritura. Conque ¿te ha disgustado mi carta por no haberla entendido? ¡Vaya! Es una pequeña tribulación que te ha querido mandar Dios: señal de que te quiere mucho. Pero mira, bobica, otra vez lee bien despacio las cartas. Eres un poco aturdida y un mucho espantadiza, y te debes acostumbrar á ser serena. Si algún párrafo de una carta, al leerlo la primera vez, te causa ó mucha alegría ó mucha rabia, vuelve á leerlo una, dos y tres veces, hasta convencerte de que la has comprendido: porque una carta mal leída,
lo mismo puede alegrar que entristecer y ofender sin fundamento. Á lo mejor alegra debiendo entristecer y apena debiendo alegrar. No dejes de mandarme (ya, quedó en ello también la M. Superiora) la factura de París, apenas la recibas, para que traigan á casa el envío. Luego ya veremos cuándo y dónde te probarás la ropa, para hacer algún arreglo, si es preciso. ¿Ya te aplicas, Nikole? Ahora más que nunca debes aplicarte, para que todos veamos que no en vano has estado en colegio varios meses. Lee mucho, escribe mucho, y haz muchas cuentas. Mañana voy á comulgar para terminar la Novena de la Inmaculada, que empecé también comulgando. Lo que me cuesta es dar principio á los Treces Martes. Dos veces los he empezado sin concluirlos. ¡Son tan largos! De estas devociones largas, sólo una pude concluir hace tiempo, antes de conocerte: la de los Nueve Primeros Viernes, para alcanzar la gracia de recibir los Sacramentos en la hora de la muerte. Recuerdo que el último Viernes comulgué al mediodía, pues me levanté muy tarde y aún no estaba confesado, y tuve que hacer un poderoso esfuerzo para no perder el día y con él todo lo hecho. Ya quisiera ser bueno y piadoso: pero la dichosa pereza, las ocupaciones, que le distraen á uno, etc. etc. ¡Qué se vá á hacer” Creo que en la aldea hay más facilidades para vivir según Dios manda, aunque faltan las funciones de iglesia de Bilbao. Sea como fuere, alguna vez hay que empezar, pues es sabido que el infi erno está lleno de buenos propósitos. En casándonos, tú me ayudarás. Aguŕ, Niko de mi alma Sabin
Mañana á las once voy á Sukaŕieta. Te escribiré desde allí. Por si antes de mi vuelta llega el envío de París, dejo aquí el encargo á Luis de recibirlo y pagarlo.


CARTA DEL 16-12-1899

Bilbao 16-XII-18(99) Nikole mía muy amada: Aquí me tienes todavía sin ir á Sukaŕieta. Á la mañana se me ha hecho tarde para salir en el tren de las once; y por la tarde, me ha parecido ya inútil el ir, pues necesito cuando menos medio día entero para colocar en los sacos la patata (pues alguna cantidad tengo que traer) y lo restante dejar bien arreglado. Regularmente iré mañana á las once ó á las dos y media. Digo regularmente, porque no puedo disponer de mi persona, pues no me dejan en paz estando en Bilbao. Volveré el lunes. Si tú me escribes mañana, domingo, envíame la carta acá, á Bilbao. Ya hace tiempo que estoy yendo á Sukaŕieta, y nunca acabo de llegar. ¡Cómo ha de ser! Verdad es que ahora no tengo allí lo que antes me llevaba. Ahora, Nikotxu mía, voy á pasar un rato de conversación contigo. Y ¿de qué quieres que te hable? Voy á decirte dos palabras acerca de la humildad, según la comprende mi pobre inteligencia, ilustrada por la Doctrina Cristiana. El único ser en que no cabe la humildad es Dios, porque esa virtud consiste en reconocerse inferior á otro ser, y en Dios no cabe esto. En cambio, para todos los demás seres que tienen inteligencia, como son los Angeles y los hombres, es un deber el ser humildes, porque son obra de Dios y, por tanto, infi nitamente inferiores á El, y deben reconocerlo así y ser humildes ante Dios. Lucifer, el Ángel de más brillante inteligencia que Dios creara, no quiso reconocerse inferior á su Creador, cayó en soberbia, y por ésta fue condenado á pena eterna. También el hombre está en el deber de ser humilde. Si no lo es, es soberbio, y la soberbia es pecado capital, es decir padre de muchos pecados. La humildad es la virtud capital, madre y base de todas las virtudes. Donde no hay humildad no hay virtud de ninguna clase. Te pondré unos ejemplos. Supónte que una persona rica da cada semana mil duros para socorrer á los pobres, sostener conventos y atender á otras obras de misericordia ó de piedad, pero siempre que dan los mil duros, los da sólo
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por vanidad, por orgullo, por soberbia, por ser superior á los demás en hacer caridades, por que le tengan por persona caritativa y le pondere el mundo, y no por amor á Dios y al prójimo y reconociendo que eso que da no es suyo, sino recibido de Dios para administrarlo debidamente. ¿Merece la tal persona bien á los ojos de Dios, y puede decirse por esas limosnas que es caritativa? No por cierto. Le falta humildad, y sin ésta no hay en sus actos pureza de intención. Figúrate una joven que, por vanidad, por bien parecer y por ser alabada de los que la conocen, forma el propósito de conservar toda su vida la virginidad, y lo cumple con ese mismo fi n, en vez de hacerlo por ofrecer esa hermosa fl or á Dios, á quien le debe todo sacrifi cio. Pues esa virgen será virgen; pero por esto no habrá alcanzado ningún mérito delante de Dios, porque le ha faltado humildad y con ésta la pureza de intención. Y lo mismo puede aplicarse á las demás virtudes: puede uno aparecer justo, manso, templado en el comer, modesto en el vestir, y no serlo por carecer de humildad. Hasta la misma soberbia y el orgullo mismo puede ocultarse bajo apariencias de humildad. Este es el orgullo más refi nado la hipocresía de la humildad. No es posible, pues, virtud ninguna sin humildad. Ahora bien: la humildad puede dividirse en dos clases: en humildad ante Dios y humildad ante los hombres. En rigor, ambas se reducen á la primera, como el amor á Dios y el amor al prójimo se contienen ambos en el amor á Dios; pero para tratar de aquella virtud, es más fácil dividirla en esas dos especies. Hoy voy á hablarte de la humildad ante Dios. Una persona es humilde respecto de Dios cuando se reconoce obra de Dios sacada de la nada, ser infi nitamente más pequeño que Dios por su naturaleza, é infi nitamente bajo é indigno de ponerse delante de sus ojos por sus pecados. El humilde comprende que todo cuanto tiene de natural ó de bueno lo ha recibido de Dios, ó directamente como la existencia, la naturaleza de hombre y con ella la inteligencia, la voluntad, la memoria, la vista, el oído y todo lo demás del alma y del cuerpo; ó indirectamente, como los conocimientos que ha adquirido, las virtudes que practica y la salud que conserva. En cambio, todo lo que tiene de malo en el espíritu, sabe que es obra suya y no de Dios, y que hasta los males del cuerpo y la muerte son efectos del pecado de sus primeros padres y de la caída de su propia naturaleza, cuando dejó de ser humilde y se hizo soberbia.
El humilde reconoce que, aunque su alma fué creada á imagen y semejanza del Espíritu Divino, es más pequeña delante de Este que un grano de arena comparado con el mundo entero. Y ¡cuán miserable no se siente el hombre humilde delante de Dios cuando considera sus pecados, compara la pequeñez de su corazón, la inmensidad de la Caridad Divina, y ve que Dios, en vez de aniquilarle cuando cometió el primero, mandó á su Hijo para que muriendo le salvara, y le tolera veinte, cien y mil y más pecados enviándole siempre su gracia para librarle de ellos! Verdaderamente que debiéramos aborrecernos y no amarnos sino porque Dios nos ama. Y hasta otro sermón Tuyo Sabin Te mando aquí unos ejemplares de una hojita que hizo imprimir Paulina hace tiempo, y que es una preciosa oración , para que las repartas entre tus compañeras.


CARTA DEL 18-12-1889



Sukarrieta 18-XII-(18)99 Amada Nikole mía: Son las cinco y media y acabo de llegar á tu pueblo. Mañana por la mañana hago meter la patata en los sacos y la mando á ésa. Mañana también doy soleta á Dimasa. Después, cuando tenga que venir á Sukaŕieta no sé cómo me arreglaré. Dios dirá y tú me aconsejarás. En este momento ha entrado Dimasa en mi alcoba á hacer la cama, y la he llamado para decirle que ya desde mañana no me hace falta. Como ya hace tiempo la tenía despedida y hace unos días la avisé por carta, nada la ha extrañado. Mañana á la noche te escribiré en Bilbao dándote noticias de tus padres, hermanas y demás. No he ido de la estación á Abiña, porque ya era noche.
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Ahora, antes de cenar, voy á charlar un ratito contigo, continuando con el tema de la humildad. En mi anterior te hablé de cómo debemos ser humildes ante Dios, y ahora hablaremos sobre lo humildes que debemos ser con nuestros prójimos. Considerándonos los hijos de Adán y Eva delante de Dios, nos vemos infi nitamente pequeños por nuestra naturaleza y nos sentimos infi nitamente miserables por nuestros pecados, y de esto debemos sacar: 1º que nadie debe tenernos en consideración, pués que somos tan pequeños por naturaleza; 2º que de nadie debemos pretender nos trate bien, pues que somos miserables pecadores. Debemos, pues, ser humildes en nuestros juicios y en nuestros deseos, es decir, humildes de cabeza y humildes de corazón. Si somos humildes de cabeza, hemos de pensar que en méritos no son somos superiores á ninguno de nuestros prójimos ni siquiera iguales. No superiores, pero que no tienen ellos naturaleza inferior á la humana ni delito más abominable que el pecado; y no tampoco iguales, porque cada cuál sabe muy bien las gracias que ha recibido del Señor y lo ingrato que ha sido para con Él, y acerca del prójimo, ó no sabe si es pecador como él, ó si públicamente lo es, debe suponer que quizás no recibe de presente tan abundantes gracias del Cielo, y que quizás en el otro mundo, que es donde sólo se pesan los méritos, aparezca con mayores que él. Debemos pues ser humildes de cabeza de suerte, que nos juzguemos más ingratos con Dios y, por tanto, más pecadores que los demás. Además: si algo bueno hallamos en nosotros, sepamos que se lo debemos á Dios. Él nos ha dados esta alma, este cuerpo y estos bienes que poseemos y con la Sangre Divina de su Hijo nos ha dado fuerzas para realizar estos pequeños actos meritorios que podamos ejecutar. Si notamos (porque la inteligencia ve, aunque la voluntad no quiere) que el prójimo es corto de entendimiento, débil de corazón, defectuoso ó enfermo de cuerpo ó pobre de bienes de fortuna; debemos comprender que este entendimiento, este corazón, estos cuerpos y estos bienes los tenemos, no adquiridos por nosotros, sino recibidos de Dios; y al prójimo idiota, pusilánime, contrahecho, enfermo ó pobre, lo que deben hacer es compadecerle, pero compadecerle con verdadera y sincera caridad. Por otra parte, tengamos siempre presente que en nuestros juicios solemos errar con mucha facilidad, y lo que nos parece tonto puede ser
prudente, lo cobarde, heróico, y lo defectuoso, bello: equivocaciones que siempre padecemos cuando discurrimos y juzgamos como hombres, y no como cristianos ¡Cuántas veces también nos creemos, por nuestra salud! nuestros bienes, más bendecidos de Dios que el enfermo y el que vive de caridad! Y, sin embargo ¡cuán superior no era á nosotros el Santo Job, que estuvo largos años sufriendo con paciencia una asquerosa enfermedad! Y ¡cuánto más rico que nosotros no era Lázaro el mendigo, que se hizo santo no teniendo que comer ni los mendrugos que se dan á los perros! Debemos ser también humildes de corazón respecto de nuestros prójimos. No queramos ser ricos, ni adquirir honores y gloria, ni gozar de salud, ni ser estimados. Queramos la riqueza de las gracias celestiales, la gloria de las virtudes y la santidad, la salud del alma y la del cuerpo necesaria para servir á Dios y darle gloria, y busquemos el ser amados y bendecidos del Señor. Bendigamos nosotros á El si nos da bienes materiales, si el prójimo nos aprecia y honra, si gozamos de salud; y empleemos entonces en su servicio esos bienes, esa honra y esa salud. Pero bendigámosle también si nos deja pobres, si nos abandona al desprecio del mundo y nos quita la salud y llena nuestra vida de tribulaciones y amarguras. Lo que nos diera de grato para nuestra baja naturaleza, nos lo daría no mereciéndolo nosotros; lo que nos diera de afl ictivo, nos lo daría mereciéndolo. En resumen: debemos ser humildes de corazón de manera, que sólo deseemos aquello que sea para mayor gloria de Dios y provecho de nuestra almas, redimidas por su Divino Hijo. Agur, nire ezkon laztana. Maite nagixu, neuk zu maitetan zaitudan lez; ta bijok maite dagigun Jaungoikua geure Aita ontzat. Sabin

CARTA DEL 19-12-1899
Bilbao 19-XI-1899 ocho mañana Nikole de mi corazón: ¿Qué tal estás, Nikotxu? ¿Se te ha pasado ya el mal de nervios? ¡Ah, coitada! Cuando vivías en la aldea, nunca tenías esas cosas, pero en la población son muy pocos los que no padecen, poco ó mucho, de los nervios. No creas que eso te causa el frío, no: haciendo mucho ejercicio y respirando buen aire, es como se calman los nervios. Con la quietud y el aire viciado de las habitaciones, por el contrario, toman ellos fuerza y debilitan á uno. Lo que á tí te conviene es salir á menudo, irte á la huerta de Deusto y jugar allí hasta rendirte. El ejercicio te prueba á tí mucho, como aquel paseo que dimos á Arteaga. Ya verás qué largos damos cuando vuelvas á casa. Ahora te toca aplicarte y obedecer á las Superioras. Ya no falta más que un mes: mucho menos de lo que has estado ahí. Anteayer, después de la Diputación, me fuí solo de paseo hacia Deusto. Enfrente de la galletería de Olabeaga ví dos casas, alguna de las cuales tiene que ser el Colegio de las Hermanas. Una lleva el número 41, y la otra el 44. ¿Cuál de ellas es? ¿Ya me dirás? La primera está un
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poco apartada de la carretera, y la segunda nada. Yo más me inclino á creer que es ésta. Junto á ella pasa un arroyo. Tiene al exterior escalera doble. Dime cuál de las dos es, ó si no es ninguna de ellas. Si te hace falta ropa de invierno, como abrigo, zapatillas o cosa por el estilo, y no tienes dinero bastante, me lo dices. Adios, Nikole mía: hoy espero tu carta. No la eches al correo, pues no puedo ir á Sukaŕieta, porque mañana tengo que trabajar en la Diputación. Tuyo el corazón de Sabin
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Bilbao 23-XI-(18)99
Nikole amada: Tan pronto como he llegado á casa de vuelta de tu visita, he escrito á los dos Almacenes de París: al Louvre y al Printemps, pidiéndoles los Catálogos á nombre tuyo: de suerte que los recibirás ahí un día de éstos. Creo que en la próxima visita podremos ya examinarlos y pedir lo que por ahora nos haga falta. Sirven pronto. Aquí en casa están los Catálogos, pero no son míos. Puesto que tú te estás chupando sin fundamento un frío de mil diantres, no tienes otro remedio sino comprarte un abrigo. Al decir capa al que te ha gustado, supongo no será capa hasta los pies, sino lo que en el tecnicismo de los Catálogos veo se llama collete: Si te ha gustado y no tienen mejor hasta nueva remesa, cómpralo pues ésta
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tardará probablemente ó no llegará nunca, pues suelen ser achaquias 34 de comerciantes. Por lo demás, el precio no me parece exagerado. No mires al precio: mira sólo á que sea decente, sin ser lujoso: Con estas condiciones, siempre será aceptable el precio. Que sea serio y elegante: la elegancia está en las formas, y en el color, no en sus adornos. Estos y la extraordinaria calidad del género constituyen el lujo, pero no la elegancia. Los adornos y los colorines resultan cursis, pues revelan pretensiones que no se pueden satisfacer. Buen género: en éste lo barato sale caro. Buen género, pues, sin ser excesivo, sin ser precioso, como la piel de zorro plateado ó las plumas de colibrí; corte elegante; abrigo que abrigue; color serio (el azul oscuro es muy bueno); y adornos, los correspondientes, sin que lleguen á ser pichis 35, porque éstos no son elegantes, porque no son artísticos. El buen gusto en el vestir de la mujer agrada á todos y es hasta señal de buena educación. El descuido y abandono, por el contrario, es señal de que hay desorden en casa; y el lujo y boato, por su parte, es señal de cabeza ligera y de poca educación. Con esta leccioncita, á más de las indicaciones de la M. Aspiazu creo que ya estarás en disposición de lanzarte á comprar tu abrigo; y así fi jado tu criterio y tu gusto, no repares en el precio, como no se trate de algún comerciante judío. Sólo te diré que hasta unos 7 duros bien puedes subir sin reparo. Yo no te reñiré por tus derroches, pues tengo confi anza en ti. Tuyo Sabin
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CARTA DEL 20-11-1899


Bilbao 29-XI-(18)99 Amada Nikole mía: En mi carta del jueves último incurrí en un desatino: creí que 7 duros sería bastante precio para un abrigo de mujer, y te dije que podías gastarlos en el tuyo. Tú tuviste la culpa, pues me hiciste creer que 5 duros te parecían sobrados. Ya sabes que yo no entiendo de estas cosas. Después, estando hablando de ropas, Paulina 36 y María, aproveché la ocasión para averiguar lo que les suelen costar y así formarme una idea, de los precios: y supe que un abrigo que tiene Paulina le costó 29 duros, otro 40, y que los vestidos suelen costar de
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39 á 40, y ya sabes que Paulina viste sin ningún lujo. María se prepara más como más joven. Entonces comprendí que te había dicho un desatino, al permitirte, como una gran cosa, que gastes hasta 7 duros en tu abrigo. Te mando, pues, adjuntos 19 duros, para que te lo compres. Sentiría lo hubieses ya adquirido. En caso contrario, compra uno de unos 19 duros, que luego te pueda servir para diario en la aldea. Prefi ere el de buen paño, liso, de abrigo y de buen corte. He oído en casa que hay buenas ropas hechas, es decir, de buen corte, en el Petit Paris, tienda que está en la calle de la Sombrerería. Se arregló asunto Gaspar. El queda con los muebles; le abonamos 100 pesetas; los gastos de Juzgado á medias. He hecho esto por librarle á Luis de mareos y por caridad. Debo rectifi car lo que te dije de collete ó coleto. “Coleto creo que llaman aquí á las esclavinas cortas capitas, á las largas; y capas, á las que pasan de las rodillas. Ya ves si me voy enterando de la cosa. Lo que más te conviene por ahora, creo que es una capita, y debe de ser lo que decíais ahí capa. en fi n, haz tú lo que te parezca, pues el abrigo ha de ser para tí y no para mí. Esta noche voy á Sukaŕieta para volver mañana á la noche. Escríbeme pues, aquí, á Bilbao. El lunes tengo que estar en la Diputación pues todavía no ha terminado todo. Tuyo siempre Sabin No sé si te he dicho ya que Luis está en Zestona tomando las aguas. Posdata Podemos activar la cuestión de la ropa de la siguiente manera; para no esperar al envío de los Catálogos: Con tu compañera de Colegio te arreglas para tomarte las medidas que en el adjunto recorte se indican. Todas ellas, sin dejar una (tomadas con metro, no con vara, y apuntadas en esa forma que te indico en el papelito manuscrito, llenando este). Me las mandas enseguida. Yo me encargo de pedir algunas cosas para tí, y al mismo tiempo que pido otras para mí. Otras dejaremos para cuando salgas, pues no precisas tanto por hoy.
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Al mandarme llenado el papel manuscrito, mándame también el recorte impreso, pues pertenece á un Catálogo que no es mío. Sabin Por esto, no dejes de comprar el abrigo que te hace falta.
Bilbao 26-XI-(18)99 Son las ocho en punto de la noche, acabo de llegar de Sukaŕieta y me ha chocado mucho, Nikole de mi alma, no encontrarme aquí con carta tuya... Antes de comer he estado con los padres. La madre está algo delicada por un cólico que tuvo el martes pasado; pero ya está mejor. Le he dicho que se alimente bien, que traiga de la plaza las golosinas que se le ocurran, con tal de que no sean dañosas, como carne de cerdo y demás; que coma ternera, merluza, besugo, pescadillas, huevos y en fi n, cosas sanas y nutritivas. Tiene dinero, y me ha dicho que ya lo hará así. Mañana ó pasado ya estará del todo bien. Tienes un sobrinito más, Nikole, hijo de Gregoria. Hace diez días que vino á este mundo de calamidades. Se llama Bittor. Tanto él como su madre están buenos. Un gran rato he pasado allí esta tarde con Gregori y todos sus bichos. Á Sabintxu 37 le he dado un besito de tu parte. De allí he ido á ver nuevamente á tu madre. Cuando yo salía de Abiña por una puerta, entraba Mónica por la otra. La madre ha quedado muy contenta de mi visita. He pensado despedir á Dimasa, un día de éstos; porque, si esperamos á casarnos, como todavía no le he reñido una vez y cree que estoy contenta con ella, se fi gurará que se va por tí, y le daremos motivo para que te tenga alguna tirria. Una buena temporada la pasaré sin criada, con el pretexto de que no la necesito y me sale cara pues que apenas paso allí un día á la semana.

Gregori la de Mundaka no ha venido por allá; lo demás, la hubiera tomado. Si te falta metro para tomarte las medidas, lo hallarás en cualquier tienda de Alemanes. La que tienes más cerca es la que se llama Los Alemanes del Ensanche, que está en la Gran Vía, esquina á la calle de frente á nuestra casa. Con unas pesetas, te darán una cinta de dos metros, que es medio más que tu estatura. Tuyo siempre Sabin 27 mañana He comprado una cinta métrica de 2 metros y te la mando con la carta. Por un lado tiene centímetros. Por el otro pulgadas. Las medidas deberán ser exactas.
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Bilbao 28-XI-(18)99 Eres muy chistosa, Nikotxu mía: me escribes una carta el 26, y me la mandas el 27; me dices en ella primeramente que no sabes cómo mandarme las medidas y luégo me dices que me las mandas como así es efectivamente. Hay algunas cartas tuyas que nadie entendería, no siendo yo. Pero aun a mi me cuesta entenderlas. Conque ¿todavía te sigue el dolor de muelas? Paciencia, chica ¿qué le vas á hacer? Con gusto te tomaría la mitad del dolor, pero esto es un poco difícil. Ya te dije antes: si tienes cariada la muela empástala. Mañana á la mañana voy á la Residencia, á la función de la Buena Muerte. Me hizo mucha gracia me dijeras que creías verme el sábado allí. Tienes cada cosa, que vale un mundo. El jueves, según parece, empieza en la Residencia una Novena á la Inmaculada, sólo para hombres. Pienso asistir á ella todos los días. Ya sabes que la Inmaculada es Patrona de Bizkaya, nuestra Patria. Por eso llevas tú al cuello una medalla suya.
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Más de cien años antes de declarar el Papa Dogma de Fé el misterio de la Inmaculada, es decir cien años antes de que á los cristianos se les obligara á creer esta verdad sublime, las Juntas Generales de Gernika, aquellas Juntas en que nuestros antepasados hacían las Leyes para Bizkaya, juraron defender en todo tiempo ese hermoso misterio. ¿No es verdad que nuestros padres tenían más fe que nosotros? Oye, suŕ-andi: si vas á retratarte donde te dije, no te hagas en fotografía pequeña: quiero decir, te haces en pequeño, como para sello pero además en grande, en tarjeta americana: no te olvides de este nombre. En pequeño, ha salido María bastante mal. Le dices á la retratista que no te sujete la cabeza con hierros, que ya estarás quieta; y ponte arrecha, sin cerrar la boca y con cara alegre. ¿Oyes, suŕ-andi? Ya he pedido á París algunas cositas. Tú, puedes esperar al verano para comprarte el abrigo: te servirá para el invierno que viene. Adios, corona. Sabin


CARTA DEL 2 -12-1899


Bilbao 2-XII-(18)99 mediodía Nikole de mi amor: Anteayer empecé en la Residencia la Novena de la Inmaculada, devoción predilecta de mi juventud, Patrona de Bizkaya, Madre amantísima nuestra que nos guía, nos guarda y nos consuela en este mundo del pecado y valles de lágrimas. Supongo que tú también estarás haciendo la Novena. Para nosotros tiene, además ese día de la Inmaculada Concepción un recuerdo muy importante en la historia de nuestro amor: el 8 de Diciembre del año pasado declaré á tus padres el amor que te tengo y mis propósitos de unirme contigo en el sacramento del Matrimonio. Á los nueves meses de la Inmaculada Concepción, el 8 de Septiembre, fi esta del Nacimiento de la Virgen-Madre, nos dábamos tú y yo mutuamente solemne palabra de casamiento. Ahora ya, se acerca el día en que, Dios mediante, ha de santifi car Él con la gracia de su Bondad nuestro amor y hemos de unirnos en este amor así santifi cado, para nunca jamás separarnos.
Pide mucho al Sagrado Corazón de Jesús que sea grata á sus ojos nuestra unión; que sea para gloria suya y bien de nuestras almas; que nos conceda ser fi les siervos suyos en este mundo y luégo seamos salvos, para que, unidos también en el Cielo, eternamente le amemos y alabemos. Y habla mucho con María, la Concebida sin mancha, la VirgenMadre, la Madre de Dios y Madre nuestra: preséntale la debilidad de nuestras almas y cuánta falta les hace su protección; muéstrale nuestras penas y nuestras miserias morales; expónle nuestras necesidades materiales; suplícale que nos conceda amor, mucho amor, amor práctico á su Divino Hijo; y dile que, si nosotros somos hijos ingratos suyos y no la amamos dignamente, al menos deseamos con todo nuestro corazón amarlos y ruégale que, ya que nosotros somos malos hijos suyos, ella sea buena Madre nuestra y demuestre que lo es, defendiéndonos de los tres enemigos de nuestras almas para que no naufraguemos en este mar lleno de escollos y agitado por las tempestades; consolándonos en nuestros dolores y en las penas y amarguras que nos contristen en este valle de lágrimas, y amparándonos en nuestras necesidades, para que menos penoso nos sea el servir con fi delidad á su Hijo Divino. Ruégale por último, que nos reciba en sus brazos, nos estreche contra su pecho y nos guarde en su Corazón Purísimo con amor de Madre, Ella que lo sacrifi có al ofrecer el sacrifi cio de su Hijo para salvarnos. Supongo recibirías los pasteles el día de San Andrés y obsequiaríais con ellos á las Hnas y compañeras. Se me olvidó mandártelos para el mediodía. Luis llega esta noche. Ayer comulgó en Loyola. Escríbeme acá: ya te diré cuándo voy á Sukaŕieta. Tu hermana Gregoria habrá hecho la primera salida, el día de San Andrés. ¿Has comprado el abrigo? Si no todavía cómpralo cuando puedas, que hace un frío de mil diantres. Tuyo Sabin





Bilbao 6-XII-(18)99 Amada esposa mía: No he estado aún en Sukaŕieta. Seguramente no ocurre novedad por allí, pues encargué á Gregori me escribiera si la madre seguía enferma, y no he tenido carta. Paulina ha escrito de mi parte á Dimasa que vea si hay en Mundaka ó Gernika comprador para las patatas. Si no lo hay por allá y es conveniente, las haré traer á Bilbao. Luis vino el sábado á la noche. En cuanto recibas alguna carta ó factura de París, me avisas para que yo me haga cargo de ello. Te envío adjuntas las 60 pesetas de la pensión de cada mes, para que se las entregues á la M. Aspiazu, á quien das las gracias por todo. Creo que antes de concluir el año te hablará Paulina. Con Luis hablo ya de tí con entera confi anza. He formado ya mi plan, que hemos de llevar á cabo si tú estás conforme y Dios nos ayuda. Es el siguiente: Saldrás de ahí el 23 é irás á casa á pasar las fi estas de Navidad con tus padres. En el mes de Enero tendremos tiempo sobrado para arreglar y preparar todo. En la última decena de ese mes iremos á Loyola y haremos los dos allí á un tiempo tres días de Ejercicios Espirituales, con confesión general. El 2 de Febrero, fi esta de la Purifi cación de la Virgen, nos casaremos modestamente y sin ruido ninguno en la ermita de San Antonio, sin otro acompañamiento que algunos parientes. Saldremos en el tren de las nueve, é iremos directamente á Lourdes, donde haremos una novena en la gruta de la Inmaculada. Los demás detalles, ya tenemos tiempo de pensarlos. Hasta tener nuestra casita viviremos en la habitación que ahora ocupo yo. Las sesiones en la Diputación no empezarán hasta mediados de Abril. Ahora todo lo sabes, Nikotxu, tú verás, si Dios nos ayuda, como cumplo todo esto que me propongo. Pero tú no te distraigas ahora con txoritxus. Aplícate más que nunca en escribir, leer y cuentas. En Doctrina ya sé que estás adelantada; y en costura, ya he visto que lo estás.
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Aplícate, aplícate mucho, corona. Obras son amores. Tuyo
Sabin El día de la Purifi cación es viernes, día consagrado á San Antonio, además de al Sagrado Corazón.




Bilbao 8-XII-1899 Nikole mía muy amada: Hoy es un día grande para nosotros. La Santísima Virgen nos quiere demostrar hoy que es nuestra Madre y el gran amor que nos tiene, sin nosotros merecerlo. Anoche, antes de cenar y después de habernos confesado Luis y yo, empecé á escribirte una carta para anunciarte que aquél te visitaría conmigo un día de éstos y que las hermanas, por intervención de Luis, te visitarían también antes de salir del Colegio. Pero después de cenar y al ir al cuarto, Paulina se me acercó y me dijo que ella, Paca y María te visitarán hoy, si á mí me parece bien. Figúrate la alegría que esto me causó. Después de Misa mayor irán pués, á verte. Recíbelas con el cariño de hermana que las tienes porque son hermanas y sobrina de quien ha de ser tu marido y es ya esposo tuyo. No te asustes: recíbelas con modestia y con humildad sinceras, sin afectación y con naturalidad. Nunca te han menospreciado porque eres pobre y aldeana y si desde el primer momento no vieron con buenos ojos mis relaciones contigo porque creyeron que era una ligereza y un capricho mío, no un amor bien fundado en Dios. Cuando comprendan que eres capaz de hacerme feliz según Dios y de acompañarme á sobrellevar las penas de este mundo y á servir á Dios y salvarme, cree, Nikole mía, que te han de amar con el amor de hermanas buenas y cariñosas. Recíbelas con naturalidad y con cariño, y sé clara y sincera con ellas. No te asustes. Tampoco te avergüences de hablarlas en mal español, pues ya saben que no puédes hablarlo bien, y con bizkainas que comprenden que no es ésa tu lengua. Da muchas gracias á la Inmaculada Concepción por este nuevo favor que nos hace.
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Tuyo siempre
Sabin
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Bilbao 11-XII-1899 Amada Nikole mía: Recibí tu cartita de anteayer y con ella la contestación del Louvre, diciéndo que despachan el envío para el 14 de los corrientes. Ya ves qué pronto nos sirven. Ahora hablo con toda confi anza de tí con hermanos y sobrinas. Hoy les he enseñado en el Catálogo las ropas que hemos pedido á París para tí. Les han gustado mucho. Ya no tendremos difi cultad para que andes en Bilbao haciendo las compras necesarias. Las hermanas ó las sobrinas te acompañarán. Tenemos que hacer un plan para esto. Véte pensándolo en los ratos de “ocio” y hablaremos después. Te voy á proponer cuatro planes díme tú el que quieras, y si ninguno te gusta, inventa otro. Primer plan. El 23 sales del Colegio y te vas á casa de tus padres. Pensadas las cosas que tenemos que comprar en Bilbao, te vienes acá y te estás aquí durante una semana de Enero. Aquí tendrás que hospedarte en una casa de confi anza y de respeto. ¿En casa de Josefa? No me place del todo, por la vecindad. ¿En el mismo Colegio? Es posible nos lo concedería M. Superiora; pero tal vez sería abusar. Segundo plan. Vas á casa el 23 y vuelves el 2 de Enero al Colegio, y estás en él hasta el veintitantos de Enero, en que hemos de ir á Loyola á hacer Ejercicios, para casarnos enseguida. Mientras estás en el Colegio el mes que viene, sales á hacer las compras y algún día á comer á nuestra casa, siempre con mi familia. Para estas salidas te haría falta el permiso de la M. Aspiazu. Tercer plan. Vas el 23 á casa.

Para hacer las compras, vienes á Bilbao y vuelves el mismo día á casa, repitiendo este viaje siempre que sea necesario. Hay la difi cultad de que serán muchas vueltas, y siempre tienes que andar con compañía. Cuarto plan. Sigues en el Colegio un mes más. Pero vas á casa el 23 y vuelves el 26 (San Esteban); y vas el 31 á la mañana y vuelves el 2 de Enero. Así pasarías esas fi estas en casa, y al mismo tiempo podrías redondear con un mes más la educación inmejorable que te dan en ésa. Para hacer las compras, harás las salidas que he dicho en el tercer plan. Á mí, el que más me gusta de estos cuatro planes es el cuarto, y después el segundo, porque son los más convenientes para completar tu instrucción. En un mes de estar en casa ociosa, es decir, sin hacer nada, tal vez perderías lo que has adquirido. Además allí, en Abiña, te molestarían las visitas de gentes impertinentes. Creo que con pasar en tu casa las fi estas que he dicho, quedarían satisfechos tus padres. Piénsalo tú delante de Dios, es decir, decídete por lo que más te convenga, no por lo que más te guste. Tantos deseos como tú tengo yo de hablar detenida y libremente de nuestras cosas. Pero hay que portarse como se debe, y no como á uno le guste. Espero que el jueves me dirás tu parecer. No me conteste lo que tú quieras como acostumbras: díme tu parecer, y luego yo veré si conviene hacer lo que á tí te parece ó lo contrario. Las hermanas y la sobrina volvieron muy satisfechas de tu visita. Largo rato estuvimos hablando de tí. Una de ellas dijo (no te pongas roja) que eras guapa, y yo le contesté que sino tuvieras guapura del alma, me importaría muy poco tu guapura de cuerpo. Ya sabes que la belleza del corazón es la que más me enamora: el corazón puro, noble, humilde y generoso: garbi, zintzo, otzan eta apatza. ¡Qué deseos tengo, Nikole mía, que llegue el día en que recemos los dos juntos y solos el Rosario! Ya no está lejos. Ahora más que nunca debemos elevar nuestros corazones á Dios y pedirle su gracia, su bendición y sus misericordias. Ahora más que nunca debemos purifi car nuestra intención y santifi car nuestro amor. Ahora
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más que nunca debemos entregarnos á los ejercicios de piedad, unirnos á Dios, humillarnos ante Jesucristo, nuestro Salvador, que santifi có esta unión del hombre y la mujer elevándola á la dignidad de Sacramento, pedir á su Virgen-Madre nos tenga bajo su amparo y protección. Háblales tú mucho, que á tí no te dejarán de oirte. Durante mi visita del próximo jueves te irá á ver Luis. Ya sabes cuánto le quiero yo y cuánto me quiere él, y sabes que él ha conseguido la paz y conciliación entre tú y mis hermanas. Quiérele tú como á hermano que lo será de tí cariñoso y bueno de veras, como lo es mío. Pasado mañana, digo mañana martes, probablemente á las once voy á Sukaŕieta y te traeré noticias de los padres y demás. Adiós, esposa mía Sabin Te advierto que no debes decir á nadie cuando nos casamos. Si te lo preguntan, puedes contestar que antes de Carnaval.
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Bilbao 14-XII-(18)99 Noche Mi muy amada esposa: Mañana pienso estar con la M. Superiora, para saber defi nitivamente si accede á mi pretensión de que continúes ahí otro mes próximamente, saliendo el 22 para volver el 2 del año nuevo. No quisiera contrariarla en lo más mínimo, pues harto agradecidos debemos estarle nosotros. Por lo mismo he de rogarla me diga con entera franqueza si ha de hacerme la menor violencia para acceder eso que deseamos. La menor violencia que tenga que hacerse ha de ser bastante para que nosotros debamos desistir de nuestro empeño, pues á quien tanta gratitud debemos no hemos de contrariarla en lo más mínimo. Caso, pues, de que no convenga nuestro plan, tú irás el 23 á la casa, volverás el 25 acá, pues no debes desdeñar el ofrecimiento de mis hermanas ni debes privarme del placer de verte sentada á nuestra mesa en una de esas fi estas verdaderamente de familia; dormirás el 25 en casa
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de Josefa y á la mañana siguiente te acompañaré á casa de tus padres. Después, en enero, vendrás á Bilbao á pasar los días necesarios para hacer las compras; y pararás en casa de Josefa ó en otra de familia de respeto. hasta fi nes de Enero, en que iremos á Loyola, yo te visitaré á menudo en Sukaŕieta, donde pasearemos y hablaremos largamente para disponer nuestras cosas. Pero si no tiene la M. Superiora el menor inconveniente en que continúes ahí unas semanas más, en este caso saldrás defi nitivamente á mediados de Enero para que te repongas un poco antes de los Ejercicios, que por lo regular suelen alterar los nervios y debilitar. En vista de lo que tú me dices sobre la patatas las hermanas me aconsejan que no la venda todavía. Anoche recibí carta de Dimasa y en ella me dice que ha cumplido mi encargo. Yo encargué que fuese Abiña, que les dijera á tus padres que estás bien, que les envías recuerdos, que el día de la Virgen te visitaron mis hermanas, que ayer te visitaríamos Luis y yo y que para pasar las fi estas irás á casa. Me dice Dimasa que al oir estas noticias la madre se animó mucho y el padre debió de dejar el viaje que tenía pensado hacer para verte. Ya ves que se acuerdan bien de tí. Si no vienen más á menudo, es por las difi cultades que tienen para ello. Ancianos como son y no acostumbrados á alejarse de casa más que de tarde en tarde, no es extraño no repitan su visita: lo que me extraña es que vinieran una vez siquiera. Saben que estás bien y contenta; ¿para qué han de venir, y sobre todo con estos fríos? ¡Si fuese verano, al menos! Yo les comunico lo que tú me dices; y luego te transmito á tí lo que ellos me cuentan: no debes exigirles más. Ya se acercan las fi estas y entonces podrá la madre contarte despacio todas sus cuitas. Tanto Paulina y María como Luis dicen que has enfl aquecido mucho y que has desmejorado mucho en color. Yo no había notado más que esto. Pero no te importe, si tienes salud. Pronto te pondrás fuerte como antes respirando el puro aire de Abiña. Ya sé que, además del deseo que tienes de que venga tu madre ó tu padre una vez más, tienes en ello otro fi n. ¿Porqué no me lo dijiste francamente? Sin duda deseas que tus padres agradezcan el buen trato que te han dado esas excelentes Hermanas en el Colegio, pero no dudes que lo harán, pues les están muy agradecidos. Descuida de todo esto, pues ya sabremos cumplir á la medida de nuestras fuerzas.
Ahora mismo he mandado al correo una carta para tu padre dándole noticias de tí, y diciéndole que iré yo allá mañana ó pasado. No tengas reparo en venir á casa á comer el día de Pascua. Somos verdaderamente esposos y no damos motivos de murmuración mientras no estemos á solas donde nadie nos pueda ver. Además, bien sabe todo Bilbao que no hay en la villa familiar que en lo cristiano de la educación supere á la nuestra, gracias á mis padres, á quienes Dios habrá premiado. Nadie dirá, pues lo más mínimo por ello. Al contrario, cuando te vean con mis hermanas, habremos conseguido el triunfo más completo. Tal vez mañana te vea para decirte lo que haya resuelto en vista de lo que acuerda la M. Superiora. Tuyo Sabin
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Bilbao 15-XII-(18)99 Noche Queridísima Nikole de mi alma: Me alegro muchísimo te haya visitado ayer el padre, pues ya comprendo que estarías tú deseando verle, ya que á la madre es más difícil. Al padre le había dicho yo que llamara al médico, por más de que al



Bilbao 19-XII-(18)99 Mi queridísima Nikole: He recibido esta mañana en Sukaŕieta tu






CARTAS DESDE LA CARCEL


Cárcel de Bilbao 44 sábado , 31-V-2002 Muy amada Nikole mía: En este momento, que son las 4 y media, me traen la maleta que me mandas.
Te repito que estoy en muy buen sitio. Tengo por cuarto una hermosa sala con tres grandes ventanas. Hoy al mediodía han estado en este mismo cuarto Luis, Paca, María, Paco, Juanito y Grijalba. Han quedado satisfechos del cuarto que tengo. Anoche he dormido como un bendito. Estas cosas que me pasan no me apuran. Sólo quisiera saber de fi jo que tú estás tan tranquila como yo. Cuando me han traido la maleta con tu tarjeta, estaba aquí Aróstegui, el Conserje de la Diputación, y casi hemos creído que tú estabas á la puerta, porque el mozo nos ha dicho que está una señora. Luego hemos sabido que es Pascasia. Esta te lleva la carta. Son las cinco y bajo á recibir las visitas. Vendrán unos veinte lo menos á verme. Recibe tú un fuerte abrazo, y ten calma. Sabin




Cárcel de Bilbao Lunes, 2-VI-1902. 10 noche Queridísima esposa mía: Sigue visitándome muchísima gente. Hoy á la tarde han estado Arriandiaga 45, su señora y Felipe. De Bermeo, de Elanchove, de Lequeitio, de todas partes viene gente á verme. Arzadun me ha dicho que Zabala y Gangoiti vendrán á verme á mí, y sus mujeres irán á visitarte á tí. Mucho agradezco que te visiten á tí. Cada vez son mejores los vientos que soplan. El fruto que vamos á recoger es mejor del que yo me esperaba. Con un poco de paciencia, se madurará el fruto. Verás qué hermoso es. Oye lo que voy á decirte. Los periódicos franceses dicen ya que los Estados Unidos reclaman á España la entrega del telegrama y mi libertad. Si esto es cierto, el fruto
es mucho mayor de lo que yo me esperaba. Yo sólo quería que en los Estados Unidos y en Inglaterra se supiese que los vascos queremos la independencia de nuestra patria; pero esto es más: esto es encontrar una nación amiga del vasco, y es ver por vez primera humillada á España frente al nacionalismo vasco. Pronto, pues, volveré á casa y á tus brazos, ceñida mi frente con el laurel de la victoria. Esta mañana me ha visitado Perico. Todos me encuentran muy mejorado desde hace algún tiempo. Me bastará decirte una cosa, para que veas que sigo bien, y es que todavía no he tomado una vez agua de Karls-bad desde que estoy aquí. Tengo seis botellas por si acaso. ¿No me escribes? ¡Qué cruel eres! Recibe mi abrazo Sabin




Cárcel de Bilbao 8-VI-1902, domingo, 5 tarde Mi queridísima Niko: si estuvieras aquí en Bilbao, creo que estarías más animada. Por ahí, por la aldea, la gente no entiende estas cosas y se asustan de cualquier tontería. Aquí en Bilbao, la gente ya comprende más todo, y se forma siempre idea más acertada de todo. El escrito mío que ha aparecido hoy en La Patria 46 ha producido [apurturik] todos comprenden lo injustamente que me han tra [apurturik]

Dime si quieres más estar en Bilbao. Ya arreglaríamos la manera. Podrías venir á verme todos los días. Seguro que entonces estarías bien conforme y contenta. De todos modos, ya sabes que esto es para poco tiempo, que voy bien de salud, que estoy tranquilo y contento, que tengo una habitación que no parece cárcel, que me tratan bien y que me visita mucha gente. Después de esto nos volveremos á ver con mucho más gusto,
satisfechos por haber hecho algo por la patria, y honrados por todo el mundo, y con méritos delante de Dios. Animo, pues y sosiego. Tuyo Sabin


Cárcel de Bilbao 12-VI-1902, jueves – 12 noche Mi queridísima Niko: Antes de acostarme quiero escribirte esta cartita. He recibido la tuya de hoy á la tarde. En ella me dices que no has recibido mía. Pues te escribí como siempre, echando al correo ayer, miércoles, á la mañana. Sentiría que esa carta perdida fuese la de la fi esta para San Antonio. Entonces quedábamos lucidos. No estoy triste, no, Miniko mía. Estoy tan satisfecho como siempre, y más desde que recibí tu carta de anteayer, que me puso alegre como unas Pascuas. Ahora caigo en la cuenta. En la carta de ayer te mandaba el retrato. Ya lo ha pescado alguno. Que le aproveche. No importa: ya te mandaré pronto otro. Por ahora no tengo más. Creo que mañana te pondrá San Antonio alegre alegre. Reza para que las cosas sucedan como sea mejor para gloria de Dios y salvación de las almas de nuestros hermanos los vascos. Agur Nikoko hasta mañana. Recibe mi abrazo. Sabin


Cárcel de Bilbao 24-VI-1902 martes – 9 mañana Mi repichona Niko: Ayer recibí tu carta á la hora de …[apurturik] Estuvieron á visitarme Arzadun y [apurturik] y éste se me ofreció por si quería algo para tí, y le dije que haga el favor de decirte que me ha visto y que estoy bueno. Es probable que no se alargue mi prisión, y que salga á principios del mes que viene. Si tengo tiempo para avisarte ¿quieres tú venir acá el día que salgo, para que veas mi cuarto y me acompañes á libertad, y volver juntos á casa? Como tú quieras... Entonces las hermanas y las sobrinas te acompañarían á sacarme de aquí. Claro es que para eso sería necesario que yo supiera mi salida unos dos días antes. Esto de saber tan pronto, no es seguro, pero por si acaso quisiera saber si tú estás dispuesta á venir. Ropa no creo que te falte: el traje de alpaca y el sombrero de verano. Cuando los pichones tengan 24 días cumplidos, los sacas de las jaulas y los pones en su casa. Después, limpiar bien las jaulas y cerrar sus puertas para que no críen más. ¿De qué (…) son las de la gris? ¿Son como su madre? El mochuelo ó mozolo me dijo Pedro que vive. Ya verás cuántos gavilanes caen con él. Dale á comer los restos de la carne y pescado. Si me sacan de aquí ¿quieres que vayamos juntos á Sobrón? Recuerdos á todos. Tú recibe un abrazo Sabin





Cárcel de Bilbao 25-VI-1902 miércoles – 9 mañana Muy amada Niko mía: Ya pasa de historia, ciertamente, el alumbramiento de Mari. Es cosa de risa. El Juez está esperando á esto, para que venga Luis á decla
rar como testigo. A todos nos tiene esperando. Pero ¡hombre, hombre! tanta equivocación de fechas no se comprende. Mari le dice á Luis que venga, sin esperar al parto, pero Luis hace bien en no venir, porque debe estar allí. Luis me escribe que hace poco, estando el criado y Luisito jugando á la pelota, aquél le pegó al chico un pelotazo tal en la cabeza, que Luisito cayó redondo al suelo sin sentido. Por supuesto, el pelotazo le dió en descuido. Ya se puso bien el chico. No me dices si abres las ventanas á las palomas, como te dije. Un día á los viejos, otro á los jóvenes. Yo creía que la mesa de los huesos cabría en el cuarto de Luis, quitando cama y todo. Si no cabe, lleva al camarote, poniendo todo como está, con modo. Con estos calores, pronto irá la gente á veranear á ésa. Aquí dentro está muy fresco. Dime qué días concluyes la novena. Recuerdos á todos. Tú recibe un abrazo. Sabin





Cárcel de Bilbao 26-VI-1902 jueves – 9 mañana Mi querídisima Niko: Hoy á las 8 de la mañana se han cumplido 27 días que salí de casa, no 28, como dices. No cuentas bien los días, chiquita mía. En mayo fueron 2 días menos 8 horas; en Junio van 25 y 8 horas. Ciertamente, por ahora no hay trazas de salir, pero sabiendo yo que tú estás bien, y sabiendo tú que yo estoy bien, todo se reduce á una separación más ó menos larga. Pero la separación no importa tanto. Llevando con paciencia y por amor de Dios, se ganan méritos para esta vida y para la otra. Acuérdate de las mujeres que tienen sus maridos por la mar, expuestos á perder la vida. ¿Ya vas trasladando la habitación de abajo? Enseguida te toca prepararte para pasar a Abiña.
Hace mucho calor, y la ropa que tengo es gorda. Mándame el sábado en la maleta las chaquetas blancas y el traje más viejo de alpaca... Yo te mandaré la ropa gorda. En uno de los grupos de libros que dejé en la galería verás un libro viejo, de pasta de pergamino ó cuero seco. Mándame en la maleta todo el grupo donde está ese libro. A ver si aciertas. Mándame además todo el grupo de libros y cuadernos, donde está un libro pequeño, de pasta azul blanda, que dice en la pasta Nuevo Testamento. Mándame todo ese grupo. Y entre los libritos de misa, á ver si me encuentras uno muy pequeño, muy pequeño, y viejo, que dice en la pasta: PIISIMA. Es el que antes solía llevar á misa. Ya recordarás. Mándame ese librito. Estoy aquí sin libros ni cuadernos y quisiera hacer algo. Los dos grupos de libros que te he dicho, dejé en el antepecho de la galería, y el chiquito debe de estar en la mesa de estudio ó en la ventana. Si has llevado á otra parte los libros, no podrás encontrar y no los busques. Pediré que me manden los de Luchana. Ya creo que te dije que si salgo de aquí á tiempo, iremos los dos juntos á Sobrón. Ya verás qué calor hace allí. Si es en Agosto, llevaré la escopeta y con Ogei cazaré codornices. Luego iremos á Alzola ó á Zestona, que están en Gipuzkoa. Agur, Kokotzi, hasta mañana. Sabin






Cárcel de Bilbao 2-VII-1902 miércoles – 9 mañana Muy queridísima Niko mía: La carta de ayer feché equivocadamente en 31-VI, es decir, 31 de Junio. Esos destemples que tienes serán de la debilidad. Creo que debes alimentarte bien. Como tú no comerás mucho al mediodía y á la noche, tienes que tomar algo á las 10, algún huevito pasado por agua y una espita de Jerez, y á la tarde debes merendar alguna cosa también. Aunque no tengas ganas, toma algo á esas horas, porque así te fortifica

rás sin cansar el estómago. Si no tomas nada, te debilitarás, y la debilidad trae muchos males. Haz, pues, lo que te digo: almorzar y merendar, y siempre con un poco de Jerez. Hoy me han visitado Paco y María. Paco ha estado 12 días en Urberuaga á tomar aguas. ¡Chica chica! ¿Qué me dices? ¿Que no has estado en Armiltza desde que vine? ¡Vaya! tú estás embobicada. Vete, vete cuanto antes á Abiña, si no te vas á enfermar. Cuando estésien y hermoso para cuando yo vaya. El gobierno de las palomas, puede hacer muy bien Concha, yendo á Arrozpe-gana  por la m allí, pasa todo el día en el campo, en la huerta, á ver si pones todo bañana temprano y á la caída de la tarde. Desde ahora, para recoger mi carta, lo que debes hacer es mandar todos los días la muchacha á la estación, á la hora del tren. Ya creo que te dije que pagues cualquier cuenta de cartas que te mande Eusebio sin decir una palabra pagas, aunque sea un horror. Hay barruntos de que pronto se resolverá si sigo aquí ó me mandan á libertad. A ver si para el domingo en ocho nos vemos. ¿A que no me sales á la estación? ¿Cuánto quieres apostar? Entonces cantaremos chin chipichin chipichin chin-chin, chipi chipi chipi chipichin chin-chin. He hecho un gran depósito para meterme en él y lavarme con esponja. Es muy hermoso y llevaré á ésa cuando vaya. Ya sabes que tengo fuente en el cuarto y luz eléctrica. A los concejales del Ayuntamiento de Bilbao bizkaitarras les han llamado también á declarar: ayer declararon tres, hoy declararán otros tres y mañana los otros cuatro. Yo creo que cuando tú te pones á escribirme se te olvida todo lo que tienes que decirme. ¡Calicanti, mala... chata, mala, fea, tonta! Adiós hasta mañana Sabin




Cárcel de Bilbao 3-VII-1902 jueves – 9 mañana Mi querídisima Niko: “El sábado marcha Pascasia al Colegio donde estuve yo. ¡Quién pudiera ir con ella!”
Esto me dices en tu carta. y bien, encanto: ¿para qué querrías ir al Colegio? ¿De monja? Entonces, no te comprendo. Pues bien, corona mía: si tienes verdadera vocación, todavía tienes tiempo. Ya te doy yo permiso. Pero que no sea por escapar de las calamidades del mundo, sino por buscar más calamidades para servir mejor á Dios. Si así te sientes con vocación, desde ahora tienes mi permiso. Ya puedes decirle á Pascasia que te prepare el cuarto. Unas, solteras, desean casarse, para vivir con más comodidad. Otras casadas, quisieran ser solteras, para vivir mejor. Unas quisieran ser monjas, para vivir mejor otras, monjas, quisieran vivir en el mundo, para vivir mejor. ¿Tú crees que hay alguna entre todas éstas que sirve bien á Dios? Ninguna, porque ninguna busca el servir mejor á Dios, sino el vivir mejor, con menos penas. ¡Ay, qué difícil es encontrar la virtud en nuestros corazones! La mujer casada, querida mía, si es virtuosa, ha de bendecir á Dios cuando se ve rodeada de penas y amarguras, puesto que entonces sin estar en el convento, tienes ocasión de servir como nunca á Dios y de ganar muchos méritos para el cielo. Llevemos con paciencia las cruces que Dios nos manda en nuestro estado, y recibamos con calma y hasta con alegría las tribulaciones, bendiciendo á Dios en medio de ellas, como los mártires le bendecían y le cantaban alegres en medio de los tormentos. Muchas veces te he dicho estas cosas. Es porque te quiero de veras, Nikole mía. Porque te amo, querida de mi corazón, la mayor satisfacción de mi alma sería ver que eres santa. Mi pena no sería verte padecer, sino verte padecer inútilmente, sin paciencia y sin ofrecer las penas á Dios. Mi alegría no sería verte sin penas, sino verte santa, ofreciendo á Dios con amor todas tus alegrías y todas tus penas. Recibe un beso, cariño mío, pero un beso de amor cristiano, un beso que te exprese la vehemencia con que deseo seas santa. Dime sin falta en tu primera carta, mañana, á que hora del sábado vendrá Pascasia á la Cárcel, para que le diga al Director que le deje pasar. ¿Qué me vas á decir de otra casa? ¿Ha pasado algo? Mañana, cuando me escribas la carta á las 8, serán 35 días que salí de casa. ¿Estás conforme ó estoy equivocado yo? Todavía no me has dicho qué color tienen los pichones de la gris. Eres tremenda. Te pregunto muchas cosas, y no me contestas. ¿Ya les sueltas á los pobres bichos, ó los tienes presos todavía, como me tienen á mí? ¿No les tienes compasión?
Oye, Kokotzi. ¿Por qué me llamas Sabino? ¿No soy Sabin ya? Si salgo de aquí pronto, este verano nos vamos á recrear tú y yo mucho, Dios mediante. Iremos á Sobrón, á Zestona y á Altzola. Ya sabes que no tengo ningún quehacer en Bilbao. No te olvides de lo que te dije para el bote. Se nos va á echar á perder, si sigue en seco. Encárgale á [ez da irakurtzen] le lleve al agua y le ponga bien con estacas y todo. Adiós, kukurruku, hasta mañana. Sabin Ahí te mando el recibo para Pascasia. Va fechado el 30 de Junio. Creo que es ésa la cantidad: 30…..




Cárcel de Bilbao 1902-VII-5 sábado – 9 mañana Queridísima Niko mía: Recibida tu carta de ayer. Veo que ya han estado ahí el jueves Paca y las chicas. Tuviste muy buena idea de darles los pichones del chiquito. Supongo que hoy irás á Abiña. Si el 12 no deciden sacarme de aquí, lo mejor que podrás hacer es venir á Bilbao. Creo que ya encontraríamos habitación al lado de donde vive Pértica. La mujer de éste es una persona muy buena. Ellos viven en Begoña, cerca de la iglesia. Todos los días pasaríamos aquí un rato juntos, y luego me quedaría tranquilo con la esperanza y seguridad de verte al día siguiente. Hasta dos horas nos dejarían estar de visita. Leonor ya te acompañaría y luego hasta tú sola aprenderías el camino. De otra manera, se hace muy largo esto sin verte. Vete pensando á ver qué te parece. ¿Las palomas te dan rabia porque no vuelven? No te apures. Ya volverán. Ponles la comida á las horas, agua fresca y baño, y verás si vuelven. Cuanto más salgan, menos se alejarán. El primer día que las has soltado, es claro que andarían lejos y tardarían en volver pero

abriéndoles la puerta de dos en dos días, verás cómo se acostumbran á estar cerca de casa. ¡Qué gracia me ha hecho lo de los pichones! ¡Coitaos! Si tienen las tablas puestas en la ventana, no hagas caso, abre ésta de dos en dos días, y ya saldrán alguna vez. ¡Si haré yo lo mismo cuando me abran la puerta de la cárcel! No creo. Esos pichones son unos bobicos y cocolos: no saben lo que es la libertad. Yo ya sé lo que vale. Ahora ya, no conviene que críen más las palomas hasta Septiembre. Cuando los pichones tienen los 24 días, los pasas á su sitio, limpias bien la jaula de los nidos y cierras la puerta. ¿Ya están grandes los pichones de antes? Gori no habrá mandado afuera todavía ¿eh? Cuando puedas, le das á cualquiera que la lleve lejos. Quisiera no encontrarla en casa cuando vuelva. ¡Buenas quedaron nuestras colmenas! El hombre propone y Dios dispone. Si hoy, como me dices, viene Pascasia con su hermana subirán á la cárcel á la hora que tengo las visitas: de diez á doce. El tren llega á las diez y media. Te advierto que cuando yo te mando la maleta ú otra cosa cualquiera, ya le doy aquí la propina al conductor. Supongo que tú harás lo mismo ahí cuando me mandas algo. Si no, estamos expuestos á pagar dos veces ó ninguna. No me has contado todavía lo de otra casa. No puedo fi gurarme lo que será. Adiós, encanto, hasta mañana. Sabin




Cárcel de Bilbao 16-VII-1902 miércoles – 9 mañana Querida Nikole mía: No he recibido carta tuya de ayer. Escríbeme todos los días aunque no sea más que dos letras, para saber si estás bien.
Aunque los periódicos digan otra cosa, á mí me parece que unos días antes de venir á Bilbao el Rey de España, me librarán, para que la gente quede satisfecha. Dicen que viene en el mes que viene. No falta, pues, mucho. No dejes de bañarte todos los días. Ahí estás bien para eso: para ir al baño y volver sin sofocarte nada. Que te acompañe siempre una muchacha, y no sueltes nunca de las manos la peña. El baño, que sea corto. A tí hay que cuidarte como á una niñita, porque eres algo loca. Con el mar no hay que andar en bromas. Por cada misa en la Ermita, puedes dar 5 pesetas. Creo será bastante, si el cura es de Busturia. lo mejor es pagarle cada semana. ¿Qué tal la madre? ¿Ya está bien? ¿Y el padre ya anda formal? Mi mayor deseo es que tú estés tranquila y en paz con todos. El sábado, mándame dos pares de calcetines y dos calzoncillos. Me gusta mudar éstos dos veces á la semana en verano. Procura que los calcetines no estén rotos. Con la ropa mándame el sábado las dos pesitas de gimnasia, que están en el suelo de la galería. Hoy concluye Pertica  el destierro á que le condenaron. Un día de éstos va á Sobrón. Da mis recuerdos á los padres, hermanos y demás. Tú recibe mi cariñoso abrazo. Sabin






Cárcel de Bilbao 1902-VII-24 Mi repichona Niko: Me dices que no entiendes las bromas escritas. Bueno pues ya me guardaré de darte ninguna: no quiero que te enfades, repichona. Ya tendría gracia que lo que yo te digo por holgar, tomaras tu en serio, y riñéramos. No quiero eso. No quiero reñir sin motivo. Menos todavía quiero que haya motivo para reñir nosotros dos. Te quejas de que mi familia te desampare. En parte no te falta razón. Pero hay que tener en cuenta varias cosas: Paco y su familia están aquí, María en Santurce, Paulina en Forua. Todas están lejos. María te
aseguro que te hubiese visitado, si no por la niña que casi siempre está delicada. Paulina, ya ves que ha estado en Bilbao, hasta hace poco. El traslado de casa, pues ha tenido que llevar todos los muebles de aquí á Forua, le habrá entretenido mucho. Además, anda delicada, dice que está muy débil, y por esto también tardará en visitarte. pero ya irá á verte pronto. Es verdad que yo, al principio de estar en la cárcel, le prohibí visitarte y escribirte, para que no te apurara más. Pero cuando se ha alargado la cosa, ya hubiese querido que te hubiera visitado o escrito a menudo. De manera que tienes mucha razón al decir que mi familia te desampara; pero también (tienes) que reconocer que han tenido […] propias para no visitarte y [...] Tenemos que desengañarnos coronita mía: [...] esto; […] pero por carta no podría explicarte todo lo [...] Tengamos paciencia cariño mío, y cuando […] en el consuelo en Jesús, en la Virgen, que es nuestra madre [...] El sábado no me mandes más que la ropa siguiente: 2 sábanas 2 fundas 2 toallas 1 calzoncillo 2 pares de calcetines 1 interior pañuelos ¿Ya has averiguado dónde quedó la pesa de gimnasia?. Por aquí no he sabido nada. Te abraza Sabin




Cárcel de Bilbao 1902-VII-25 49 Amada Niko mía: Ayer al mediodía me visitaron dos á quien no he conocido hasta ahora. Se llama Sotera y me dijo que es hermana de Juana. La otra fue una criada nuestra.

Me dijo la prima Sotera que […] a sus hijas. Hablamos de tí. Dijo que ahí [...], ahí y de Mundaka, que no harás más que [...] ya te aconsejé antes que vinieras á Bilbao […] dicho que ella también pensaba eso y que […] casa. Yo le he dado las gracias, y luego por […] que te diga que si quieres venir á Bilbao, ya […] que tú no quieres salir de ahí. en fi n, ya […] á hacer lo que quieras: venir ó seguir. Pero me parece que, a

Bilbao 1902 [apurturik] 9 mañana Muy amada Nikole: También hoy estoy de prisa. Ayer estuvieron aquí Paca y sus hijas. Me dijeron te visitarán un día de éstos. Irán en tren mediodía para comer. Te avisarán de víspera. Voy muy bien de salud, á Dios gracias. Los que me ven solo los domingos, me dicen que cada vez estoy mejor. ¿Qué has pensado sobre ir á Abiña ó así? Adios, Kokotzi, recibe un cariñoso abrazo. Hasta mañana, que te escribiré más. Sabin





Cárcel de Bilbao 26-VII-1902 Amadísima Niko mía: Anoche no recibí tu carta. Se conoce que ayer se te hizo tarde para ir á misa hasta Busturia. Ya ha vuelto el verano otra vez.

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Hoy espero que me mandes la [...] mandar á arreglar. Este verano voy á […]. Ya sabes que no tengo Comision Provincial [...], si eres buena, oye bien si eres buena, humilde y Da gracias á Dios de que se acerca el día





Cárcel de Bilbao 29-VII-1902 Muy amada Nikole mía: Me alegro mucho hayas estado á visitar á Paulina. Así verán que no sabes pagar en la misma moneda, sino que sus desatenciones pagas con muestras de cariño. Haz eso con humildad, sin ponerte orgullosa por ello, y Dios te premiará mucho, Kotzotzi. El viernes vino á verme con Juan el sobrino, el otro que estaba en Alemania: Federico. Está muy fl aco y estirado; parece un inglés. Hoy me ha dicho, sin yo decirle nada, que te dé sus recuerdos y que un día de éstos te visitará. Juan me ha visitado todos los días de labor. Estoy muy agradecido. No se reunió ayer la Audiencia para decidir si me da ó no la libertad provisional. Es probable que hoy á las once se reuna. Veremos qué es lo que decide. Sea la voluntad de Dios. Arreglando las cartas y los papeles viejos, he encontrado varias cartas tuyas. En una de ellas me despides de este modo: adios corazón mío. Pues ahora y á pesar de estar yo en la cárcel, no eres tan cariñosa. ¿Cómo has cambiado así? Adiós, Niko. ¡Quiera Dios que muy pronto nos abracemos! Sabin






Cárcel de Bilbao 1902-VII-30 Muy Amada Niko: Tampoco ayer recibí tu carta. Hoy se cumplen 2 meses (61 días) que entré aquí. Como han pasado esos dos meses, pasará lo que me tengan todavía, si Dios me da salud. Ayer sé que trataron de la petición de libertad que el 19 mandé á la Audiencia; pero no resolvieron nada. Puede ser que resuelvan hoy á favor ó en contra. Esperamos con paciencia. Paulina y Alfredo han estado hoy en Bilbao, y el segundo me ha visitado. También han estado á verme hoy Paca, Anun, Conchita y Josemari. Me han dicho los sobrinos que te visitarán un día de éstos. Te advierto que yo no les he dicho nada: de ellos ha salido. Me han traído una caja de galletas y una lata de dulce. También antes me trajeron. Mañana gran día para Bizkaya. No dejes de comulgar y de pedir á San Ignacio, nuestro Patrón, que consiga de Dios lo que más nos convenga. Díme en tu carta primera si te acuerdas qué día comulgué la última vez. Da mis recuerdos á los padres y hermana. Tú recibe un beso en la frente. Sabin





Cárcel de Bilbao 31-VII-1902 Mi querídisima Niko: Tampoco ayer resolvió nada la Audiencia para contestar á mi petición. El procurador me dice que probablemente decidirá mañana, y si no, el sábado. Veremos si alguna vez dicen algo. El tardar tanto
no es mala señal, porque cuando se piensa decir que no, enseguida se contesta. En fi n, no nos hagamos demasiadas esperanzas. Pero pidamos á Dios con confi anza y seguridad de alcanzar si nos conviene. Hoy sobre todo, pídele por mediación de San Ignacio, que puede mucho. Hoy ya andarán la mar de cazadores por los juncales de Forua y Murueta, á por codornices. Yo también ya hubiese ido, si hubiera estado en libertad; y te hubiese traído alguna. Si las palomas ponen los huevos en el suelo, ponerles en el mismo sitio donde está el huevo el nido arreglado con yerba. Es lástima que hagan eso. Si una pareja sola ha hecho eso, abrir la puerta de la jaula á la otra pareja, arreglando lo de dentro y poniendo un nido. Abrirles la misma jaula que antes tenían. Por fi n, no me mandaste las medidas de la casa, para ver si podemos arreglarla. Ya sabes cuánto me gusta hacer proyectos. Mañana voy á mandar á hacer los armarios para libros. ¿Ya recibiste la maleta y la carta del domingo? Hasta ayer no recibí yo tu carta del lunes. Recuerdos. Para tí un abrazo Sabin





Cárcel de Bilbao 1902-VIII-3 Muy amada Niko mía: Dime de qué días son las cartas que te faltan. Ya sabes que te mando la carta todos los días á la mañana: no tienes pues, más que ver de qué días te faltan. Y díme. Sabiendo eso, veré si consiste en los empleados de aquí. Ayer estuvo aquí Alfredo. ¿No te han visitado todavía? No le pregunté, por no avergonzarle. Dame también los nombres de los conductores de las dos últimas semanas. Es verdad que no les pagué por olvido. Les mandas recado,

que los encargos de aquí pagaré yo, y los de ahí para acá tú. Tan pronto como sepa sus nombres de las dos últimas semanas es decir, si es Azqueta ó es Cordero, le mandaré esta semana la propina á la estación. Hoy ya le mando al que sea. Luis me escribe que Isabel les ha pedido ya permiso para ir monja. Mañana te escribiré más detalles. He recibido carta del primo Fernando, de Filipinas, y el retrato de él y su mujer y sobrina. Todavía no sabe que estoy aquí. Estoy haciendo un proyecto de reforma de Abiña, con dos viviendas hermosas. ¡Ilusiones! Agur. Recuerdos. Tú un beso. Sabin




Cárcel de Bilbao 9-VIII-1902 Mi amadísima Niko: Yo no sé, la verdad, lo que pasa con mis cartas. Pero ya que así sucede, á mí me gusta poner remedio, y he tomado una resolución, que es la siguiente. A un hombre de confi anza le haré venir todos los días á las 10 á buscar la carta. Después él la entregará al mismo conductor en Achuri, y el conductor, por 2 reales, llevará á ésa. Tú la mandas á la estación á la muchacha al tren de la una, y á esa hora tendrás la carta. El mismo hombre que lleve mi carta para el tren de las 10 y media, recogerá en la estación la tuya, mandada á las ocho, y me la traerá enseguida. Dos reales el hombre, dos reales al conductor son 1 peseta. Pues 1 peseta ya merece pagarse por recibir las cartas á tiempo. Porque entre el sello, la propina del recadista de la cárcel y la del maletero de la estación, pasan de 1 peseta: los sellos son 2. La carta de mañana (fíjate bien) me mandas como siempre; pero desde el lunes le das al conductor á las 8, sin sello y sin escribir el sobre. Mañana á la una (fíjate bien) mandas á la muchacha á la estación á la una, para recoger mi carta.

El hombre le dará cada día al conductor 2 reales, al recoger tu carta y recibir la mía. Con la misma propina, sin más, traerá y llevará la maleta el conductor. No me dices quién es ese amigo mío que te anunció mi libertad. Es un bromista ó está chifl ado. Mándame su carta el lunes, con el conductor, dentro de la tuya. Sin falta. Agur, maitia. Sabin




Cárcel de Bilbao 11-VIII-1902 Muy amada Niko: Eres muy graciosa tú. Por segunda vez me escribes después de recibir aquella carta rara, y todavía no me dices quién la fi rma. Estoy impaciente por saberlo, porque ó es un bromista ó tiene visos de verdad. En fi n, hoy al mediodía, cuando José me traerá tu carta y los periódicos de Madrid, veré quién ha sido ese amigo. Creo que en tu carta me dices que son dos. Ni remotamente puedo imaginarme quiénes puedan ser, porque nadie me ha dicho tampoco nada. Creo que la fi rma será falsa y te han dado una broma. Si es así, verdaderamente que ha sido broma pesada. Un diputado, amigo de los caciques, le ha dicho á mi procurador, en conversación de amigos, que ya saldré hacia el 8 de Septiembre, es decir, cuando venga el rey. No sé lo que tendrá eso de verdad. Paulina también me escribe diciendo que tiene noticias de que se va despejando el horizonte. Yo nada creo ahora hasta recibir el parte de libertad de la Audiencia.
El sistema éste de los conductores es el gran sistema. Tú no dejes de mandar á la muchacha á la estación á tiempo. Ellas no tienen que molestarse nada: meter en el bolsillo las cartas que les dan, y entregar las que les pidan: nada más. ¿Tú te has cansado ya de escribir todos los días? Las horas de trenes han cambiado mucho. Ya me ha traído Grijalba la nota. Esa sería la causa del retraso de muchas cartas. Tuyo Sa

Cárcel de Bilbao 50 12-VIII-1902 Muy querida Niko: ¡Por Dios, Niko, por Dios! No [...] las cartas y conductores. Voy á explicarte otra vez. Si no en [...] vez y otra y otra, todas las que te hagan [...] bien claro. El tren que sale ahí a las 7 […] 10 menos cuarto. Luégo sale de aquí á las [...] Pues bien: tú mandas á [...] […] te ruego, te ruego queme mandes [...] ¡Qué gogo tienes! (…) carta del sábado ya he encontrado en la camisola. Tengo ganas de ver esa dichosa carta del amigo[...] días que está en tu poder, y todavía no [...] [...] abrazo Tuyo Sabin


Cárcel de Bilbao 15-VIII-1902 Muy querida Niko mía: Pero, corona mía ¿por qué estás triste? Yo creo que á tí te dan noticias malas que son puras mentiras. Acabo de recibir la maleta y la carta y no puedo [...] sin escribirte. Te escribo ésta, aunque no te llegue á tiempo. Yo creo, pues, que á tí te dan malas noticias personas insustanciales. No les creas nada. A nadie le creas, [...] á mí. Yo soy el único que te quiere de veras, y el único que […] .decirte la verdad. ¿Es que temes que siga yo aquí mucho tiempo? ¿que temes que este proceso me traerá malos resultados? Pues bien, [...] voy á decir todo claro, porque yo creía que estarías enterada, pero veo que no te dicen más que exageraciones y mentiras. Mira y atiende bien á lo que voy á decirte. Todavía no me han juzgado. Lo más pronto que podrán juzgarme es el año que viene, hacia la primavera. Entretanto, han decidido que esté en la cárcel. Pero cualquier día pueden ponerme en libertad, dejándome libre hasta el día que me juzguen el año que viene. Pero ¿me tendrán aquí hasta entonces? No, seguro es que no. Probablemente me soltarán á primeros del mes que viene, cuando esté el Rey en Bilbao. Esto dice todo el mundo. Un diputado que es amigo de nuestros enemigos le ha dicho al procurador mío que para el 8 de Septiembre ya estoy en la calle. Paulina me escribió el día pasado, diciéndome que la cosa se va despejando. Además, ya tienes la noticia de Artaza. Todas las señales que hay son, pues de que á primeros del mes que viene estaré en casa. Pero bien: ¿después se me juzgará el año que viene? Seguro que no. No les conviene juzgarme, porque el juicio metería ruido, y esto no les conviene á ellos, porque ya saben bien que no he cometido ningún delito y que nada pueden hacerme. Yo sé que los jueces piensan así y [...] todos que no hay delito para juzgarme. Pero supongamos que el juicio sea el año que viene […] en el juicio. Seguro que no, porque no hay delito [...] no me darían ningún castigo, y que del juicio volvería yo á (casa?)
Habrás oído tú á lo mejor que piden 6 años de presidio […]. Pero es que no pueden pedir menos; porque si piden menos, no les permite la ley tenerme en la cárcel ahora. Como ellos no pueden castigarme en juicio, lo que hacen es tenerme ahora aquí; y como no pueden tenerme aquí si piden menos que 6 años, por eso piden 6 años. Es decir: que ahora me castigan con estos 3 ó 4 meses que me han tenido, y después ya no hay juicio. Ya quedan satisfechos con esto. ¿Has entendido bien, corona? Pues no hay más que eso. Ya ves que no hay motivo para apurarse. Estáte tranquila, pues pronto nos veremos en casita, y después ya no habrá nada, porque no habrá juicio. Además: después de esto ya nunca más en toda mi vida me veré en estas cosas, porque el partido nacionalista morirá este mismo año y los nacionalistas se harán españolistas. (De manera que no?) habrá más cárceles y juicios para ellos. Yo me retiraré á casa, á descansar, y ya no habrá peligro ninguno para mí. Viviré con mi mujercita tranquilo, tranquilo y feliz. Estate pues, tranquila y con sosiego y calma. Mañana te escribiré á la hora de siempre. Tuyo Sabin (15-8-1902 )





Cárcel de Bilbao 17-VIII-1902 Mi queridísima Niko: Me dices que el perro está en malas circunstancias. ¿Tiene algunas señales de enfermedad? Dime en tu primera carta. ¿Chino no ha sentido nada? Si tienen señales, por Dios, no os descuidéis. Si alguno se descuida y es mordido, que venga enseguida á Bilbao. Yo le daré tarjeta de recomendación para el médico y el boticario que curan la rabia. Son amigos míos. Acudiendo á tiempo, es seguro curarse. Pero si se deja pasar tiempo, se muere sin remedio, y con una muerte muy terrible. Tener, pues, mucho cuidado, y si alguno se descuida, que venga sin perder tiempo.
En cuanto den señales claras los perros, que es cuando no quieren comer nada, porque no pueden tragar, y se esconden del amo, entonces enseguida matarles sin compasión, porque no hay remedio. Si se les deja y luego les da el ataque de rabia, son capaces de romper la cadena, porque tienen la fuerza de un loco. Por segunda vez te pido que me mandes el anillo de los esponsales dentro de la carta. Es para hacer el de boda, pues ahora tengo tiempo, y te llevaré á casa el mes que viene. No es broma, si de veras. Tú tomas á broma sin [...]. Lo que era broma era aquello del embarazo. Es decir, era verdad que me dijeron, y yo te hablé de ello en broma. Pero tú, Kokotxi, no me has contestado nada. ¿Es verdad? ¿Tenemos chenche? No te mando yo visitas, corona. Ellos me dicen. ¿Yo qué voy á hacer? Ten paciencia, encanto. Te pregunté si Leon estaba en Pedernales. No me has contestado. Cuando voy á ésa, tengo que visitarle, y esto ya me disgusta, pues la gente creerá que es amigo mío. También tengo que visitar á Santos, Ignacio, Besanguiz, Pedro, Tiburcia y Portugalete, que son los que me han visitado ó escrito carta. El primer día voy á hacer todas esas visitas, para quedarme libre luego. ¡Qué bien vamos á andar! ¿eh minin? Ya verás qué expediciones hacemos. Vamos á divertirnos más que nunca. Me ha escrito Paco y entre otras cosas me dice que María te ha escrito, y que no ha recibido todavía contestación tuya. Aquí te mando sobre si quieres escribirle. No te olvides de darle recuerdos para Paco y muchos besitos á Marichu. Adiós, cariño. […] á los padres y hermanos. Si te pasa algo, me cuentas, claro. Sabin





Cárcel de Bilbao 19-VIII-1902 Muy querida Niko mía: Recibí la tuya de ayer, pero no me dices si el 17, domingo, recibiste dos cartas mías. Dos te mandé: una por correo el 16 por la noche, y otra en la maleta el 17 á la mañana. Dime si recibiste la del correo. No digas que me engañan. No pienses que sin escribirte María, Paco me haya dicho que te escribió. No se debe pensar mal, corona: lo que debemos pensar es que se ha perdido la carta. Y no es raro desde Santurce á Pedernales. Hoy he escrito digo, ayer, á Paco, en contestación á una suya, y le he dicho que tú no has recibido la carta de María, y que se habrá perdido. Ellos, en la carta de Paco, me daban muchos recuerdos para tí; y yo, en la mía, les he dado los tuyos, diciéndoles que les aprecias mucho, como es verdad. Portugalete no me ha visitado, es verdad pero me escribió una carta muy atenta, por sí y por el Ayuntamiento, ofreciéndose todos á pedir mi libertad al Rey, si yo les daba permiso. Ya ves, la Diputación no se atreve á tanto, y esas cosas hay que agradecer. Ayer estuvo á visitarme Casimiro de Goitia, tu primo de Gernika. Me dijo que te visitará. No sé cómo le voy á mandar á Endaya á ésa, pues como estos días son de fi estas y va mucha gente á la sociedad, tiene mucho que hacer allí y no puede dejar el servicio. Yo ya quisiera cuanto antes mandarle á ver los perros y traerme los datos necesarios. Quiero evitar una desgracia. El perro rabiado, si no se vigila ó guarda bien, á lo mejor hace un disparate, y luego el remedio es difícil. ¡Suceder eso estando yo aquí! Si yo estuviera ahí, ya sé conocer al perro, y pronto le notaría si tiene algo, y le pegaría un tiro. Si le notáis la menor señal á Ogei, ya podéis matarle sin compasión. Lo mismo debéis hacer con Chino.
Alégrate, minín. Cuando salga de la cárcel, tendremos una temporada de paseos por Sobrón y otros puntos. Después, en casita quieto, haciendo el programa del nuevo partido, y luego de unos meses, á casita; y en paz en casita sin meterme en más líos: porque ya sabes que nuestro partido desaparece, para formar otro. Conque alégrate. Desde que salga de aquí le tendrás á tu maridito á tu lado. Recuerdos á los padres y hermanos. Tú recibe un beso. Sabin Con la carta recibí el anillo: ya que á tí no te tenía, le dí un beso al anillo.Y he mandado hacer el nuevo.




Cárcel de Bilbao 30-VIII-1902 Mi amadísima Niko: Tú vives un día adelantada. Ayer creías que estábamos á 30. No, minín, hoy estamos. ¡Qué ganas tienes de que pase el tiempo! El jueves llega el Rey á Bilbao. Todo Bilbao está revuelto, recogiendo fi rmas para pedir mi libertad. No dirás que no hay personas que me quieren. Curas y todo el mundo, de cualquier clase de ideas, están fi rmando. De los pueblos también mandan muchas fi rmas. De Bermeo, Mundaka, Gernika, Elantxobe, de todas parte. Ya ves si tu marido es apreciado. No te dé orgullo. Si te gusta eso, ofrécele esa satisfacción á Dios, que á él le debemos todo. Están recogiendo fi rmas para presentar al ministro de Justicia, y también para presentar al Rey. Muchos miles de fi rmas se presentarán. Te advierto que las mujeres son las más entusiastas. ¿Tienes celos? No, pero no fi rman las mujeres.

La gente está muy excitada. Nunca les he visto á mis amigos y á todos los nacionalistas tan entusiasmados. Si no me dan ahora la libertad, creo que la despedida que tenga el Rey no será muy cariñosa. Este entusiasmo de la gente les va á dar mucho que hablar á los periódicos de Madrid. Los sobrinos están excitadísimos. Paca estaba el día pasado furiosa. En fi n, todo el mundo está desconocido. No parecen los mismos. Hay tanta gente que reza por mí, que al fi n no tengo más remedio que salir á la calle, y en triunfo. Ayer á la tarde, unas pescaderas bermeanas entraron en la huerta de la cárcel á vender sardinas á las monjas; y la más vieja le preguntó al preso cocinero por mí y estuvieron hablando un rato. Yo estaba cerca de la ventana, y me vieron. Ya te enseñaré quiénes son esas pescadoras. Cuando esté ahí, les pienso mandar alguna cosita por haberse acordado de mí. Esa pobre gente es todo corazón. Adiós, cariño mío, da recuerdos á los padres y hermanos, y tú recibe un abrazo Sabin




Cárcel de Bilbao 11-IX-1902 Muy querida Niko mía: Dámaso de Arana no pudo ser el amigo que dices, porque Dámaso es fl aco, sí, pero tiene toda la barba, grande y negra. Del apellido Uribarren no viene á visitarme más que un joven alto, fl aco, de un poco bigote negro, y ojos negros. No sabe euskera. Si es este Uribarren, es buen muchacho, de familia muy cristiana y buen amigo mío. Viste traje claro y tiene voz gorda. Es de sombrero. Pero este Uribarren que conozco no vino á visitarme el martes, ni ayer tampoco. Le he mandado á preguntar á ver si ha pasado por Pedernales uno de estos días. Díme qué te habló y entonces podré decirte si es ó no amigo mío.
Dame también las señas siguientes: ¿Alto, ó bajo, ó regular? ¿Bigote negro ó rubio? ¿Habla euzkera ó no? ¿Trae sombrero ó boina? Con estas señas, si es amigo mío, ya podré saber quién ha sido. Dar un nombre en Arrospe y otro á ti es lo raro. Un amigo no es lo natural que haga eso. Ayer estuvo aquí Alfredo. Vino donde Perico porque á un perro rabiado le había pegado con la mano en el morro. Como no le ha hecho herida, le ha dicho Perico que no tiene cuidado. El perro era aquel chiquito blanco de D. Julian el cura. Ya le han matado. Alfredo no sabía que estaba rabiado. Dicen que andan por Forua perros rabiados. No vayas por allí por si acaso. Me ha escrito Gangoiti y me dice que un día de éstos te visitarán. Alfredo me ha contado que Higinio le agarró al carabinero que estaba armado. Pues si eso ha hecho, buena le espera, si no tiene buenas infl uencias. El no ha sabido respetar la propiedad ajena, y ahí tienes: tampoco á la suya le han respetado. En fi n, debemos desear que le saquen cuanto antes de la cárcel. El día pasado le mandé yo con D. Fermín dos puros. Cuando bajo á la visita y subo no le suelo ver. El anda libre por toda la cárcel, como yo estuve la otra vez. El sábado mándame en la maleta aquel libro gordo que solía llevar algunas veces á misa, que tiene dorado el canto y roto el broche. Te mando en ésta 100 pesetas, pues creo te harán falta. Pídeme más, si necesitas. Adiós, encantito. Recuerdos á los padres y hermanos. Tú recibe un besito. Sabin





Cárcel de Bilbao 17-IX-1902 Mi queridísima Nikochu: Me escribes que has tenido anginas y que ahora tienes constipado de cabeza. Cuídate, cariñito. No te mojes los pies, y si los mojas, múdate enseguida las medias. Este verano vas á pasar sin tomar baños, y ya siento. Teniendo el agua junto á la casa, te quedas sin baños. Has hecho muy mal, porque los baños de mar, tomando cortos, fortifi can mucho, dan mucho vigor al cuerpo. Todavía tienes tiempo, si se te pasa el constipado. En todo este mes se toman baños, y dicen que son los que más aprovechan los de ahora. Me dices que la madre de Zabala está muy mal. La pobre, no perderá mucho con ir de este mundo. ¡Casarse el hijo, para ella ir á vivir con una hermana! Así es este mundo. Criar y educar los hijos, y luego éstos dejar sola á la madre. Yo creo que en esa familia hay poco cariño. En fin, ellos harán lo que les parezca. Cuando yo me acuerdo de mi madre, me parece imposible que sucedan esas cosas. Pero no hablemos de las cosas del prójimo. Si á tu madre alguna vez le falta el padre (que Dios quiera sea lo más tarde posible) ya sabes que tendría en nuestra casa cama y mesa y gente que la atienda y sirva. Yo creo que cuantos más años le pasan á uno, más se les quiere á los padres. Cuando joven es uno más distraído y no considera lo que son los padres y el cariño que se les debe tener. Hoy ha estado aquí Allende  el Diputado provincial á visitar á Higinio. Después ha subido á verme á mí también. Me ha dicho que esta semana probablemente le sacarán á Higinio á libertad provisional. Puede ser así. Pero también puede no ser. Todo depende de que el capitán de carabineros tenga poca ó mucha fuerza en Burgos. Luis me escribe que ayer salieron para Lurdes, toda la familia, para hacer la consagración de todos á la Virgen, como nosotros hicimos.

Ya te acordarás, que pusimos el escrito dentro de un corazón de metal amarillo. Hoy á la tarde están de vuelta en casa. Cuídate, encanto mío, y ofrécele á Dios todas esas cositas. Ya me dijo el padre que has puesto muy bien toda la huerta y que tú te has puesto muy negrita. No hagas caso, ya sabes cuánto te quiero yo aunque te pongas fea fea. ¿No es así, minin? Te mando un beso. Sabin




Cárcel de Bilbao 29-IX-1902 Muy amada Niko mía: Me preguntas si te perdono y si estoy de mal humor por aquellas palabras. Yo te perdono, cariñito, con toda mi alma. No estoy de mal humor. Aquello ya pasó: sentí mucho, me dio tristeza; no mal humor. Otra vez no me dirás esas cosas; ¿eh, encanto? No tienes razón ni motivos para decirme esas cosas, que pruebas te doy de que te quiero. Si andabas así con las misas y puedes oir en Busturia, has hecho bien en dejar. Ya es lástima porque era ofrecerle á Dios todos los días el Santo Sacrifi cio para que nos acompañe especialmente en esta ocasión. Porque ésta es ocasión de muchas tentaciones: tentación de impaciencia, tentación de tristeza y de perder la confi anza en Dios, tentación de formar malos juicios de las personas, tentación de sentir rencor al prójimo, tentación de sentir deseos de vengarse, y otras muchas tentaciones. Por eso, ahora es cuando más ayuda necesitamos de Dios, no precisamente para que nos libre de esta calamidad, pues Él sabe lo que hacer, sino para que nos podamos sostener sin ofenderle, y le agrademos. Pero si unos días dejaban de ir á decir misa, otros días iban dos y así, bien has hecho en suspender. ¡Qué vamos á hacer! De vez en cuando mandaré unas misas á un convento, y con esto será lo mismo.

Hoy mando hacer cuatro armarios para libros. Me tardarán en concluir unas tres semanas. Son lisos, lisos, sin ningún adorno, pero muy cómodos. Me llevarán unos 20 duros por cada uno. El arreglo con los franceses para el arriendo de las minas de hierro, lo veo muy oscuro. no sé si haremos algo. Anteayer, sábado, Aramburu el de los vinos, que ya sabes que de pobre ha pasado de repente á muy rico, se me ofreció sin decirle yo nada á ayudarme en lo que quiera yo, diciéndome que, si alguna vez me hace falta dinero, le diga con toda franqueza. Ya ves si es buen amigo. Otros, cuando se hacen ricos, suelen escaparse de uno, por temor á que se les moleste con peticiones. ¿Qué tal andamos de palomitas? ¿A que se te han muerto las pospoliñas? Te apuesto una peseta. Mañana serán cuatro meses que salí de casa y entré en la cárcel. Mañana, pues, especialmente debes ofrecer á Dios esta tribulación, poniendo en sus manos tu corazón, y diciéndole que haga con él lo que quiera, pues todo lo que Dios quiera será bueno. Haz así, coronita, y te querré cada día más. Antes hice cuatro meses y medio justos. Ahora algunos creen que no llegaré á eso, otros creen que pasaré. Yo no me apuro, estoy contento con lo que Dios quiera. Recuerdos á padres y hermanos. Tú recibe un besito Sabin



Cárcel de Bilbao 30-IX-1902 Muy querida Nikochu mía: Son las ocho de la mañana, y á esta misma hora me despedía de tí hace cuatro meses, para venir acá. ¿Te acuerdas cómo saliste á la ventana y te hice adiós desde el tranvía?

¡Bendito sea Dios que nos ha conservado la salud! ¡Más bendito sea porque, en medio de esta pequeña tribulación, nos manda gracias que nos sostengan! Así podemos aprovecharnos de esto que nos parece un mal, para convertirlo en un gran bien, como es el de agradar á Dios. ¡Adelante, cariño mío, adelante! Tengamos fe y hagamos fi rme á las tentaciones del enemigo del alma, pidiendo al Señor nos dé su gracia para servirle, y ofreciéndole todas las calamidades tranquilos y gozosos. Verás así qué felices nos sentimos dentro. Me dices que Pascasia está enferma de viruela. Eso no es suerte, corona mía; esas son cosas de Dios. Con esas cosas Dios prueba, manda avisos, aparta del camino que se ha empezado, ó hace otras cosas así. Supónte tú que Dios le manda esa enfermedad como prueba: si la lleva con paciencia, para darle la vocación. Ya ves que no es mala suerte, sino muy buena, pues que Dios se acuerda de ella. Supónte tú, en cambio, que Dios le ha mandado esa enfermedad para apartarla del camino que quiere seguir: y supónte que se queda delicada y ya no la reciben en el convento. Ya ves que tampoco es mala suerte, sino muy buena, puesto que es señal de que el convento no es su vocación, y porque ella quiere entrar, le manda Dios una cosa que le impida aunque ella quiera eso, y es porque Dios la aprecia. En ninguna de las cosas de este mundo hay buena ni mala suerte: en unas nuestra voluntad ha sido la causa, en otras la voluntad de Dios. Y en el caso en que está Pascasia, una enfermedad así no es suerte, ni buena ni mala, sino una visita de Dios, que si ella aprovecha le servirá de mucho. Supongo que la visitará Arriandiaga y que éste ya habrá prohibido salir de la casa á la que esté ya dentro. Pero, por si acaso, te digo que tengas mucho cuidado con las ropas y con las muchachas. Si Tiburcia anda cuidando á la enferma, no sé cómo podrán las muchachas entrar en casa. Solo el rozar las sayas una con otra es malo; el darse la mano; el tomar en las manos alguna cosa que ha tenido Tiburcia; de cualquier modo se contagia. Un alcalde debe prohibir salir de la casa á ninguna persona, ni sacar ninguna cosa; pero el de ahí no sé lo que hará. No parará con Pascasia la cosa; ya caerán más personas, si no ahora, en el invierno, pues los bichos viven mucho tiempo. Tener mucho cuidado con las ropas. No las lavéis en los ríos de ahí. Tener cuidado también con el agua que lleváis á casa, aunque sea solo para las palomas. Saber de dónde llevar.
Esa viruela que tiene Pascasia es probablemente la misma que estuvo en Mundaca hace unos cuantos meses. Ya ves cuánto habrán andado los bichos, cuantas sayas y cosas, para llegar á ella. Ten mucho cuidado, cariño, y dales á las muchachas órdenes muy severas. Si alguna ropa nuestra ha planchado Pascasia dentro de los ocho días ó diez días antes de caer enferma, haz lavar otra vez. Ya sé que estás mal de ropa, encanto. Te hace falta un traje y dos abrigos de mangas: uno para casa y día de labor; y otro para los domingos. De comprar ó de hacer, no hagas chocholos, sino buenos, lo mismo el vestido que los abrigos. Algún día no tienes más que entenderte con Jesusa ó con Abe para venir á Bilbao, y comprar las telas y encargar hacer traje y abrigos. Cuanto antes, mejor, porque en Octubre no habrá una modista que tenga tiempo. Ven cuanto antes, antes de necesitar ropa de invierno para venir. Si es la capa negra la que piensas teñir, es tontería, porque tienes muy estrecha. Cuando pasen estas lluvias, hará tiempo templado, y entonces puedes venir, aunque sea de mantilla, como tú quieras. Aquí, también la mujer de Solozábal te acompañaría con gusto á las tiendas. Digo esto porque tú te conformas enseguida con lo que te presentan. Yo no necesito por ahora ropa. He quitado la chaqueta blanca y he puesto la del traje chocolate de verano. Después de éste, tengo otro un poco más gordo, que es el azul. Lo que necesito es la alfombrita de la mesa de escribir, para los pies. Me puedes mandar en la maleta el sábado. Además, por si acaso refresca el tiempo de repente, me puedes mandar un interior de invierno y un par de calcetines. Con eso estaré preparado para los primeros fríos. Ya creo que comprendes que ese interior y ese par de calcetines es para tener aquí por si acaso. Lo demás, me mandas como hasta ahora, de verano, todo completo. Hace un año, ya estaba enfermo. ¿Te acuerdas?
Esa enfermedad me ha acabado. Ninguna me ha durado tanto. Los médicos no me conocieron. Creyeron que estaba ya todo, sacando aquello, pero la cuestión era saber cuál es la causa. ¡Qué médicos! Ahora que se sienten los primeros fríos me acuerdo de que nos hace falta casa para el invierno. ¡Si D. Antonio quisiera dejarnos la suya! ¿Ya crees que, pagándole la renta en otra casa, nos dejaría? Ahí tendrás mucho frío ¿verdad minín? Hoy concluye el mes. Ya marcharán pronto los de Bajineta; pero ahora no debéis trasladarte hasta que haya concluido la viruela. Díme qué piensas hacer, encanto. Recibo de tí el primer beso desde que estoy aquí. Te lo pago con tres yo, cariño mío. Sabin




Cárcel de Bilbao 1902-X-8 Mi queridísima Nikochu: Ya te dije que yo no te mandaba esa visita. Pertica me dijo que iban á verte, y yo no podía decirles que no vayan. Para estas horas estará ya en Arrospe-gana Grijalba con Higinio, buscando los planos y el libro. Le he dicho que coma en la taberna, para que no te dé trabajo. Díme dónde te retratarías. No te olvides. La familia de Paca ya hace días han venido á Bilbao. Hoy creo que vendrán Paca y las hijas á visitarme. Los chicos ya han venido. Desde hoy tendré una hora al día para andar por todo el terreno de la cárcel; por el jardín y por la huerta. Ya ves que me tratan bien. A las once salgo hoy. Pero desde mañana saldré enseguida de comer hasta las dos. Ayer me dijo el Director que se me permitía eso y que eligiera la hora.
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¿Sabes cómo me han concedido eso? Un amigo escribió al Presidente de la Diputación, pidiéndole que me consiga eso, pero no fi rmaba la carta. El Presidente le llamó al Director de la Cárcel, encargándole que hiciera lo posible; el Director pidió permiso á la Audiencia, y ésta me ha concedido. Ayer, después de darme esa buena noticia el Director, supe en la visita de los amigos, quién había sido el de aquella carta: ha sido Alfonso de Larrea, mi sastre: es un joven, buen muchacho, que me visita casi todos los días. A él le debo, pues, eso; que no es poco. Hoy me van á poner la estufa en mi cuarto. También en la sala del criado. Como esta casita destinan á presos políticos, que deben estar separados de los demás de robo, de crimen etc., ponen estas estufas. Ya ves cuántas comodidades. Ya te dije que mi juicio será el 7 del mes que viene. Como no me dices nada, me parece que no me has creído. Pues créeme, porque te digo de veras. Hasta ahora, sólo á tí y al procurador os he dicho. Y como es seguro que me absolverán es seguro que ese día te estrecharé en mis brazos. Alégrate, pues, minín, que ya poco falta. Hoy ó mañana les escribiré á los hermanos esa noticia. Haces bien en no ir ya á Arrospe-gana. Espérame ahí, é iremos los dos juntos, dentro de un mes, que pronto pasa. Recuerdos á los padres y hermanos Sabin




Cárcel de Bilbao 1902-X-13 Muy querida Niko mía: Me escribes apurada por la carta mía del sábado, pero no tienes por qué apurarte.
Ya te dije que no te escribía enfadado, sino con cariño, y porque te quiero más y mejor, que ningún marido quiere a su mujer. Pues si esas cosas y advertencias que son de verdadero amor y cariño te ponen triste, no sé cómo te puedo hablar. Mil veces te he dicho que esas advertencias recibas con calma, como consejos de quien te quiere bien; pero tú todavía no me das ese gusto. ¿Cuándo aprenderás eso? Tú serías capaz [...] Jesús se te apareciera y te dijese: Hija mía; se [...] ama a tus enemigos; perdona á los que te ofenden; dales tú bien por el mal que ellos te hacen; pórtate tú bien con todos, aunque se porten mal contigo. De ese modo me agradarás mucho. pero si no haces así, sentiré mucho. Si Jesús te hablara así, ¿tú serías capaz de ponerte triste y enferma, en vez de agradecerle esas palabras de amor? Pues bien, esto haces conmigo. ¿Por qué no recibes mis palabras con calma y contento, puesto que te hablo así porque te quiero y sólo porque te quiero? En vez de ponerte triste, debieras alegrarte, y en vez de enfermarte debieras […] diciendo: ¡ cuanto me quiere mi marido pues siempre me está dando los buenos consejos! ¡Cuánto se interesa por mí!¡Cuánto […] porque yo sea digna digna sierva é hija del Señor! Gracias le doy [...] que me ha dado un marido que me quiere tanto y que me [...] Si así recibieras mis consejos, [...] yo contento y sobre todo Dios contento de nosotros dos. Así haz, pues, queridita mía, y cada día te querré yo más y Dios te premiará en este mundo y en el otro. Me dices que no tienes ninguna carta de María para contestar, y esto sí que no entiendo yo. El 2 de Septiembre me dijiste que habías recibido carta suya. El 8 me dijiste que todavía no le habías contestado. ¿Es que ya le contestaste? Pues si no me has dicho nada tú. Pues si le has contestado ya, dime y perdona todo, puesto yo te dije en la creencia de que no le habías escrito todavía. Los […] tripas? Dime. Y si te sientes mal y no comes ¿por qué no llamas al médico? ¿Quieres que yo le escriba que te visite? Dime sin falta y no andes en tonterías de niña diciendo que no quieres médicos. Dios te obliga á no abandonar la salud. ¿Me quieres enfadar? Ahora no me digas, pues, que ya se te ha pasado. Después de recibir tu carta de mañana, escribiré al médico de Arteaga, para que de una vuelta por ahí.
Ayer dí en el jardín un paseo de una hora, á paso largo, de modo que anduve legua y media cerca. Estoy fuerte. Hoy hace hermoso tiempo. ¿Ya te has retratado encantito? [...] pronto y mándame. No te olvides de decirle al fotógrafo […] el retrato ni mucho ni poco. Adiós, encantito, coronita, pimpinito, […] besito cariñoso. Sabin
Data gabeko gutun zatiak 52 Si yo hubiese cometido algún delito, estaría aquí por mi culpa. Pero aun entonces, ya era tiempo de que mi mujer me [apurturik]. ra al ver que llevo ya cuatro meses. Pero no cometí ningún delito, y estoy aquí injustamente. Por qué me dices, pues, que he hecho mal en casarme, casi que te he engañado y que no me porto como marido, sino que te trato como esclava? Mira: te voy á recordar un pasaje de la vida de Jesús, y ya sabes que á Jesús debemos todos imitar. Un día, teniendo doce años nada más y estando, por tanto, sujeto á obedecer á sus padres, se escapó de ellos, sin decirles á donde iba, y se fué á la iglesia. Allí estaban discutiendo los grandes sacerdotes acerca de las verdades de la Religión. Jesús se puso entre ellos y les cantó las verdades hablándoles sobre la Religión. Sus padres, cuando se volvían á casa, iba la Madre con las mujeres, y San José con los hombres. Al llegar á casa y ver que el niño no estaba con ninguno de ellos volvieron atrás afl igidos, pero no lo encontraron. Pasó una noche. Llegó el día siguiente, los padres le buscaban al hijo por todas partes, y nadie les daba noticia ninguna. Llegó otra noche y pasó. Vino el siguiente día, y la Madre y su Esposo [...] á Jerusalen otra vez entraron en la iglesia, y allí le encontraron al hijo discutiendo con los sabios. Ya ves siendo de doce años, Jesús se escapó de sus padres […] nada, y pasó fuera [...] tres días y dos noches. Cuando le encontraron la Madre le dijo:
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—Hijo mío, tu padre y yo te andábamos buscando por todas partes, afl igidos —…… Pues bien: eso mismo te diré yo a tí. -¿A qué te apuras? ¿No sabes que estoy [...] mi deber? ¿No sabes que quiere Dios de mí? Otro caso te contaré: Un día estaba Jesús entre sus discípulos predicando y haciendo milagros. Se le acercó uno de uno de los apóstoles y le dijo: —Señor: tú Madre y tus parientes están allí esperándote. ¿Sabes lo que le contestó? Pues esto: —Mi madre y mis parientes son aquéllos á quienes debo instruir en las verdades de la Religión. Pues bien, querida mía, yo también te diré: —Mi gusto sería estar contigo y no separarme de ti, cuando por cumplir mi deber me tengo que separar, debo dejarte, querida mía para ir á cumplirlo. Creo que con lo dicho te habrás convencido de lo grande y […] que es el amor que te tengo, y de que sólo el amor que tengo á Dios me puede separar de tí. No te apures: que tú y yo cumplimos nuestros deberes que es lo que más deseo en este momento, ya llegará el día que nos [...] cielo, felices y para no separarnos nunca. Te mando ahí un billete de 100 pesetas. No sé si […]. Dime cuánto quieres que te mande cada semana pues las misas…… Sabin

a gabeko gutun zatiak  Si yo hubiese cometido algún delito, estaría aquí por mi culpa. Pero aun entonces, ya era tiempo de que mi mujer me [apurturik]. ra al ver que llevo ya cuatro meses. Pero no cometí ningún delito, y estoy aquí injustamente. Por qué me dices, pues, que he hecho mal en casarme, casi que te he engañado y que no me porto como marido, sino que te trato como esclava? Mira: te voy á recordar un pasaje de la vida de Jesús, y ya sabes que á Jesús debemos todos imitar. Un día, teniendo doce años nada más y estando, por tanto, sujeto á obedecer á sus padres, se escapó de ellos, sin decirles á donde iba, y se fué á la iglesia. Allí estaban discutiendo los grandes sacerdotes acerca de las verdades de la Religión. Jesús se puso entre ellos y les cantó las verdades hablándoles sobre la Religión. Sus padres, cuando se volvían á casa, iba la Madre con las mujeres, y San José con los hombres. Al llegar á casa y ver que el niño no estaba con ninguno de ellos volvieron atrás afl igidos, pero no lo encontraron. Pasó una noche. Llegó el día siguiente, los padres le buscaban al hijo por todas partes, y nadie les daba noticia ninguna. Llegó otra noche y pasó. Vino el siguiente día, y la Madre y su Esposo [...] á Jerusalen otra vez entraron en la iglesia, y allí le encontraron al hijo discutiendo con los sabios. Ya ves siendo de doce años, Jesús se escapó de sus padres […] nada, y pasó fuera [...] tres días y dos noches. Cuando le encontraron la Madre le dijo:
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—Hijo mío, tu padre y yo te andábamos buscando por todas partes, afl igidos —…… Pues bien: eso mismo te diré yo a tí. -¿A qué te apuras? ¿No sabes que estoy [...] mi deber? ¿No sabes que quiere Dios de mí? Otro caso te contaré: Un día estaba Jesús entre sus discípulos predicando y haciendo milagros. Se le acercó uno de uno de los apóstoles y le dijo: —Señor: tú Madre y tus parientes están allí esperándote. ¿Sabes lo que le contestó? Pues esto: —Mi madre y mis parientes son aquéllos á quienes debo instruir en las verdades de la Religión. Pues bien, querida mía, yo también te diré: —Mi gusto sería estar contigo y no separarme de ti, cuando por cumplir mi deber me tengo que separar, debo dejarte, querida mía para ir á cumplirlo. Creo que con lo dicho te habrás convencido de lo grande y […] que es el amor que te tengo, y de que sólo el amor que tengo á Dios me puede separar de tí. No te apures: que tú y yo cumplimos nuestros deberes que es lo que más deseo en este momento, ya llegará el día que nos [...] cielo, felices y para no separarnos nunca. Te mando ahí un billete de 100 pesetas. No sé si […]. Dime cuánto quieres que te mande cada semana pues las misas…… Sabin